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¿Intervención política en TVN? Una polémica que enreda y opaca la lenta recuperación de la estación estatal PAÍS

¿Intervención política en TVN? Una polémica que enreda y opaca la lenta recuperación de la estación estatal

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Roberto Bruna
Por : Roberto Bruna Periodista de El Mostrador
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Atrás parecen haber quedado los duros años en que el canal estatal sumaba pérdidas y quedaba en el cuarto lugar por sus bajos ratings. Curiosamente, a partir del estallido social arrancó un completo proceso de reestructuración que acabó por sanear las finanzas y recuperar una parte de los altos niveles de sintonía que acostumbraba a tener en los años de la «transición profunda». Sin embargo, el traslado del periodista Matías del Río vino a poner pelos en la sopa a un proceso de reconstrucción doloroso y precario, todo ello a causa de una gobernanza corporativa con excesiva influencia política y una falta de financiamiento que recién ha sido morigerada por la vía de convertir al Estado en su aval. “El problema fue el timing», dicen algunos conocedores de la interna sobre el movimiento que afectó al profesional, decisión que muchos juzgan como resultado de una funa. «Con tanta mala pata que justo después apareció lo de Nivia Palma en Twitter y, como era de esperar, desde la oposición vieron una oportunidad y la aprovecharon relacionando este alegato que ella hizo público con lo de Matías del Río, que fue una decisión que se tomó antes. Todos harían lo mismo (aprovecharse políticamente) en todo caso, más en un periodo electoral”, añade otra fuente.


Dicen que en Televisión Nacional de Chile (TVN) a cada tanto se registra una polémica real o inventada que distrae los esfuerzos orientados a sacar adelante a una empresa que, hasta hace unos tres años, se encontraba en un estado de calamidad marcado por las deudas y los programas con bajo rating. Lo anterior –dicen los conocedores de la interna del canal– obedecía a una mezcla de causas, en especial dos: su carácter de “canal público” en circunstancias que no recibe aportes del Estado y, más importante, una lógica de cuoteo binominal que le ha restado flexibilidad para hacer frente a los cambios epocales y que, para colmo, terminó de quebrar con el estallido social.

“Poco antes del estallido ya cerrábamos con pérdidas de unos 10 mil millones de pesos al año”, recuerda un trabajador, quien habla en primera persona plural porque, con su larga permanencia en TVN, ya se siente parte de una familia que, en su hora más oscura, llegó a perder a casi la mitad de sus miembros. Personas que han participado de su conducción coinciden en que su estatuto redunda en una escasa elasticidad para hacer frente a una época de enormes adelantos tecnológicos. “De hecho, la empresa fue una de las últimas en asumirse como multiplataforma, mientras los otros canales avanzaban firme en ello”, señala uno que pertenece al grupo de quienes se inclinan por referir a la transformación digital –y los consecuentes cambios de hábito en consumo de contenidos– como una de las causas de la debacle que afectó a la estación televisiva.

Esa es una mirada. Hay otra de carácter sociológico, si se quiere: “TVN es también el reflejo de esa sociedad que entra en crisis”, apunta un rostro del canal, quien se considera parte de esta menguada familia televisiva. “Lo que le ocurría a TVN era un buen predictor de lo que pasaba en el país. Hay un desafecto que no supimos anticipar, mucha gente que dejó de sintonizarnos porque no encontraba nada interesante en nosotros, porque estábamos pegados con la lógica de los 30 años. Llegamos a estar colistas en el rating y algo de eso todavía ronda en el ambiente. Yo mismo les he preguntado a personas que me digan dos nombres de programas de TVN y la mayoría no le achunta”, añade.

El nombre de TVN vuelve a estar en el ojo del huracán, no ya por los magros resultados que fueron habituales en la última década, sino a partir de la polémica que se abrió con las críticas de una integrante del directorio de la empresa, Nivia Palma, militante socialista, por los desbalances en el panel de «Estado Nacional», el programa de discusión política de canal 24 Horas, lo que motivó una reunión de directorio a efectos de respetar los equilibrios estipulados en sus estatutos.

