Después de la precipitada caída de la exasesora de la Presidencia, Lucía Dammert, y ante la publicación de un artículo que relacionaba directamente a la socióloga con el ex zar antidrogas Genaro García Luna, actualmente preso e investigado por la Fiscalía de Nueva York por sus vínculos con el temido cartel de narcotráfico de Sinaloa, La Moneda guardó un celoso silencio que no ha hecho más que confirmar tácitamente la efectividad de tales vínculos. Este silencio contrastó con el rápido desmentido que hizo la Cancillería de otra de las aseveraciones del medio Interferencia, en el que se sostenía que la embajadora en la ONU, Paula Narváez, habría alertado a la canciller Antonia Urrejola sobre el grave problema que enfrentaba Dammert. A la salida del comité político, el Gobierno estuvo ausente dejando a los presidentes de partido de Socialismo Democrático en calidad de voceros. Sin entrar en detalles, se remitieron a decir que la exasesora ya había desmentido la información a través de sus redes personales. Efectivamente, Dammert sostuvo que nunca había sido asesora del exsecretario de Seguridad del Gobierno de México. Una aseveración totalmente contradictoria con lo sostenido por ella misma, y por años, en su propio currículum de LinkedIn, donde señala haber sido asesora senior de la Secretaría de Seguridad del Gobierno de México, precisamente en los años de gloria de Genaro García Luna.
Tras la precipitada caída de la exjefa de asesores del segundo piso, Lucía Dammert, que fue atribuida a las desavenencias que tuvo con el jefe de gabinete del Mandatario y amigo personal, Matías Meza-Lopehandía, y, por otra parte, a la necesidad de compensar a Revolución Democrática poniendo en su lugar al exsubdere Miguel Crispi, una bomba de racimo fue lanzada por el medio Interferencia. En lo sustantivo, el artículo ponía foco en los vínculos profesionales que tuvo en el pasado la socióloga con el exsecretario de Seguridad Pública del gobierno de México, Genaro García Luna, actualmente investigado por la Fiscalía de Nueva York por su conexión delictual con el cartel de Sinaloa, mientras era la cara más visible de la guerra contra el narco que lanzó el Gobierno de Felipe Calderón. Según los persecutores, García Luna fue clave para la expansión criminal del cartel.
La salida del segundo piso de La Moneda se produjo a días del futuro viaje del Mandatario a Estados Unidos, para asistir a la asamblea general de la ONU la próxima semana, evento al que sería acompañado por Dammert.
Según el citado medio, la salida de Dammert fue gatillada tras una alerta que habría enviado Paula Narváez, embajadora de Chile en la ONU a la ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola, en la que le advirtió que Dammert no podía viajar porque estaba metida “en un problema muy grande”.
Ante la gravedad de esta comunicación, el Gobierno salió rápidamente a desmentir la existencia de tal alerta a través de un comunicado de Cancillería, calificándola como «completamente falsa». En esa línea, la secretaría de Relaciones Exteriores lamentó que «se pretenda involucrar a autoridades de esta cartera en aseveraciones falsas, basadas en antecedentes no verificados» y llaman a los medios «a la prudencia y al manejo responsable de la información». Este mismo comunicado fue rápidamente subido a las redes sociales de la propia embajadora Narváez.
Esa rapidez, sin embargo, contrastó con el silencio del propio Ejecutivo en cuanto a lo más sustantivo de la publicación. Esto es, si el Gobierno estaba o no en conocimiento de que la jefa de Asesores había sido asesora o no de ex zar antidrogas mexicano, que se encuentra preso desde 2019 por vínculos con el poderoso y sangriento cartel de Sinaloa. Es más, el silencio –que juega de confirmación tácita– se mantuvo incluso hasta la salida del Comité Político, donde no hubo ningún vocero gubernamental a quien se le pudiera consultar sobre la gravedad de la información.
En su reemplazo ejercieron de voceros los presidentes de partido de Socialismo Democrático, quienes restaron gravedad del asunto y se remitieron a decir que la exasesora ya había desmentido la información a través de sus redes personales.
Efectivamente, horas después de la publicación de Interferencia, Dammert en un comunicado publicado en Twitter desmintió con vehemencia las afirmaciones del artículo, asegurando que nunca había sido asesora del exsecretario de Seguridad del Gobierno de México. Una aseveración totalmente contradictoria con lo sostenido por ella misma, y por años, en su propio currículum de LinkedIn, donde señala haber sido asesora senior de la Secretaría de Seguridad del Gobierno de México, precisamente en los años de gloria de Genaro García Luna.
De acuerdo a la publicación, la inclusión de Dammert en la investigación que lleva el FBI comenzó luego de analizar llamadas telefónicas y otros medios de comunicación empleados por García Luna. En ese contexto aparece Dammert.
La ahora exasesora de la Presidencia escribió junto a García Luna una serie de libros sobre reforma policial y temas de seguridad. Uno de ellos es El nuevo modelo de policía en México, escrito por ella -junto a otros autores- y que cuenta con un prólogo de Genaro García Luna.