Opinión
El desafío es grande, pero estoy convencida de que es posible alcanzar la igualdad sustantiva en las ciencias, ciencias sociales, las humanidades y la investigación en artes, superar el androcentrismo en todos los campos del saber que a la fecha ha significado la escasez de mujeres y diversidades sexogenéricas, la masculinización de ciertas áreas del conocimiento en detrimento de otras y el reparto desigual de las tareas en los laboratorios, en el trabajo de campo y en los directorios. A lo que se suma la violencia de género en los espacios educativos y de la investigación, y la precarización del trabajo científico que afecta a las mujeres.
Desde hace una semana, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación cuenta con su propia Mesa de Igualdad de Género, Diversidades e Inclusión. Este logro obedece tanto a un mandato como a una profunda convicción.
En cuanto al mandato, este Gobierno tiene dentro de sus líneas programáticas la incorporación de una perspectiva de género transversal, que se inicie en el quehacer del Estado en su conjunto, y luego permee el resto de las instituciones de la sociedad. Y también por convicción, pues sabemos que en el ecosistema de CTCI hoy, las mujeres y diversidades sexogenéricas no tienen las mismas condiciones y posibilidades que los hombres en ciencia, como tampoco acceden a los mismos cargos, ganan menos y dedican más tiempo a las labores de cuidado.
Es más, la pandemia impactó de tal manera que, según reporte del Foro Económico Mundial, el impacto del COVID-19 ha significado pasar de 100 años en cerrar la brecha de género a 136 años. Junto con esto, la Radiografía de Género que elabora nuestro Ministerio da cuenta de las brechas que aún persisten en el país y que debemos abordar con decisión.
Nuestro Ministerio ha asumido el compromiso de transversalizar la perspectiva de género en todas las acciones que lleve a cabo, y la creación de esta mesa es un ejemplo de ello.
El trabajo que realizarán las funcionarias y funcionarios del Ministerio en esta instancia es un hito importante porque constituye la gobernanza interna en materia de igualdad de género. Es un trabajo que se genera desde dentro hacia afuera y en sinergia con las otras instituciones y organizaciones de la sociedad civil: de investigadoras, trabajadoras de la CTCI, académicas, feministas, mujeres y disidencias en el mundo de la tecnología y del emprendimiento.
El desafío es grande, pero estoy convencida de que es posible alcanzar la igualdad sustantiva en las ciencias, ciencias sociales, las humanidades y la investigación en artes, superar el androcentrismo en todos los campos del saber que a la fecha ha significado la escasez de mujeres y diversidades sexogenéricas, la masculinización de ciertas áreas del conocimiento en detrimento de otras y el reparto desigual de las tareas en los laboratorios, en el trabajo de campo y en los directorios. A lo que se suma la violencia de género en los espacios educativos y de la investigación, y la precarización del trabajo científico que afecta a las mujeres.
Trabajaremos para eliminar estas barreras para que nadie se quede atrás, para que la Igualdad de Género en CTCI sea parte de nuestra práctica diaria y para que en el futuro cercano la igualdad no sea considerada una tarea pendiente.
