“Lo central es que RN estaba por el Rechazo al texto y continuar con el proceso constituyente. Lo dijimos, lo escribimos así, le juramos a la gente, en todos los debates dijimos lo mismo, y ahora el centro de la discusión es cumplir ese compromiso”, aseguró Mario Desbordes, quien se desmarcó de los parlamentarios de Renovación Nacional que anunciaron que no respaldarán un mecanismo similar al de la disuelta Convención Constitucional, e inició conversaciones para “hacer cumplir su palabra” a los integrantes de su colectividad. Asimismo, se declaró partidario de que RN dialogue más con el mundo de la centroizquierda que acercar posiciones con el Partido Republicano, lo que podría ayudar a levantar un nuevo consenso basado en «la economía social de mercado», pero «bajo un principio de solidaridad como eje rector».
A Mario Desbordes se le vio entrando al Congreso el miércoles 7 de septiembre para reunirse con Francisco Chahuán, el presidente de su partido, Renovación Nacional (RN), y con un grupo de parlamentarios entre los que estaban el jefe de bancada, Andrés Longton; la subjefa de bancada, Sofía Cid; y otros cercanos como Hugo Rey, Jorge y Eduardo Durán, Érika Olivera, y la senadora y jefa de comité, Paulina Núñez. Un día después un grupo de senadores independientes de RN expresaban sus dudas en cuanto a la posibilidad de elegir una nueva Convención, deslizando la posibilidad de nombrar en su lugar a un comité de expertos, propuesta que preocupa en sectores del Rechazo que habían comprometido un espacio participativo y ciudadano.
Uno de los que han expresado preocupación por estas declaraciones es el propio Desbordes, que ha sido reconocido como un díscolo de la directiva nacional de su colectividad (ha llegado a decir que “la lógica de la directiva de RN es de un sectarismo brutal”). Lejos de querer entrar en polémicas, explicó que para él “lo más importante es ayudar a Francisco Chahuán y también conversar con los más cercanos para que cumplamos la palabra”.
-Un grupo de senadores independientes de la bancada de Renovación Nacional anunció que no respaldarán una Convención Constitucional. ¿Esa postura no se parece más a lo planteado por el Partido Republicano y el Partido de la Gente? Que el camino es una Convención Constitucional, ¿es solo la opinión de los líderes de RN? Parece no ser compartido por los parlamentarios.
-Este grupo de parlamentarios, sobre todo quienes están en la posición más dura, pudieron haber hablado antes de la campaña. No lo hicieron. ¿Por qué? Porque sabían que la posición que tenían favorecía al Apruebo. Cientos de miles de personas votaron Rechazo por el compromiso que hizo Chile Vamos por llegar a una buena nueva Constitución a través de un mecanismo democrático. Eso lo comprometimos. Les recordaría, sobre todo a la senadora de La Araucanía -Carmen Gloria Aravena- y al senador Juan Castro, que no hay solo un segundo en la franja, no hay una sola pieza publicitaria que no diga «rechace tranquilo, porque después vamos a ir a una nueva y buena Constitución». Reiteramos una y otra vez que el órgano iba a ser democrático, haciendo presente siempre que no estábamos por repetir la experiencia de los independientes y la forma en que se asignaron los escaños reservados. Si el comité de expertos lo va a elegir la gente, no veo el problema. No han sido específicos en esto. Si el comité político lo van a designar los partidos a dedo, me parece que es incumplir la palabra empeñada en la campaña.
-Francisco Chahuán, timonel de Renovación Nacional, condicionó su reunión con el Presidente por la descoordinación en el cambio de gabinete, cuando el hecho fue parecido al cambio del ex Presidente Piñera cuando nombra a Gonzalo Blumel en Interior, tras caerse a última hora Felipe Ward. Chahuán cambió de opinión cuando recibió la llamada de Ana Lya Uriarte de la Segpres. ¿Cree que hay descoordinación también en la derecha? Cuando se tiene la pelota, la probabilidad de enredarse con ella no es menor. ¿Cree que a la derecha le pueda pasar eso?
