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Espiral de violencia en México aumenta y pone en duda el plan «Alto al Fuego» MUNDO

Espiral de violencia en México aumenta y pone en duda el plan «Alto al Fuego»

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México tiene hoy una tasa de 28 homicidios por cada 100 mil habitantes, una de las más altas del mundo. De hecho, la ONG Save Democracy denunció que el país “enfrenta una creciente espiral de violencia criminal desde hace dos décadas que hoy alcanza niveles sin precedentes”. Según cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante el gobierno de Calderón hubo 122 mil homicidios violentos, con Peña Nieto ocurrieron 150 mil asesinatos, mientras que hasta octubre pasado, en el Gobierno de AMLO –al que le restan menos de dos años para concluir–, ya se cuentan cerca de 140 mil homicidios dolosos.   


La espiral de violencia sigue al alza en México y, tal como se preveía, el pasado octubre culminó como el mes más violento del presente año, al acumular un total de 2 mil 481 víctimas de homicidio doloso en el país. Según datos oficiales del Gobierno, que fueron publicados por el diario El Universal, se registraron 80 asesinatos diarios. Comparado con septiembre, las víctimas de muertes intencionales se incrementaron en 6,5%. 

El estado de Guanajuato, cuya gobernación es del conservador Partido Acción Nacional (PAN), lidera con 302 homicidios dolosos, lo cual significa un promedio de 10 al día. Mientras, en otros siete estados del país se dispararon las víctimas de este delito, entre ellos, Michoacán, 17%; Zacatecas, 29%; Guerrero, 29%; Baja California, 11%, todos gobernados por el izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que fue fundado por el actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. También las muertes aumentaron en Jalisco, 28%, y Chihuahua, 35 %, estados administrados, respectivamente, por el Movimiento Ciudadano (centroizquierda) y el PAN. 

Especial mención tienen Ciudad de México, capital del país, y el estado de México, donde el alza alcanzó al 19%. Esto, pese a que allí se aplica el plan “Alto al Fuego” en las conflictivas colonias Barrio y Plateros, en las cuales el gobierno de la ciudad busca alejar del crimen organizado a los jóvenes delincuentes, mediante servicios y beneficios, con la finalidad de disminuir los delitos. El programa, originario de Boston, habría reducido en un 58% los homicidios y es mirado con atención por las autoridades del Gobierno chileno a fin de implementarlo aquí. De hecho, a fines de octubre el subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, viajó hasta México para interiorizarse de la iniciativa. 

Sin embargo, el plan es objeto de controversias en el país del norte. “La realidad es que en México no ha funcionado como tal un programa de amnistía o reinserción de criminales, a pesar de que se ha propuesto y se han hecho intentos como el de Ciudad de México. No hay datos oficiales de cuántos criminales se han acogido a este tipo de programas”, señala Salvador García Soto, columnista político de El Universal, experto en seguridad, y conductor del programa televisivo ‘Noticias de la Noche’. 

“Si bien es cierto que en algunas zonas muy específicas de Ciudad de México ha habido una disminución de la violencia, no es para decir que hay un ‘alto al fuego’. El plan debiera tener una orientación más funcional para realmente combatir los delitos graves”, añade Ioan Grillo, periodista inglés investigador del narcotráfico, y autor de los libros El Narco y Caudillos del Crimen

Además, según informaron autoridades de seguridad de Ciudad de México, hay al menos ocho grupos criminales que operan allí, entre los que resaltan los peligrosos carteles Cartel Jalisco Nueva Generación (CJMG), la Familia Michoacana, la Unión Tepito y el Cártel de Caborca. 

Sin embargo, el gobierno federal asegura que los homicidios dolosos muestran una tendencia a la baja, por lo que la estrategia de seguridad exhibe buenos resultados. Según la versión oficial, estos delitos mostraron una reducción del 8,7% en los primeros siete meses de este año respecto al mismo período de 2021. Por su parte, el mandatario acusa que la violencia es la “peor herencia” que le dejaron sus antecesores, Felipe Calderón (2006-2012), del PAN, quien inició la guerra contra el narcotráfico, y Enrique Peña Nieto (2012-2018), del Partido Revolucionario Institucional (PRI). 

