Desde el 23 de septiembre, Víctor Ramos, coordinador del programa –que entre sus principales objetivos busca revivir los antiguos parlamentos de la Patria Vieja–, estuvo algunos días en La Araucanía, siendo la primera vez que algunos veían a quien encabeza la iniciativa gubernamental que se extiende a través de las regiones del Biobío y Los Ríos, además de La Araucanía. Si bien Ramos explica que el diseño del Plan Buen Vivir ha sido por partes, donde los plazos «dependen mucho de las conversaciones políticas que estamos teniendo», diversas autoridades regionales, como el gobernador de Los Ríos, Luis Cuvertino Gómez (PS), hablan incluso sobre una «falta de respeto». “La construcción de este plan debe apuntar a resolver el problema que tenemos hoy, que es en la línea de gestión política. Lo primero es reconocer la interlocución, esa interlocución debe generar diálogos de confianza”, señala Cuvertino.
Tras la reunión entre el ministro Giorgio Jackson (RD) y el exdelegado presidencial en La Araucanía, Raúl Allard, durante la visita del titular de Desarrollo Social el pasado 23 de septiembre, se consultó a este por los resultados del Plan Buen Vivir. La iniciativa –que tiene como meta fundamental revivir los antiguos parlamentos mapuche de la Patria Vieja para avanzar en acuerdos con el Estado– y que había sido presentada en mayo por la exministra Izkia Siches, pasó recientemente, por recomendación de la ONU, desde la cartera del Interior a la de la Segpres, como una fórmula para fortalecer el diálogo.
Si bien, en su momento, el ministro Jackson contó que el plan ha tenido avances sustantivos, especialmente en la recuperación de vínculos y de confianzas con las comunidades mapuche, lo cierto es que autoridades regionales y locales de la zona sur –asociadas a partidos de Gobierno– afirman lo contrario.
En tal sentido, acusan excesivo centralismo en las gestiones del encargado de la iniciativa gubernamental, el psicólogo de Convergencia Social, Víctor Ramos, sobre quien se asegura en La Moneda que el Presidente le tiene «un mandato especial». Particularmente los jefes locales se quejan de no ser recogido el trabajo en terreno que han realizado con las autoridades zonales del pueblo mapuche. Algo que resulta sustancial a la hora de identificar quiénes son los interlocutores válidos para establecer parlamentos similares a los realizados por los líderes indígenas y la Corona española en el siglo XVIII.
“Ha habido una suerte de falta de respeto si existe una autoridad central a cargo de este programa que no se haya comunicado nunca con el gobernador regional”, asegura Luis Cuvertino Gómez (PS), quien encabeza el Gobierno Regional de Los Ríos, en medio del inicio de las visitas a municipalidades por parte del equipo del Plan Buen Vivir. “Creo que es importante discutir con los gobernadores de estas regiones para dónde está apuntando el plan y cuál es el espíritu. En nuestro caso, tenemos trabajo previo, articulación y relaciones políticas con las comunidades”, puntualiza.
Si bien Cuvertino afirma tener en general una buena opinión de los objetivos de la iniciativa gubernamental, enfatiza que la mirada debe estar puesta en “las particularidades de cada territorio».
«Esto es importante, especialmente en torno a la relación con las autoridades mapuche, donde no existen autoridades generales, sino que de zona, por consiguiente, es muy diverso. La construcción de este plan debe apuntar a resolver el problema que tenemos hoy, que es en la línea de gestión política. Lo primero es reconocer la interlocución, esa interlocución debe generar diálogos de confianza”, sostiene.
Funcionarios del Gobierno Regional de Los Ríos describen que por su parte han hecho reuniones con representantes de la delegación presidencial, con el fin de elaborar un mapa de nombres de autoridades indígenas, a fin de «saber quién es quién en cada territorio y los niveles de compromiso, el objetivo de confianza. En algunos son reivindicaciones de tierras, otros tienen demandas de servicios del Estado como conectividad terrestre, de conectividad y de salud». Ese levantamiento –aseguran– «está avanzado y se está trabajando».
