La guerra civil dentro de la Democracia Cristiana libra una de sus batallas más encarnizadas en el Senado, un espacio en el que, generalmente, los integrantes del Poder Legislativo tienden –se supone– a la mesura y a procurar un mayor cuidado de las formas. Pero las mismas se han perdido conforme se profundiza esa severa fractura que ha terminado por exponer todavía más la pugna entre dos mundos que parecen cada vez más excluyentes, irreconciliables y distantes, con dos “generalas” completamente enfrentadas entre sí: Ximena Rincón y Yasna Provoste. Mientras cada una cuenta con su aliado dentro de la Cámara Alta (Matías Walker y Francisco Huenchumilla, respectivamente), militantes y dirigentes de la falange expresan su inquietud ante la incapacidad de contar con una bancada que represente al conjunto de la colectividad y el inminente choque de trenes que, a las claras, puede reducir aún más a un partido ya menguado por las constantes fugas y renuncias. En medio de la disputa, el senador Iván Flores asegura que “hoy tenemos una fractura de un hueso clave. No hablo de un hueso del dedo meñique ni nada de eso. Es una fractura de la columna vertebral que va a dividir el cuerpo en dos”.
Con preocupación observan en las bases de la Democracia Cristiana (DC) no ya solo la inexistencia de una postura común de los cinco senadores del partido frente a una infinidad de temas relevantes, sino una verdadera “guerra civil” que se advierte de manera cada vez más nítida entre las senadoras Ximena Rincón y Yasna Provoste, dos figuras clave de la colectividad que –según diversas voces al interior de la tienda– animan una disputa cuyo alcance es mayor que el que muchos suponen y que tiene una raíz mucho más profunda que la que tantos otros alcanzan a advertir.
La disputa entre ambas senadoras tensiona en demasía a la falange y se transmite por el aire al Congreso. Para un importante referente al interior de la colectividad, la pugna entre las parlamentarias “es algo que viene desde la última campaña presidencial, cuando Ximena Rincón tuvo que bajar su candidatura, lo que coincidió con la nominación de Yasna Provoste”, sostiene. Desde entonces, Rincón experimentaría una antipatía por Provoste cada vez menos solapada, una que se intensificó con la campaña de cara al plebiscito constitucional, que fue una verdadera revancha para Rincón. ¿Sirvió aquello para atemperar el rencor que embarga a la senadora por El Maule? “En absoluto”, sostienen desde la militancia falangista.
“Las dos tratan de pasarse cuentas permanentemente y eso lo condiciona todo. Más allá de las tesis políticas, hay un tema de vendettas personales y egos”, agregan fuentes cercanas al partido de la flecha roja. Esta pelea no calaría tan hondo si la DC contara con una bancada algo más robusta, como ocurría en lo profundo de la transición, ya que al ser solo cinco los senadores que posee la falange, se produce una partición de aguas muy brusca y visible: por una parte, Yasna Provoste haciendo sociedad con Francisco Huenchumilla, senador por La Araucanía, con quien se alinea en las votaciones y vocerías, ambos de un riñón más centroizquierdista; y Ximena Rincón acompañada de Matías Walker, el senador por Coquimbo, junto con quien representarían una mirada más conservadora. “Y al medio queda Iván Flores, votando a veces con unos, haciendo cositas con los otros… y así”, añade una fuente.
“Igual es raro porque Ximena Rincón, cuando quería ser candidata, quería parecer más centroizquierdista, incluso más socialdemócrata, y ahora uno la ve en esto de hacer cosas junto con la derecha populista… a ojos de cualquiera se ve harto incomprensible. Pero uno se lo explica, ya que las acciones políticas de ellas se van adaptando a esta cosa personal que tienen, haciendo todo en función de cómo ganarle el gallito a la otra”, puntualizan desde el interior del partido.
La pugna entre ambas es algo perfectamente visible, sostiene Felipe Vergara, experto en comunicación política y analista, quien recuerda que el origen de la inquina se encuentra en una primaria en la que “Ximena Rincón tenía la expectativa de ir como candidata pero la directiva decide bajarla para poder ir a una primaria con las otras fuerzas de la antigua Concertación y la Nueva Mayoría”, recuerda, en referencia a ese grupo que hoy integra Socialismo Democrático.