-Hay descoordinación en ambos lados. No olvidemos que respecto de las propuestas constituyentes no hay una única desde Apruebo Dignidad, no se han podido poner de acuerdo. Tampoco tienen la misma visión del cambio de gabinete Apruebo Dignidad que Socialismo Democrático. Yo creo que Renovación Nacional va a estar siempre en la mesa de conversaciones, que es lo que importa. Y la disposición del partido es la de cumplir el compromiso de llegar a una buena y nueva Constitución.
–¿Qué opina entonces de las señales que ha dado la derecha esta semana? Javier Macaya, timonel de la UDI, aseguró que “hay temas donde tenemos profundas diferencias con el Gobierno y son evidentes. Pero el itinerario constitucional es de 50, 100 años y no puede ser pensado a corto plazo”.
-Tiene la razón Javier Macaya. Lo que tenemos que hacer es separar absolutamente la discusión de las reformas, la discusión de los distintos proyectos de ley, iniciativas gubernamentales, la evaluación que hagamos de la gestión del Gobierno, con el trabajo que se está haciendo para llegar a un nuevo proceso constituyente. La coalición Chile Vamos tiene todo el derecho de plantear una oposición constructiva pero firme en temas que nos parece que no están bien. Soy de aquellos que cree que la ciudadanía ya se manifestó en el plebiscito en contra de algunos aspectos que van a venir en la propuesta de Gobierno en materia de salud y de pensiones. Pero esos puntos se deben hacer en paralelo a las conversaciones por un nuevo proceso constituyente, que no estén anclados, que una cosa no obstaculice la otra.
-En una clara crítica a su sector, usted escribió hace poco que los rostros de la derecha que estuvieron escondidos durante la campaña “hoy aparecen para atribuirse un resultado que fue ciudadano, para ser los intérpretes del electorado y para pretender que Chile Vamos no cumpla la palabra empeñada en campaña”. ¿A quiénes iba dirigido específicamente ese mensaje? ¿Y cuál es la probabilidad que Chile Vamos se deje arrastrar por Republicanos, que claramente con este resultado no quieren una nueva Constitución?
-Se lo dirigí a quienes de manera muy grosera iniciaron de inmediato el día lunes una campaña, con láminas hechas por diseñadores gráficos, en donde se nos trataba de sinvergüenzas, de traidores y un largo etcétera. Fueron tuiteadas incluso por algunos parlamentarios electos por Republicanos. Respeto la opinión de esta colectividad, quieren dejar todo tal cual está, están en su derecho, pero no puedo aceptar que traten de imponer su opinión con falta de respeto, e incluso de matonaje. Republicanos tiene una capacidad enorme de copar redes sociales usando herramientas tecnológicas, y eso genera en algún sector de la centroderecha la idea de que hay una posición muy masiva respecto de no hacer cambios a la Constitución. Es un espejismo. Ahora, ¿qué subyace detrás de esto? Yo creo que los dos extremos. También está el Partido Comunista que vuelve a insistir en imponer las mismas reglas que fracasaron en la Constituyente anterior, y que sabe que se las van a rechazar.
Hoy el electorado ha dado una muestra muy clara de una orientación a la moderación, hacia el centro, y eso por supuesto hace difícil el panorama de los extremos. Y eso subyace sobre todo en el esfuerzo de este sector duro de derecha de oponerse a un nuevo proceso, porque saben que podría irles mal. No así a los sectores moderados.
-¿Sobre este punto, el constitucional, son más grandes las coincidencias o las divergencias con Republicanos?
-Mi posición es divergente a la de este grupo hace mucho rato. Ellos no quieren un nuevo proceso, es legítimo, pero sobre todo me incomoda su forma de hacer política. No me gusta la forma descalificadora. Porque, además, lo que busca, junto con la polarización, es ir minando las instituciones. Por eso también desde Republicanos algunos anunciaban un fraude del Servel, por ejemplo. Es un libreto que se usa en muchos países.