Para el éxito del Plan Buen Vivir, explican que es indispensable que quienes dirigen la iniciativa puedan hacer uso de estos conocimientos. «En la Gobernación Regional tenemos cierta legitimidad con autoridades de algunos territorios» y que abarcan «más de cien comunidades y cada territorio tiene demandas distintas», indican.
Asimismo, adelantan que las conversaciones entre las autoridades locales y los responsables del plan de Gobierno han comenzado a darse paulatinamente. Hasta el momento han mantenido tres reuniones con representantes del Gobierno en la región, donde han analizado los contenidos y la profundidad de lo que es el programa del Buen Vivir, sin embargo, señalan que desconocen «las actividades específicas de la iniciativa».
Luciano Rivas (Evópoli), gobernador regional de La Araucanía, dijo al El Mostrador en La Clave que, respecto de resultados del programa, «lamentablemente nosotros no hemos visto, y a diferencia de otros años, donde los planes se veía que se estaban ejecutando, el Plan Buen Vivir, yo diría que a nivel regional no han visto este plan en acción».
«El Plan Buen Vivir tiene que ser mucho más integral. Yo no coincido que tengamos un plan donde no se esté llegando directamente a las municipalidades a preguntar cuáles son los requerimientos que tengan, donde no se acerquen al Gobierno Regional para ver cuál va a ser la línea de acción en la que podemos trabajar de manera conjunta», complementó.
En esa línea, declaró que su visión y análisis de “lo que ha pasado hasta aquí no es positivo. Yo creo que no hemos visto en acción este Plan Buen Vivir que fue anunciado con bombos y platillos en marzo, y la verdad que, por lo menos desde el punto de vista de lo que uno puede percibir desde el Gobierno Regional, no ha sido así».
De acuerdo al alcalde de Temuco, Roberto Neira (PPD), «al momento no se ha visto una materialización del Plan en estos meses. Creo que hay un retraso en la entrega de información”. A esto le suma que no tiene claridad del “enfoque en las temáticas que el Plan Buen Vivir dice tener”. El jefe comunal explica que ha conversado con Víctor Ramos, pero «nunca he tenido una conversación con el encargado regional”.
Aun así, valora los objetivos de la iniciativa del Gobierno: «El Plan Buen Vivir tiene muchos elementos positivos que, de abordarse, nos permitirían tener un acercamiento a lo que pretendemos como región para salir de algunas problemáticas sociales, económicas y de conectividad”.
Neira describe que tuvo la oportunidad de comentarle sus reparos al Presidente en una reunión a través de Zoom, a la que asistió por ser vicepresidente de la Asociación Chilena de Municipalidades. “Le dijimos que se necesitaba un fortalecimiento de lo que es el Plan Buen Vivir, y segundo, la materialización del tema. Él tomó apuntes de esto, dijo que le parecía extraño que estuviera sucediendo”, comenta.
“Espero que las medidas anunciadas sean trabajadas con responsabilidad, y en conjunto con todos los actores, donde los gobiernos locales debemos colaborar intensamente. Para que las medidas de este plan se materialicen, el Gobierno debe dedicar tiempo y conversar con todos los actores del territorio”, asegura el alcalde de Renaico, Juan Carlos Reinao (Ind).
«Mi opinión sería favorable si es que hay un programa del Buen Vivir que tenga presencia estable, coherencia presupuestaria, y líneas de acción reconocibles», puntualiza una autoridad del oficialismo.
«Cualquier programa que se instale en la región, que lo haga con nosotros. Tenemos conocimiento del territorio y avance en el diálogo. Cualquier programa que nace con una perspectiva centrista tiene muchos componentes de riesgo, es un programa voluntarista con poca certeza de lo que se debe hacer en el territorio», agrega.
En contraste con las críticas de las autoridades locales, fuentes de Palacio aseguran que el equipo nacional del Plan Buen Vivir ha concentrado sus esfuerzos durante las últimas semanas en abrir diálogo en las comunas de Malleco. Cuentan que han visitado de manera personal hasta ahora a los alcaldes de Curacautín, Ercilla y Traiguén.