“Hasta dentro del canal nos dimos cuenta de que no se veía bien que hubiera una sobrerrepresentación del Rechazo. Eso es evidente”, señala un dirigente sindical, claramente disconforme con esta falta de cautela “que se ha visto en otros espacios del canal también”, según reconoce, muy a su pesar. “Igual es un tema de conversación dentro del canal, como lo es también el hecho de que gente de Libertad y Desarrollo tenga prácticamente un asiento reservado porque representan a los empresarios del país”, añade, en referencia a otro tema que también genera críticas y suspicacias.

Nivia Palma no contestó al llamado de El Mostrador para zanjar este asunto y aclarar qué fue lo que se decidió en esa reunión de directorio. Una persona que integró dicha instancia afirma que la discreción es parte de un acuerdo y que nadie puede salir a revelar lo que allí se conversa, mucho menos criticar en público los contenidos de un programa o la decisión del gobierno corporativo. Es más: avisa que la misma Nivia Palma “se cayó feo” al salir a ventilar su malestar por redes sociales sin antes plantearlo puertas adentro. Por cierto: se presume que fue en esa instancia donde se consumó el otro hecho polémico que envuelve a TVN: la salida del conductor Matías del Río de «Estado Nacional», cosa que han desmentido múltiples voces dentro de una casa televisiva agobiada por el fantasma del bajo rating, las deudas, los precarios equilibrios que logra una industria amenazada por internet…

Es que son otras las preocupaciones en la gran familia de Televisión Nacional de Chile, y si bien las hipótesis que refieren a la decadencia del canal son variadas y de distinta profundidad, todas coinciden en que gran parte del problema pasa por su gobierno corporativo. Curiosamente, es el único tema en que coinciden prácticamente todos: trabajadores, ejecutivos, directores, “rostros” y políticos consultados por este medio.

“Hay un tema complicado con esta gobernanza que involucra a dos coaliciones que también entran en crisis y de un sistema de partidos que también está en crisis. La crisis de Chile es generalizada, se ve en todas sus instituciones, y en ese sentido TVN no es la excepción, si consideramos que, por dejar contentos a todos, o por no pisar callos de uno u otro lado, terminamos haciendo una televisión que se quedó atrás”, añade una fuente del Departamento de Prensa. Francisco Vidal, quien fue presidente del directorio en el primer Gobierno de Michelle Bachelet, refiere como epicentro de la debacle a un “directorio que está cuoteado binominalmente en un país que ha dejado, en la práctica, de ser binominal”.

“El directorio tiene siete integrantes, y el presidente del directorio es el único de confianza del Presidente de la República. Los restantes seis deben ser ratificados por 2/3 del Senado, entonces lo que ocurre es que tres van para la derecha y los otros para la izquierda o la centroizquierda”, indica. “Es igual a lo que pasa en el Consejo de Defensa del Estado o el Banco Central”, agrega, sin dejar de mencionar una propuesta para darle un giro a una empresa que resulta ser clave para generar algo más de pluralismo en un mercado de medios signado por la concentración en la propiedad. TVN es un canal público, sí, pero no tiene financiamiento estatal, y ese obligado autofinanciamiento “deja a la empresa en una zona gris, entre lo comercial y lo público. La tensión entre el alma empresarial y el alma política la traiciona y la paraliza, lo que no ocurre en los otros canales”.

“Hay una representación excesivamente política, por lo que sería muy positivo que se modificara la ley para que entren representantes de los trabajadores de la industria: guionistas, productores, actores”, sostiene Vidal. “Por eso es positivo lo que acaba de hacer este Gobierno, que en vez de ubicar a un DC puso al periodista Rodrigo Cid, dirigente sindical, en el directorio”, señala el exministro.

El precario renacer de TVN

El presidente del sindicato 3 de TVN, Sergio Pizarro, refrenda la utilidad de esta iniciativa, una que ha sido clave, dice, para remontar en términos de audiencia y consolidar el proceso de recuperación del canal, uno que tocó mínimos históricos poco antes del estallido social, cuando la estación televisiva arrojaba pérdidas millonarias (cerró 2018 y 2019 con un déficit anual de 10 mil millones de pesos) y sus programas la dejaban, a partir de 2014, en el cuarto lugar del rating, algo impensado en la era dorada del canal, que coincidió con la “transición profunda” de los 90 del pasado siglo y la primera década de 2000.

