Si bien varias empresas tecnológicas se han comprometido a entregar miles de millones de dólares de sus propias ganancias a causas sociales respaldadas por el Partido Comunista, Jinping es consciente de que necesita del crecimiento económico para poder seguir liderando esta carrera y cumplir sus objetivos. No obstante, también sabe que China está pasando por turbulencias internas como una crisis energética masiva, así como un sector inmobiliario altamente endeudado. Xi, deberá guardar el equilibrio para evitar una huída de capitales, que podría desencadenar una desaceleración económica.
Un aspecto inherente a las autocracias, es la posibilidad y viabilidad de establecer objetivos estratégicos en el tiempo, algo mucho más difícil de realizar en gobiernos democráticos, que varían en ciclos como resultado de la elección popular de proyectos de izquierda o derecha, en donde se prioriza el logro de objetivos en el corto plazo, con el fin de obtener los votos suficientes para obtener segundo mandato. Las conclusiones finales del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China no plantean ninguna novedad en cuanto al derrotero que seguirá China para alcanzar sus objetivos estratégicos al 2035 y 2049, puesto que solo confirman lo ya acordado en la tercera resolución más importante promulgada por el Partido Comunista de China en sus 100 años de existencia, promulgada en noviembre del 2021.
La primera resolución histórica se promulgó en 1945, mediante la cual se respaldó a Mao como su líder absoluto, y se analizaron los errores cometidos durante las primeras décadas de la revolución china; la segunda resolución—promulgada por Den Xiaoping en 1981—, criticaba los errores cometidos por Mao, en particular la revolución cultural, en donde Xiaoping llamó a construir el camino para sacar a China del aislamiento económico e industrializarla. Durante aquella primera resolución, Mao llevaba gobernando 7 años y su pensamiento y filosofía aun no era tan popular; durante la segunda, Xiaoping llevaba solo tres años en el poder. La tercera resolución fue promulgada en condiciones distintas; Xi Jinping se encontraba en la cúspide del poder, liderando firmemente el Partido Comunista de China, ejerciendo durante dos mandatos como secretario general del partido y se ha incluído «el pensamiento de Jinping» en los documentos oficiales promulgados por el Partido Comunista desde hace cinco años.
El XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China no ha hecho más que ratificar el poder omnímodo de Xi Jinping y su círculo de confianza recién elegido (comité permanente de hombres) durante un tercer período y su visión política o «socialismo con características chinas», camino que, desde noviembre del 2020, a mostrado una estrategia clara: poner mano dura contra gigantes tecnológicos y empresas ligadas a las finanzas, el entretenimiento y la educación privada, sectores que han abusado y agobiado a la población china. Xi Jinping ha sido claro en este aspecto, según dijo: «La prosperidad común es la prosperidad de toda la gente» tomando las palabras de Dang Xiaoping quien señaló en 1985: «Algunas personas pueden enriquecerse primero para ayudar a las personas más pobres a largo plazo, de tal manera que la sociedad pueda alcanzar gradualmente la prosperidad común». Durante Octubre del 2021, Xi Jinping también señaló: «debemos dividir bien el pastel» y durante el XX Congreso sostuvo que su objetivo es «lograr la prosperidad común de todos los chinos para mediados del siglo XXI, fortaleciendo la clase media, regulando los mecanismos de acumulación de riqueza, en un claro intento de calmar movimientos de protesta de los jóvenes chinos durante el 2021, reclamando por los bajos salarios y las largas y extenuantes horas de trabajo semanal.
En cuanto a la industria tecnológica, desde el año 2020 China ha puesto mano dura liquidando más de 1.5 USD billones en valor desde los gigantes tecnológicos (algo así como 4 veces el valor completo de capitalización de mercado de Facebook), estableciendo estrictas medidas como leyes de antimonopolio tecnológico; leyes en contra de prácticas engañosas; leyes de protección de información personal; regulación de horarios de trabajo; prohibición de recomendaciones algorítmicas; prohibición de registrar acciones en los EE.UU. (para conseguir fondos de los mercados internacionales) y la ley en contra de videojuegos (en donde se limita el horario semanal para los niños) . Según el gobierno chino, los gigantes tecnológicas deben enfocarse áreas de desarrollo estratégicas para China, como la industria de semiconductores, y la de automóviles autoconducidos y eléctricos, áreas que liderarán la innovación y cimentarán el camino para lograr el liderazgo mundial en las próximas décadas.
Si bien varias empresas tecnológicas se han comprometido a entregar miles de millones de dólares de sus propias ganancias a causas sociales respaldadas por el Partido Comunista, Jinping es consciente de que necesita del crecimiento económico para poder seguir liderando esta carrera y cumplir sus objetivos. No obstante, también sabe que China está pasando por turbulencias internas como una crisis energética masiva, así como un sector inmobiliario altamente endeudado. Xi, deberá guardar el equilibrio para evitar una huída de capitales, que podría desencadenar una desaceleración económica. De esta forma, los próximos años se avizoran difíciles para China, quien se mantendrá firme en su estrategia cero covid (que ha generado un débil crecimiento económico y un descontento transversal en la población), así como en la anexión eventual de Taiwán, aspectos que podrían retrasar aún más, su más anhelado sueño: el rejuvenecimiento de la República Popular China.