Reconocen que hay cierta preocupación respecto a que la estrategia de Estado que se está elaborando tenga legitimidad no solo del mundo político, sino también de las comunidades mapuche y de parceleros. Por esta razón –explican– la forma de abordar los diálogos partió desde identificar que hay un conflicto histórico que tiene que ver con distintos factores, como devolución territorial y aspectos de racismo. Al interior de La Moneda describen que “ese conflicto no va a desaparecer si no es atendido. Estamos tratando de construir los puentes para crear una política de Estado que abarque la complejidad de la situación”.
Bajo esa lógica, sostienen que durante los primeros meses del programa se enfocaron en abrir puentes con comunidades mapuche, como un canal para viabilizar sus demandas. La idea –resumen– es llevar al diálogo elementos importantes para las comunidades mapuche, como la habitabilidad de las tierras, que no es otra cosa que encontrar formas para que las tierras de las comunidades puedan ser productivas. Describen que los diálogos con comunidades mapuche y parceleros han mostrado “un pulso de las necesidades”, pero que ahora se están recogiendo «especificidades», para evitar la pérdida de matices.
Aun así, reconocen que por temas de contingencia el equipo nacional del Plan Buen Vivir ha debido ir mostrando avances de la iniciativa a las ministras, a raíz de los Estados de Excepción, para que se puedan socializar en el Congreso. Esto –indican– ha provocado derivar tiempo de trabajo para “rendir cuentas” a los ministerios, pero aseguran que ahora el equipo está enfocado en las autoridades locales.
A las 19:00 horas del 30 de septiembre –el mismo día en que la ministra del Interior, Carolina Tohá, arribó a La Araucanía, con el fin de reunirse con autoridades en la jornada siguiente– llegó Víctor Ramos a la Municipalidad de Ercilla para un encuentro con el alcalde Valentín Vidal (independiente elegido a través de la lista integrada por la DC, el PRO y Ciudadanos). En la instancia, estuvo con miembros del equipo nacional del Plan Buen Vivir, es decir, de La Moneda, Francisco Arellano y Francisca Magnani, además del encargado regional del programa, José Millalen.
Según cuentan fuentes al interior del municipio, el alcalde los recibió a las 19:00 horas y trabajaron hasta las 22:00 horas. En la cita, el jefe comunal les dio orientación sobre la cantidad de comunidades indígenas, cómo trabajan con ellas y cuáles serían las necesidades que han identificado. Abordaron temas como necesidad de caminos, puentes, y de conectividad, como antenas para acceder a Internet. También se presentó el presupuesto del Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO), el cual se habría entregado –a través de Ramos– a la cartera correspondiente y que –según informan desde la municipalidad– días después estaba firmado.
Además, se detalla al interior de la administración que el alcalde quedó de enviarles lineamientos sobre el contexto en la comuna de Ercilla y las prioridades. “Cuando llegó a la comuna él ya tenía un diagnóstico, porque su gente había estado trabajando en los sectores rurales. Venían con una carpeta. Nosotros le entregamos información del municipio. Entonces la idea era que esos datos se lleven a Santiago y se cotejen”, cuenta acerca de la cita la cabeza de Ercilla, Valentín Vidal.
Víctor Ramos, por su parte, indica que «hemos escuchado a los alcaldes en diferentes momentos. Hemos asistido a diferentes exposiciones que han hecho con los ministros que lideran el Plan Buen Vivir, lo hicimos con la ministra Jeanette Vega (extitular de Desarrollo Social), hemos atendido sus puntos de vista, la ministra Izkia Siches (extitular del Interior) los recibió en La Moneda, con el ministro Giorgio Jackson hace poco también. Hemos tenido diferentes instancias en que hemos podido trabajar con los alcaldes de Biobío, La Araucanía, donde hemos ido recogiendo las dificultades que tienen”, señala.
Respecto de los tiempos, Ramos afirma tener tiempo suficiente. «Este plan lleva apenas cinco meses y el conflicto es centenario, por lo tanto, todavía queda tiempo para ir trabajando en conjunto. Los plazos van a depender mucho de las conversaciones políticas que estamos teniendo. Si se va a transformar en un programa de Estado, necesita de un consenso, que es lo que estamos produciendo ahora: de qué se va a tratar el programa, cuál es la dirección que va a abarcar. Esos plazos se van a ir definiendo. Esperaría que pudiésemos comenzar a trabajar muy fuertemente, en el marco legal que plantean las ministras, el próximo año».