-Pero si tienen tantas diferencias con Republicanos, ¿cómo se entiende que la derecha entera, los más extremos y los más moderados, se cuadraran tras un republicano, como José Antonio Kast, en las pasadas elecciones presidenciales? Si ya lo hicieron una vez por conveniencia electoral, ¿qué impide que tal situación no vuelva a darse?
-Al frente teníamos una coalición integrada por el Partido Comunista, por líderes como el propio Presidente Boric que anunciaba impunidad para los delincuentes que incendiaron y saquearon, que ensuciaron el estallido social. Valoro la parte pacífica, los cientos de miles de personas que se manifestaron. Cuando tenías al frente una coalición que solidarizaba con (Héctor) Llaitul y la CAM hasta antes de asumir el Gobierno, con posturas bastante extremas en algunos casos, uno tuvo que elegir. Kast no era mi candidato en primera vuelta, yo apoyé a Sebastián Sichel, y luego en la segunda vuelta hubo que elegir.
-¿Cuáles son los tiempos que, según usted, deberían imprimirse en el proceso constitucional?
-Espero que tengamos algo claro dentro del mes de septiembre o los primeros días de octubre. Creo que la ciudadanía puede estar cansada de estos procesos, pero también de la pelea eterna sobre si la Constitución es o no legítima. Creo que la gran mayoría de los chilenos y las chilenas queremos una nueva Constitución. Por lo tanto, sí estarían de acuerdo los ciudadanos en un proceso que sea democrático y que corrija los errores que se cometieron en el anterior. Lo que constato en que en el proceso anterior las listas de independientes lograron elegir justo a las personas que generaron el mayor descrédito a la Convención. Fue una mala experiencia, mantendría la norma general que aplica a todas las elecciones en Chile. Es que los independientes vayan con cupos dentro de las listas de partidos.
-¿Cree que hay que ir directo a la Convención Constitucional, o que antes haya un plebiscito con posibilidad de otros modelos, como comisión mixta, o una con expertos?
-El ideal es ir directo a una fórmula en que sean representantes electos. Que pueden ser el grupo de expertos, pero electos. Si se acuerda, por los partidos que están conversando, que primero va a haber un plebiscito que consulte el mecanismo, puede ser. Pero vamos a empezar a producir un calendario electoral parecido a lo que nos pasó antes y entrar en una dinámica donde la elección de los constituyentes va a estar a meses de la municipal. Y eso sí que es desgastante. Creo que lo mejor para Chile es que esto se separe de los demás procesos electorales.
-¿Y por qué Chile Vamos no ha sido más claro sobre esto y no se ha pronunciado categóricamente?
-Porque no hay acuerdo en el interior. Valoro que el Socialismo Democrático tenga una propuesta que me parece que, además, tiene muchas cosas razonables. Pero las otras coaliciones, incluyendo a Apruebo Dignidad -Frente Amplio, Partido Comunista y Federación Regionalista Verde Social- todavía no tienen acuerdo, y para eso son las conversaciones que hay ahora.
-En las conversaciones más reservadas entre integrantes de Chile Vamos admiten que la decisión de un mecanismo para seguir el proceso constituyente depende de entregar certezas y la primera sería despejar las barreras económicas que la reforma de pensiones y la tributaria puedan poner en el camino. ¿Por qué estos proyectos están anclados a la continuidad del proceso constituyente?
-No he escuchado eso en las conversaciones. Y al revés, lo que he planteado es que tienen que ir por carriles separados. Conversar el proceso constituyente en una mesa, y escuchar la propuesta del Gobierno en materia de pensiones, tributaria y de salud, en mesas distintas. Sin embargo, la gente quiere ser dueña de sus fondos de pensiones y heredarlos a sus familias si es que fallecen. Esas cosas creo que quedaron zanjadas en el plebiscito. Espero que el Gobierno no insista en ponerlas en duda, en pretender que el plan universal de salud solo lo va a poder ofrecer Fonasa, eso la gente lo rechazó categóricamente.