“Y ahí se mueve con mucha inteligencia Yasna Provoste con lo de los ‘mínimos comunes’, y logra ir a esa primaria por la DC con (Paula) Narváez y (Carlos) Maldonado. Y aunque a Rincón le dieron el caramelo de ser la presidenta del Senado, el vínculo ahí se rompió”, agrega el también académico, para quien las pugnas personales siempre han enturbiado la discusión política, fenómeno que se da en todo tiempo y lugar. “Pensemos nada más en lo que pasa ahora en Brasil, donde el candidato de izquierda Ciro Gomes se niega a apoyar a Lula en segunda vuelta. ¿Y por qué? Porque ambos, que eran muy amigos, se pelearon cuando Lula era presidente de Brasil. El partido de Ciro Gomes le dio el apoyo a Lula; incluso Simone Tebet, la otra candidata, que salió tercera y es de centro, también se plegó a Lula. Pero Ciro Gomes no. Y se ha negado y punto”, señala.
Similar es el juicio del analista y académico Rodrigo Espinoza, quien cree que «más allá de las gentilezas aparentes entre ambas, en su minuto Yasna Provoste estaba en la cúspide de su carrera política, sacando adelante la agenda de ‘mínimos comunes’ y se perfilaba como la opción más potente de centro. Desde que la DC echa pie atrás en su decisión, Rincón se enfrasca en una disputa constante con su partido. Aunque convengamos que hay una suerte de guerra civil por el control del partido desde hace aproximadamente 5 años», afirma. No obstante, y reconociendo el hecho irredargüible de que la senadora Rincón fue la ganadora del último round, Espinoza desestima la opción presidencial de ella: «Más allá de sus aspiraciones, me parece poco probable que su aspiración presidencial despegue. No es una figura potente para la opinión pública y, a decir verdad, el Rechazo a la propuesta de nueva Constitución por ahora regresa la política a los partidos por sobre los personalismos».
La senadora Rincón, como se señaló anteriormente, fue la ganadora en la última batalla entre ambas, aquella que se libró en el plebiscito del 4 de septiembre. Provoste, con la obligada entereza que exige la necesidad de encarar la derrota en estas lides, afirmaba que la apabullante derrota del Apruebo, su opción, en ningún caso constituía una derrota para chilenos y chilenas que bregan por un Chile menos desigual e indolente a las necesidades de las grandes mayorías. “No es que hayamos perdido, es que aún no hemos ganado”, dijo la senadora por Atacama, una política curtida ya en otras derrotas dolorosas, como fue la acusación constitucional (la primera en democracia) que la removió del Ministerio de Educación durante primer Gobierno de Michelle Bachelet.
Los ojos brillosos de Yasna Provoste contrastaban con la sonrisa que Ximena Rincón exhibía ante las cámaras. Para integrantes de diversas instancias partidarias de la DC, con toda seguridad Rincón y Provoste dedicaron más de un minuto a pensar en la otra. Y si bien la última batalla fue ganada por Rincón, los conocedores de la interna falangista sostienen que la senadora del Maule ya ha dejado de disfrutar la victoria conseguida ante su rival. La razón descansaría en que –según sostiene un conocedor de esta trama al interior de la tienda– le falló el plan tendiente a crear el Partido Demócrata, que era su gran apuesta personal.
“El problema es que nadie los quiso acompañar en la aventura, y más encima les salió Amarillos por Chile al paso, que se hizo de ese espacio que quería ocupar ella con Matías (Walker). Ella trató de levantar gente de Amarillos, pero tampoco le resultó. No logran articular un contingente importante. No solo eso: en algún minuto pensó integrar Amarillos, pero lo haría a condición de ser su candidata presidencial, cosa que los amarillos rechazaron”, declara la fuente, que agrega: “Tanto se ha desinflado la idea, que ahora escuché a Matías (Walker) en una entrevista en radio Oasis poniendo paños fríos, dando a entender que no estaba por dejar el partido. Y esto explica todo lo demás”. El Mostrador hizo las gestiones para contactar a Cristián Warnken, líder del futuro partido, pero fue imposible conseguir una respuesta a efectos de confirmar o desmentir el hecho.