“Ha sido muy positivo. Nadie mejor que un representante de los trabajadores para saber qué le pasa al canal o cuáles son sus necesidades programáticas u operativas. Eso enriquece al canal. Queremos que se institucionalice la permanencia de un representante de los trabajadores para que tenga voz y voto”, declara Pizarro. Otro anhelo de los trabajadores dice relación con el financiamiento, que es lo que permitiría concretar esa vieja promesa de “canal público” capaz de generar contenidos de calidad. Pizarro recuerda que la estatal reportó utilidades por casi 8.300 millones en 2021, un importante paso sobre los 900 millones logrados en el periodo anterior. Para ello fue necesario un plan de reestructuración que incluyó, además, recortes salariales y suspensión de proyectos con alto nivel de riesgo.

“Este Gobierno nos ha invitado a conversar para ver si avanzamos en ese sentido a través de un proyecto de ley, a ver si modificamos lo que existe o si trabajamos sobre la propuesta que hiciera el Gobierno anterior, que dio un paso importante –y esto hay que reconocerlo– al permitir que el Poder Ejecutivo fuese aval de TVN”, destaca el dirigente sindical. “Al menos podemos ir a la banca y pedir un crédito”, puntualiza.

“Lo bueno es que hoy día el canal logra autofinanciarse. Tiene una deuda, pero como todos los canales y, además, es pagable”, declara Pizarro, quien mira un poco más relajado el panorama interno “después de años muy, muy complicados, con desequilibrios que los terminamos pagando los trabajadores con muchos despidos”, sostiene, en referencia a la hora más oscura del canal, cuando la reestructuración obligó a despedir a más de 160 trabajadores entre finales de diciembre de 2019 y mediados de 2020.

¿Para dónde va TVN? El Mostrador, de hecho, quiso acceder a información bastante sencilla relativa a cuál es el plan de desarrollo, los ejes principales, los objetivos y los plazos para conseguirlos, así como una evaluación sobre su último gran proyecto: el canal cultural NTV (señal 7.2), un canal infantil que ha logrado “funcionar tres años pese a que se le dieron recursos solo por uno”, subraya Sergio Pizarro, lo que es todo un milagro, dice uno de los arquitectos de la inicitiva, ya que “es un proyecto arriesgado que se financiaría solo con publicidad. Y una buena idea sin financiamiento es siempre una mala idea”.

Pese a las gestiones con la Gerencia de Comunicaciones de la estación, El Mostrador no obtuvo respuesta. Una antigua integrante del directorio, hoy de oposición, refiere al origen de este problema: “Hay un problema de falta de transparencia y secretismo pese a que es una empresa ‘pública’. No creo que exista gran conciencia en los directorios sobre la importancia de las normas de buen gobierno corporativo. Hay una mentalidad de menosprecio a este concepto”, sostiene.

Opacidad, gobierno corporativo, falta de financiamiento público y la interferencia política asoman, en síntesis, como las causas de una tormenta que parece amainar en el horizonte. “En realidad, nosotros vivimos años complejos. Muchos. Sin norte, sin claridad, sin nada. Y ahora, como no pasaba hace años, vemos que hay un norte y claridad”, sostiene un periodista. De hecho, en algún minuto se pensó vender el edificio corporativo, cosa que fue descartada finalmente por la expresidenta del directorio, Anita Holuigue.

Y justo cuando todo parecía ir miel sobre hojuelas, vino la polémica que amenaza con emporcarlo todo. Está vivo el debate interno en cuanto a si se respetaron las “orientaciones programáticas” contenidas en el Código de Ética de TVN, redactado bajo la presidencia de René Cortázar, “un libro grande que consagra, entre otras cosas, la necesidad de defender la autonomía del canal más allá de lo que dice la ley”, sostiene una fuente interna. Los tres directores de derecha (Pilar Vergara, Pauline Kantor y Gonzalo Cordero) ya salieron a denunciar el traslado de Matías del Río por razones políticas.

¿Existen esas presiones dentro de TVN? El diputado republicano Mauricio Ojeda es periodista y trabajó en TVN como corresponsal en La Araucanía. Aclara que lo hizo bajo los gobiernos de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera y declara que “jamás recibí una censura ni presión política para desempeñar mi rol de informar”.