-¿Entonces no cree que se vaya a usar la continuidad del proceso constituyente como moneda de cambio para negociar con ciertos aspectos de la reforma tributaria y la de pensiones?
-Espero que no, creo que no es correcto, y creo que estaríamos faltando a nuestra palabra si mezclamos los temas. Porque además el Gobierno no tiene los votos para hacer las reformas a su antojo. Tiene que conversar. Entonces, para qué mezclar las cosas.
-En distintos momentos, como antes del plebiscito, dijo que estaba evaluando renunciar a RN, y que se podría hacer un proyecto político con fuerzas democráticas de centroizquierda. También ha dicho que ha mantenido conversaciones con los senadores DC Matías Walker y Ximena Rincón. ¿Qué piensa de un referente en que están presentes Amarillos por Chile, ex DC y ex RN? ¿Es posible en Chile armar un referentes de centro-centro?
-He dicho que estoy evaluando mi continuidad en Renovación Nacional, sin embargo, hoy día no es tema, porque creo que tenemos que concentrarnos en cumplirle a la ciudadanía con el camino constituyente. Por eso no hemos hecho una evaluación de lo otro, sería un grupo pequeño, tampoco se trata de que se vaya la mitad de RN. En el caso de que me fuera del partido, o si me quedo, hay que hacer una alianza hacia el centro, en dirección a la centroizquierda, con quienes estuvimos para el plebiscito. Cuando me referí a los senadores aludía a los proyectos que estaban en curso. Con ellos no he hablado posibles coaliciones, pero sí con algunos diputados de la Democracia Cristiana.
-¿Cuál debe ser el enfoque de este referente?
-Creo que un proyecto político tiene que mirar las grandes reformas sociales. Bajo un mismo paraguas pueden estar liberales y conservadores, y tener derecho a votar para acá y para allá los distintos que tengan un tinte valórico. Pero lo importante es que se confluya en proyectos sociales, comunes, colectivos, que estén orientados por lo que es la economía social de mercado, y bajo un principio de solidaridad como eje rector.
–Más allá de un hipotético nuevo referente, en 2021 dijo que “la lógica de la directiva de RN es de un sectarismo brutal”. A lo que agregó que “no sé si Chahuán o Schalper generan la credibilidad que requiere un momento como este”. Sin embargo, llegó el jueves hasta el Congreso a reunirse con Chahuán. ¿Qué cambió? ¿Cree que Renovación Nacional debe tomar un rol más protagónico en las conversaciones con el Gobierno?
-Sigo siendo crítico en muchos detalles con la directiva. Hace tres o cuatro meses hablé en el Consejo General, pedí que apoyáramos un voto político que dejaba clara la posición de Renovación Nacional de estar por un proceso nuevo. En ese Consejo General pedí apoyo para la directiva, dije expresamente que yo consideraba postergar nuestras diferencias como dirigentes, porque Chile era lo más importante. Y he mantenido esa posición durante meses, y en ese contexto está la conversación con Francisco Chahuán, no es que me haya transformado en parte de la directiva, ni en defensor de la directiva. Porque ese no es tema hoy. Lo central es que RN estaba por el Rechazo al texto y continuar con el proceso constituyente, lo dijimos, lo escribimos así, le juramos a la gente, en todos los debates dijimos lo mismo, y ahora el centro de la discusión es cumplir ese compromiso.
-¿Qué rol quiere desempeñar en la continuidad del proceso constituyente? ¿Estaría dispuesto a ser candidato para una Convención Constitucional?
