Las máximas autoridades de las iglesias -católica, judía y musulmana- coincidieron en llamar a construir un país en unidad, a reencontrase como sociedad. El cardenal de la Iglesia Católica Celestino Aós aseguró que una serie de problemas, como la violencia, inseguridad económica, atención deficiente en salud, malas relaciones y convivencia alterada, son las que las autoridades deben conocer y trabajar para solucionarlas con “el diálogo y la colaboración”. Palabras que aludieron directamente a la clase política partiendo por el Presidente, y que se dan en medio de la pausa que Chile Vamos -UDI, Renovación Nacional (RN) y Evópoli- dio el pasado martes a las conversaciones que se están llevando entre los partidos con representación parlamentaria para acordar un diseño que elabore una nueva Constitución.
El Presidente Gabriel Boric al volver a La Moneda desde la Catedral -en el tradicional Ford Galaxie- aseguró que hay una idea que le quedó “dando vueltas”. “Para poder construir un país, y para poder reencontrarnos como sociedad necesitamos poder escucharnos. Y eso es algo que yo rescato tanto de las palabras de ayer en Puente Alto (Te Deum Evangélico), como las de hoy día en la Catedral”.
”Damos frutos solamente cuando estamos unidos a Chile. Y para estar unidos a Chile (…), lo primero que tenemos que hacer es respetar la opinión de quien piensa distinto y encontrar espacios para avanzar en las diferencias. No estar aferrados de manera fanática a ideas propias. Sino que escuchar qué hay de bueno en quien tiene otro punto de vista. Creo que eso es algo que en el último tiempo en nuestro país se ha visto debilitado, y es algo que tenemos que recuperar”, agregó el Presidente.
El cardenal de la Iglesia Católica, Celestino Aós, describió el contexto actual del país como “tiempos desafiantes y hermosos”. “Injusticias, problemas e insatisfacciones nos llevaron al estallido social del 18 de octubre de 2019, tuvimos desde el 15 de noviembre el proceso para cambiar la Constitución, la elección de nuevo Presidente, la vacuna y la lucha anti Covid”, delineó.
“Se suma la violencia, el crimen organizado, la inseguridad económica, la atención deficiente en salud, las malas relaciones y convivencia alterada”, aseguró y frente a este escenario llamó a las autoridades a buscar acuerdos: “Una serie de problemas que los líderes y gobernantes deben conocer y trabajar para solucionar los eventuales conflictos con el diálogo y la colaboración”.
“La violencia no construye (…). Ni construyen los corruptos. (…) Debemos trabajar juntos, envueltos en la alegría y en la esperanza. No podemos convertir al otro que no piensa como nosotros en un enemigo. La gente votó en el plebiscito, y malo es violentar a través de insultos y amenazas a quienes votaron de una u otra forma”, agregó.
El Rabino Eduardo Waingortin, por su parte describió que “en este nuevo aniversario de la patria nos enfrentamos al dolor de ver a nuestra ciudadanía polarizada y enfrentada”. De esta forma pidió por la paz en el país, y llamó a la humildad para promover el diálogo y dejar atrás la soberbia.
Dijo que “la paz se construye y se promueve con el diálogo, desde la humildad, con la empatía, con el trato cordial y amable, y con una conducta que enaltezca la democracia y el espíritu republicano”. Mientras que “la destrucción de la paz se promueve con la descalificación, la falta de condena a todo tipo de violencia, o su justificación. Y la actitud soberbia de creer ser portadores de la única verdad. Humildad, humildad construye paz. Soberbia la destruye”.
Desde la comunidad musulmana en Chile, su representante e imán -persona encargada de conducir las oraciones en la mezquita y que ejerce como guía en los rezos- también pidió por la paz y el reestablecimiento del diálogo. “La comunidad musulmana eleva por el reestablecimiento de la amistad entre chilenos y chilenas (…) haciendo de nuestras enriquecedoras diferencias un medio para trabajar en armonía, para hacer de Chile un país próspero”, aseguró.