“El canal estatal debe seguir siéndolo, pero no puede ser una caja de resonancia y de favores políticos de los gobiernos de turno”, añade, tajante, el exintegrante de la familia de TVN que, hoy por hoy, participa de la Comisión de Cultura, Artes y Comunicaciones de la Cámara de Diputadas y Diputados.

Tan extendido está el diagnóstico sobre los problemas de TVN que existe una mirada transversal sobre las dificultades que implica su extraña hibridación estatutaria, ya que “le impide cumplir su rol público al verse empujado a someterse a reglas comerciales que lo obligan a pelear por rating, con un directorio político que solo hace enfrentar a sus integrantes de forma partidaria”. Lo anterior no lo dice alguien de izquierda, sino el diputado RN Eduardo Durán, también integrante de la Comisión de Cultura, Artes y Comunicaciones, quien cree que, en efecto, “se genera presión política sobre la línea editorial”.

Versiones sobre un “cahuín” sobredimensionado

Lo terrible de las crisis es que incluso las cosas más irrelevantes resultan problemáticas o tienden a amplificar las dificultades existentes. Y la decisión de marginar a Matías del Río del programa «Estado Nacional» llegó como anillo al dedo a quienes desean contaminar una decisión editorial con la discusión política en curso. O mejor dicho al revés: contrabandear en la discusión política una decisión editorial como tantas que se han adoptado en la industria de los medios de comunicación. El tema es importante en la “gran familia” de TVN.

El diputado republicano Mauricio Ojeda va más allá y se atreve a secundar las acusaciones que apuntan a la existencia de presiones en este affaire, algo grave –a su juicio–, pues se “saca a un reconocido y respetado periodista por razones políticas”, en circunstancias que TVN “es financiado con recursos de todos los chilenos y la obligación mínima es que el Gobierno del Presidente Boric respete la libertad de prensa y a través de la directora designada (Andrea Fresard) rectifique el grave error que acaba de cometer”.

¿Es el traslado de Del Río una decisión del directorio a instancias de La Moneda? Personas que han participado en el directorio desmienten tajantemente la veracidad de la hipótesis. “La Ley de TVN es de 1992 y fija un directorio binominalizado de siete integrantes: la presidencia más seis directores”, recuerda Francisco Vidal. “Hay dos cargos que son clave: el presidente ejecutivo y el director de prensa, pero para sacar a cualquiera de los dos se necesitan 5 votos. Yo tenía ganas de echar a Daniel Fernández de la presidencia ejecutiva, pero tenía que alinear a los tres de centroizquierda y a uno más del bloque de derecha. Para echarlo tenía que negociar con la derecha. La ley netea mucho”, agrega.

Vidal afirma que el poder de influencia del mundo político puertas adentro genera “muchos mitos”. Y agrega: “Cuando yo era presidente del directorio tenía de vicepresidenta a Lucía Santa Cruz, entonces no podía llevarme el canal para favorecer a La Moneda. Y viceversa es lo mismo”.

Otras personas que pasaron alguna vez por el directorio de la estatal confirman lo anterior, pues aclaran que si el director de prensa decide cambiar a un conductor no tiene siquiera que consultarlo con el directorio, sino que “cuando mucho debe informárselo al Comité de Programación, que es uno de los tres comités que hay en el directorio junto con el Comité Económico y el Comité de Auditoría. El directorio no está para decidir si tal o cual profesional se hace cargo de tal o cual programa, sino solo para velar por los equilibrios”.

Despejada la duda sobre la influencia de La Moneda, El Mostrador se propuso indagar acerca de las versiones que apuntan a una remoción motivada políticamente o no. Un periodista que integra la familia de TVN cree que “si un entrenador ve que un jugador no le aporta nada o incluso le resta, simplemente lo saca nomás. En este negocio no hay nada personal. Tampoco creo que alguien vaya a tomar la decisión de arriesgar su trabajo confundiendo su rol con el tema político”.

Algunos tienen serias dudas sobre si Pablo Badilla, flamante director de prensa, es el responsable de adoptar tal decisión. “Es un gallo serio y profesional que tiene claro cuál es su trabajo. Y aunque yo no estoy de acuerdo con la decisión, porque prefiero a Matías del Río que a Constanza Santa María en ese rol específico, esta decisión no se tomó en base a otras consideraciones. Además, se rumora que esta decisión venía de antes que Badilla llegara al canal, así que el ‘muerto’ tampoco sería de él”, declara otro integrante de TVN, quien señala a Alfredo Ramírez Leigh, presidente ejecutivo, como el responsable de tal modificación. Lo curioso es que el profesional llegó a la estación durante el Gobierno de Piñera, hecho que restaría verosimilitud a la motivación política.