-Mi rol, sin tener ningún cargo, y en eso hay que ser cuidadoso, es apoyar a la directiva, y por eso quiero respaldar a Francisco Chahuán. Aquí la conducción la tiene que hacer el presidente del partido, junto con los jefes de senadores y diputados. Y no es fácil en RN, que es un partido muy diverso. Ya hemos visto que hay parlamentarios que no han esperado que haya un acuerdo interno, y han salido a proponer fórmulas. Algunas de ellas que incluso abortan al proceso. Para mí lo más importante es ayudar a Francisco Chahuán y también conversar con los más cercanos para que cumplamos la palabra. Después veremos qué proceso se abre, si es que se abre uno. Yo espero que sí, no quiero ponerme en un escenario donde la derecha no cumpla la palabra. Creo que tenemos que compartir todos la misma disposición que tiene una persona de la estatura, de la talla de don Ricardo Lagos, que yo admiro, si él está dispuesto a ayudar, qué nos queda al resto. ¿En qué lugar? En su minuto lo veré.
-Si es como convencional…
-Eso lo tenemos que ver cuando se produzca el acuerdo, lo urgente hoy es concretarlo. En lo personal, se lo he dicho a mi entorno, me gustaría volver al Congreso en tres años más. Creo que tengo el apoyo ciudadano para eso, es lo que siento en la calle, atravieso el centro de Santiago sin ningún problema, en las encuestas tengo una evaluación positiva, y un bajo nivel de rechazo, que probablemente suba ahora por la gente más dura de la derecha, pero ese no es mi electorado.
-Javier Macaya y Diego Schalper mantuvieron conversaciones con el mismo Presidente previo al plebiscito. Macaya fue la única cabeza de Chile Vamos que no titubeó sobre asistir a la reunión del martes en La Moneda. ¿Crees que es Macaya quien desde Chile Vamos está mostrando más claridad con seguir el proceso y se está consolidando como el intermediario con el Gobierno?
-Esa información que han puesto sobre la mesa los medios sobre las conversaciones es diferente a lo que me han hecho ver a mí. Desde el Gobierno me han asegurado que también han conversado con Francisco Chahuán. Por supuesto el secretario general de RN -Diego Schalper- puede comunicarse con el gobierno, no está en discusión. Pero no es cierto que el presidente del partido no ha sido parte de las discusiones o no tiene línea directa con el Gobierno. En ese contexto yo reconozco el trabajo de Macaya, creo que ha sido un tremendo aporte en la discusión política, lo conozco muy bien, y creo que es un liderazgo potente dentro de Chile Vamos. ¿Cuál será el juicio histórico de lo que viene? Espero que sea bueno. No estoy pensando hoy en si va a ser un RN o un UDI el que quede posicionado porque logró esto. No es tema hoy si esto favorece o no a alguien para una presidencial para la que falta demasiado, nadie que pueda aparecer como presidenciable a estas alturas termina llegando al final de la carrera, por lo tanto, no creo que Javier ni nadie esté en esa lógica.
-El Gobierno propone una reforma de pensiones donde el 6% que se aplica al empleador vaya destinado a fondos comunes. Sebastián Piñera creó la ley de Pensión Garantizada Universal que entrega un monto máximo de $193.917 mensuales. Parlamentarios de la UDI se han abierto a que haya un porcentaje de solidaridad. Aquí tengo dos preguntas: ¿Concuerda con que a una persona no le alcanza para vivir con $193.917 mensuales? ¿Por qué usted aparece argumentando en contra de tener un fondo para solidaridad?
-Reconozcamos que antes del Gobierno de Sebastián Piñera la pensión garantizada era de menos de cien mil. Hay un avance gigantesco en el Gobierno de Piñera en cuanto al pilar solidario, y la Pensión Única Garantizada (PGU). Mi padre tiene una pensión de 200 lucas, por supuesto que estoy preocupado por que su pensión mejore. Eso lo vivo en mi familia, no es algo que me cuenten en un estudio de no sé qué centro de pensamiento. Hay que construir un pilar solidario, tiene que ser intergeneracional, dejando de lado esta nostalgia por el sistema de reparto como solución, respetando la propiedad de los fondos de los trabajadores, y construir este pilar solidario con impuestos generales, y hacer solidaridad con el 6% de los que ganamos más.