El cardenal Celestino Aós durante la ceremonia aseguró que “es un dato fuerte el número de personas que se involucraron votando en el plebiscito. Pero la participación política no se agota ni acaba ahí. Los laicos cristianos deben involucrarse en la política, porque es una forma extensa de caridad, ya que se ocupa del bien común. Las autoridades son la responsables de la promoción del bien común y por eso deben favorecer la cultura del diálogo y el encuentro”.
Palabras que comentó la alcaldesa de Santiago Irací Hassler (PC). “Escuché un llamado a que nos involucremos como chilenos y chilenas a la vida en común. Y eso implica también ser parte de la política, de las decisiones. Y particularmente ahora en la búsqueda de un proceso constituyente que nos una como país”.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Soto, ancló el llamado de la Iglesia al proceso constituyente: “me sumo a ese llamado, es momento de reconciliarnos, es momento de avanzar juntos. Tenemos una oportunidad histórica de construir un Chile mejor. No podemos equivocarnos en las decisiones que tomemos en esta oportunidad”.
“Que la reconciliación venga, que superemos estas fiestas y podamos a partir de allí construir colectivamente un acuerdo que nos permita, por un lado, generar las bases para un nuevo proceso constituyente, pero por otro, también dar respuesta a las urgencias sociales que tiene la ciudadanía en materia de seguridad y económica”, agregó.
Estas palabras se dan en medio de la pausa que Chile Vamos -UDI, Renovación Nacional (RN) y Evópoli- dio el pasado jueves a las conversaciones que se están llevando entre los partidos con representación parlamentaria para acordar un diseño que elabore una nueva Constitución. Hecho provocado, según explicaron las cabezas de los partidos de centroderecha, por las palabras de ministras del Gobierno, como Vallejo y Carolina Tohá, de Interior, que interpretaron como un “pauteo” de las conversaciones para meter prisa a los acuerdos sobre una nueva Carta Magna.
Específicamente, Chile Vamos envió una carta al presidente de la Cámara Alta, Álvaro Elizalde (PS), pidiendo: reagendar la reunión que estaba citada para el pasado jueves a las 9 am para el próximo viernes 23 de septiembre; que se reconsidere la composición de la instancia, es decir, que haya una proporcionalidad de asistentes según la representación que tiene cada partido en el Parlamento, y que no asista representación del Ejecutivo a la instancia de diálogo.
El diputado Raúl Soto pidió al Gobierno “comprender que el rol protagónico (de la conversación sobre la continuación del proceso constituyente) está radicado en el Congreso Nacional, no en La Moneda”. Sin embargo, aseguró que al ser el Gobierno colegislador debe involucrarse la ministra Secretaria General de la Presidencia, Ana Lya Uriarte en las conversaciones.
El senador Evópoli Luciano Cruz Coke aseguró que “los diálogos continúan. Hay que ver la mejor manera de sacar adelante una constitución que nos una a todos, aprendiendo del proceso que acaba de terminar y que nos dará también ciertas lecciones de al menos entender que tenemos que no repetir viejos errores y darle al país una Constitución que permita progresar y que dure ojalá 40 o 50 años”.
La presidenta del PPD, Natalia Piergentili aseguró que “es importante que podamos sentarnos a conversar con las diferencias que tenemos entre los distintos bloques políticos, pero siempre pensando en cómo habilitar este proceso constituyente ciudadano”.
“Pienso que los límites que ya estuvieron fijados el 15 de noviembre pueden existir y se pueden establecer otros bordes, pero no se puede limitar al extremo el poder constituyente que se va a constituir para una nueva discusión constitucional”, agregó.
Piergentili se refería a una de las ideas que está tomando fuerza en los partidos de Chile Vamos donde están llegando a lineamientos comunes para la próxima reunión sobre diseño constituyente entre partidos con representación parlamentaria. Por ahora van dirigiendo su propuesta a fijar márgenes a la discusión antes de que se empiece a redactar una nueva Constitución, tales como: un país unitario, con el fin de evitar el concepto de plurinacionalidad; que se consigne la autonomía del Banco Central y dos cámaras simétricas para el sistema político, entre otros límites.