“La misma Constanza Santa María dijo que el responsable fue Pablo Badilla. Algunos dicen que así lo sugerían unos estudios, y que la idea era protegerlo… Yo no sé. Pero sí creo que faltó ser más cuidadosos”, precisa otra fuente del Departamento de Prensa.

“El problema fue el timing. Con tanta mala pata que justo después apareció lo de Nivia Palma en Twitter y, como era de esperar, desde la oposición vieron una oportunidad y la aprovecharon relacionando este alegato que ella hizo público con lo de Matías del Río, que fue una decisión que se tomó antes. Todos harían lo mismo (aprovecharse políticamente) en todo caso, más en un periodo electoral”, añade otra fuente.

Otra persona que integra el área de prensa dice, en cambio, que sí hubo una motivación política, pero no como suponen las personas que ven este incordio como una maquinación gubernamental: “Para qué andamos con cuestiones: todo el mundo sabe qué se dice de Matías del Río: que es de derecha, que se parcializa en la conducción y que se ha ido poniendo cada vez más momio… Y, claro, en este canal estás tironeado de lado y lado. El equilibrio es muy precario, y más precario es para el rostro por una cuestión sencilla: el rostro tiene opinión, entonces nunca va a dejar conforme a todos en este canal”.

Hay quien nos recuerda que la inquina también divide a las familias, y que en una familia no siempre todos se aprecian con todos. “Dentro del mismo canal había gente crítica pero no tanto con Matías (del Río), sino con la decisión de tener a dos voces que se reconocen como conservadoras en un canal que se supone es de todos. No sé si es verdad que sea de derecha, pero la tele es un ejercicio de identificación, y si la gente te identifica con un lado, simplemente fregaste nomás”, sostiene.

“Tú puedes poner a conducir un programa político a una persona más de derecha o, digamos, más defensora de los 30 años… ¡pero no a dos!”, sostiene, en referencia tácita a Constanza Santa María, al tiempo que añade otro ingrediente a este caldo: “Durante el Gobierno de Sebastián Piñera no vamos a decir que La Moneda y la derecha fueron muy observantes de los equilibrios”, recordando que “en el periodo anterior hicieron todo lo posible para echar a Jaime de Aguirre, que llegó a parar el desangramiento del canal, que en su peor momento llegó a tener algo así como el 15% de la torta publicitaria, cuando antes tenía cerca de un tercio del total”.

“Las cosas por su nombre”, avisa otro integrante del clan al teléfono. “Matías del Río se le atravesó a mucha gente de izquierda porque lo ven como a Mariana Aylwin, Cristián Warnken y otras personas que se dicen de centroizquierda pero que se sienten mejor acompañados con la derecha. Entonces mucha gente ve cualquier olvido (de Matías del Río) en el set de televisión, cualquier gesto, como algo hostil, como algo adrede para favorecer a los de su bando político. Y si el acompañante no representa una mirada diferente, eso en la tele genera desafecto y fuga de televidentes, y como canal tenemos que cuidar lo avanzado”, agrega.

“Yo también creo que le pusieron color con este asunto”, sentencia otro “familiar”, mientras que el diputado Eduardo Durán, en cambio, sigue suscribiendo la hipótesis que refiere a una maniobra digitada desde otro lugar, específicamente a un Palacio distante a veinte cuadras de Bellavista 0990. “Por eso queremos citar a los directores de TVN para saber cuál es la razón para sacar a Matías del Río y si hubo una decisión política”, declara el parlamentario.

Un trabajador de Televisión Nacional duda del anuncio del diputado. “No va a pasar nada. ¿Sabes por qué? Porque esto es puro humo”, señala, en referencia a esta polvareda motivada –a su juicio– por la reyerta electoral. “Igual me hubiera gustado que el propio Matías del Río aclarara este asunto y ayudara a ponerle punto final. Pero, al revés, se mantiene en silencio, alimentando todo este cahuín politiquero. Si lo vemos desde ese punto de vista, igual está actuando políticamente en favor de un bando”, concluye.

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