¿Qué es lo demás? “Lo demás es lo que hicieron Rincón y Walker: aparecer junto con los republicanos y el Partido de la Gente, lo que vemos como resultado de la búsqueda de un nicho y de una plataforma política que les permita levantar esa candidatura presidencial. Si bien Yasna (Provoste) quedó bien a maltraer, también es cierto que esto fue un paso en falso (de Rincón), porque se arrinconó en ese mundo del que es muy difícil salirse. Ella tuvo apoyos importantes de algunos empresarios y está buscando su rumbo, pero ha tomado decisiones un poco extrañas que hablan de mucha desorientación”, agrega.
Para Felipe Vergara, la desorientación obedece a la “borrachera electoral” que muchos políticos parecen estar padeciendo luego del referendo de salida, especialmente en sectores de centro y derecha. “Me parece que Rincón y quienes la acompañan creen tener más peso del que realmente tienen, y me parece que creen que son los verdaderos triunfadores del Rechazo. Entonces, tenemos a dos figuras de mucho peso en la DC enfrentadas, una muy entusiasmada con el resultado pero sobrestimando su rol en el triunfo del Rechazo, y por otra parte, una figura como Provoste que se ve de capa caída, incluso se le ve algo submarineada en la discusión”, indica.
Otra importante voz al interior de la DC cree que Rincón y sus aliados están “hambrientos de protagonismo”, ese del que gozaron a raudales durante la campaña con miras al referendo del 4 de septiembre. “Esto de irse a meter con los republicanos y los del PDG fue una locura, una especie de berrinche. Me parece que a Ximena Rincón también le pesa no estar en la mesa del Congreso y que sí esté ahí (Francisco) Huenchumilla”, comenta.
Otro clásico militante de la colectividad, el analista y exsecretario general de la DC, Víctor Maldonado, sostiene que el Senado es la institución con cargos de representación popular donde mejor se observa la fractura del partido. “Esta no es una bancada de cinco, sino cinco bancadas de a uno”, subraya, en referencia a un cuadro de caos, disputa e incertidumbre capaz de estimular sentimientos tan poco nobles como la sospecha permanente, la insidia y, en último término, las conductas egoístas tendientes a promover agendas propias.
“Hasta una guerra civil sería algo más ordenado que lo que vemos en el partido, que es un escenario de atomización completa. Pregunto yo: ¿alguien puede tener la gentileza de actuar como bancada? Porque, hasta ahora, lo que vemos es que cada uno actúa a su pinta pero ocupando un nombre (del partido), pero con distintos fines, y así están confundiendo a todos. Esto ha llegado a un extremo tal que ni siquiera en las negociaciones en curso en materia constitucional tenemos una posición que informe a todos los integrantes del partido”, plantea.
No obstante, y pese a que no escatima críticas a los dos bandos en disputa encabezados por Rincón y Provoste, esta fuente sostiene que “tampoco cabe armar una especie de club de los picados y juntarse con una ultraderecha que es rehuida por la misma derecha. Hay un límite y ese límite es llamar a Rojo Edwards. Es hora de que la bancada deje de estar al debe con la militancia, que espera verlos conducirse como un cuerpo que represente a todos”, recalca.
La politóloga Pamela Poo estima que esta división partidaria tiene una raíz con connotaciones sociales, ya que “vemos esa tensión histórica entre ese grupo vinoso e histórico, más de élite, como es en efecto ‘Los Príncipes’, grupo al que pertenecen los Walker, con los que Rincón se siente más cómoda; y por otra parte, un mundo integrado por militantes con gran trabajo social y muy destacados que vienen del humanismo cristiano. Son dos almas en constante disputa”, remarca la analista. “En el fondo, lo que vemos es la colisión de esas dos almas, y es evidente que hay una de ellas, la que componen Rincón y Walker, que está más comprometida con el statu quo, con mucho menos énfasis en la transformación social”, añade.
Hay una lesión enorme en el alma del PDC, asumen militantes y dirigentes. Y esto viene de largo, reconoce el senador Iván Flores. “Hoy tenemos una fractura de un hueso clave. No hablo de un hueso del dedo meñique ni nada de eso. Es una fractura de la columna vertebral que va a dividir el cuerpo en dos”, afirma el senador que ensaya el rol de bisagra entre estos mundos cada vez más divorciados, cosa que se torna más difícil en un cuadro de “polarización y actuaciones individualistas”.
“Por distintas razones, la fractura en la bancada es bastante profunda (…). Espero servir de puente para que algunas diferencias puedan aplacarse en pos del bien común, y voy a seguir en eso, pero lo veo cada vez más difícil”, añade el parlamentario por Los Ríos.