También hay quienes sostienen que el presidente es víctima de una campaña mediática, en la cual se recurre al tema de la violencia. “La prensa corporativa es enemiga a fondo de López Obrador”, denuncia Lorenzo Meyer, historiador, analista y académico del Colegio de México. 

¿Estrategia correcta? 

Durante su campaña electoral que lo llevó al poder en 2018, luego de dos intentos fallidos, Andrés Manuel López Obrador, más conocido como “AMLO”, acuñó el eslogan de “abrazos, no balazos” y manifestó, ya en el poder, que “los narcotraficantes solo necesitan amor, comprensión y ternura”. Sin embargo, estas palabras le acarrearon una ola de críticas y acusaciones de mostrar debilidad frente a los mafiosos violentos.  

También, mediante cambios constitucionales, el jefe de Estado creó una Guardia Nacional en 2019, con nuevos reclutas y que sería una especie de fuerza pacificadora, y ayudaría a sacar al ejército de las calles. Pero la idea de una Guardia Nacional independiente no prosperó y AMLO firmó una ley de entrega de mando a los militares, con lo cual estos acrecentaron su poder.  

Con todo, hoy el sexenio de López Obrador se perfila como uno de los más violentos de la historia de México. “Llegó al triunfo, en buena medida por su propuesta de ‘pacificar al país’, modificar la estrategia militarista, regresar el ejército a sus cuarteles y disminuir la violencia que impacta a los mexicanos. Pero hoy las bandas criminales ocupan el 72% del territorio nacional, la violencia creció y se exacerbó, según las propias cifras oficiales, en asesinatos violentos, masacres, ejecuciones, desaparición de personas, muerte de ciudadanos inocentes y femicidios, rebasando ya por mucho los parámetros que se vivieron con Calderón y Peña Nieto”, explica García Soto.  

Según cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante el gobierno de Calderón hubo 122 mil homicidios violentos, con Peña Nieto ocurrieron 150 mil asesinatos, mientras que hasta octubre pasado, en el Gobierno de AMLO –al cual le restan menos de dos años para concluir–, se cuentan cerca de 140 mil homicidios dolosos.   

México tiene hoy una tasa de 28 homicidios por cada 100 mil habitantes, una de las más altas del mundo. De hecho, la ONG Save Democracy denunció que el país “enfrenta una creciente espiral de violencia criminal desde hace dos décadas que hoy alcanza niveles sin precedentes”. Mientras, crecen los delitos de secuestros, extorsiones y trata de personas. 

Meyer expresa que el fenómeno de la criminalidad obedece a varias causas fundamentales: “La pésima distribución del ingreso, la muy poca movilidad social, la corrupción, la facilidad para introducir armas y municiones desde Estados Unidos y el inmenso mercado de la droga en el vecino país”. 

Cambios  

Los expertos creen que es urgente que el Gobierno dé una fuerte “vuelta de tuerca” para combatir la creciente criminalidad. Grillo apunta que se debe aplicar una estrategia que comprenda, entre otros aspectos, reforzar el control policial en las carreteras, los centros de las ciudades y crear espacios libres de violencia. “Más a largo plazo, priorizar la prevención del crimen, programas sociales en los barrios pobres, una reforma de la política de las drogas, y quitarles el financiamiento económico a los carteles”, sostiene. 

Otros agregan que en el mediano plazo una policía federal más fuerte, sumada a inversiones en la policía estatal, sería una de las soluciones, además de una robusta inversión en materia de seguridad. “México invierte muy poco en seguridad, justicia y defensa. Es del orden de 1.2% del PIB, frente a 4 puntos en los países de la Unión Europea, 5 en Estados Unidos y 6 en Colombia”, aclara Macario Schettino, catedrático del Tecnológico de Monterrey y columnista. 

Otro aspecto clave sería retomar la colaboración con Estados Unidos y organismos internacionales, puesto que el Gobierno rompió los acuerdos de colaboración con agencias como la DEA y el FBI bajo argumentos de “injerencia indebida”.  

Como dato concluyente, recientes encuestas señalan a la inseguridad como el principal problema en México (45%), por sobre la economía (35%) y la corrupción (20%). 

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