La senadora Yasna Provoste, por su parte, reconoce que “a esta altura es de público conocimiento que existen diferencias políticas entre las y los militantes. Son diferencias profundas”, asegura, al tiempo que envía una velada crítica a quienes prueban alianzas controvertidas que desdibujan la identidad del partido. “Cada uno se tendrá que hacer cargo de las alianzas que genera a partir de lo que propone para el futuro de Chile y de la DC”, subraya, categórica, la representante por Atacama en el Senado.
El senador Matías Walker optó por no dramatizar estas diferencias, que se hicieron manifiestas nuevamente esta semana con motivo del debate constitucional que tiene lugar en el Parlamento, cuando asumieron la defensa de los “excluidos” de la coordinadora que discute sobre cómo proseguir con el proceso.
“No hay un choque de trenes con los senadores (Francisco) Huenchumilla y (Yasna) Provoste, porque además hay un quinto senador que merece todo el respeto, como el senador Flores, que también votó por el Rechazo, y finalmente representamos a ciudadanos que piensan distinto, que podemos tener posturas distintas y ese elemento de representación parlamentaria tiene que estar presente en decisiones tan relevantes como esta. Tanto los que estuvieron con el Apruebo como los que sintonizamos con el sentir del 62% de la ciudadanía, tenemos legítimo derecho de representar a la gente que piensa distinto”, explica Walker.
Ximena Rincón, en tanto, desmiente la existencia de inquinas personales con la senadora Provoste, así como «con ninguno de mis camaradas de partido, milito desde los 14 años en la DC», sostiene. Respecto de las críticas a sus últimos movimientos, Rincón declara que «para lograr las transformaciones, debemos ser capaces de escuchar a la ciudadanía y no atrincherarnos en las ideologías. ¡Chile necesita respuestas y ellas se encuentran en los principios fundadores de los partidos del centro de nuestra patria, y ello quedó demostrado el 4 de septiembre!», enfatiza.
No obstante, y porque así es la política, la senadora por la Región del Maule igual les dedica un mensaje a sus detractores dentro del partido: «Lamentablemente hay quienes no quieren leer lo que pasó y no son capaces de tender puentes. Así no se construye un país. Dejar los populismos y tozudeces atrás es difícil. Reconocer cuando uno se equivoca es duro, pero eso habla de grandeza. He guardado un riguroso silencio en este tiempo y creo que eso es bueno y necesario», añade.
No obstante, el senador Flores cree que la crisis falangista en el Senado es grave, pero que obedece más a una división general en la base del partido, producto de un “desperfilamiento por falta de una postura ideológica clara”.
“No hemos tenido un congreso ideológico. Lo que pasa es que aparecen unos por aquí, otros por allá, pero con almas distintas, no con los matices que hay lógicamente al interior de un partido”, sostiene, sin dejar pasar la oportunidad de criticar la gestión de la directiva, liderada de forma interina por Aldo Mardones. “Es una mesa que no conduce, que surge de un empate entre Felipe Delpin y Joanna Pérez, un empate técnico, pero la mesa excluye a los que perdieron por poco y los ningunea. Esta mesa debería asumir su responsabilidad como sí lo hizo Delpin, que hizo una mala gestión pero puso su cargo a disposición. A Matías (Walker) y Ximena (Rincón) los están obligando a irse con esa tontería de prohibirles participar en cargos de elección popular. No se irán solos, sino que lo harán con un par de miles de militantes y no sé qué van a hacer con los diputados que los sigan. No quiero ni pensarlo, pero ahí se acaba la DC”, concluye el senador por Los Ríos.
Pero Provoste, cuyo músculo todavía se deja sentir al interior del partido, envía un claro mensaje a quienes apuestan por agravar la situación por la vía de armar alianzas que lesionan el alma de la colectividad y ofenden la memoria de los militantes que empujaron cambios sociales importantes, muchos de los cuales pagaron terribles consecuencias en la dictadura de Pinochet. “Hay quienes han caminado hacia profundizar la crisis. Yo estoy entre los militantes que estamos comprometidos con superar esta dificultad y revincular a la DC con las necesidades de la ciudadanía. Yo me la voy a jugar para que la Democracia Cristiana sea ese partido progresista que Chile sigue necesitando y mereciendo. Y espero que la mayoría del partido ratifique esa vocación”, sentencia.