En un discurso centrado en la democracia y los peligros que la acechan, el exmandatario uruguayo afirmó que a los humanos «no les preocupa que les cobren impuestos a todos… pero no los quiere pagar él». En ese sentido, lanzó: «Y cuando les metes la mano para cobrarles impuestos a los poderosos, ¡mamma mía!, cómo corcovean». Pepe Mujica aseguró que esto último es «un dato de la realidad» que es determinante y tiene que ver con «el papel que cumple la cultura subliminal que ha creado el sistema». A su juicio, «la sociedad consumista es una creación de carácter cultural, funcional a la profundidad de los intereses del propio sistema y está dentro de nosotros». Luego de reunirse con el Presidente Gabriel Boric en La Moneda, Mujica fue reconocido con la Medalla Rectoral de la Universidad de Chile.
Si bien manifestó que valora profundamente la democracia, el expresidente de Uruguay, José «Pepe» Mujica, enfatizó que dicho sistema de gobierno «no es perfecto». Tiene la ventaja de –a su juicio– «no garantizar un gobierno perfecto, garantizarnos que nos lo podemos sacar de encima, corriendo el riesgo de elegir otro».
En un emotivo y filosófico discurso en el foro de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), titulado «Derechos Humanos y democracias contemporáneas» –que se desarrolló en la Universidad de Chile–, Pepe Mujica sostuvo que «es mentira que los pueblos no se equivocan». En sus palabras, «se comen las pastillas como cualquiera, aunque son los que pagan el costo de los errores». Por eso, llamó a aceptar la democracia con sus defectos, pero también a pelear y comprometerse por ella, «porque es fácil criticar, pero si no hay compromiso humano detrás de las ideas, no pasa nada».
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Según el exmandatario uruguayo, uno de los peligros actuales es la demagogia, «un fantasma que acompaña a la democracia, porque los humanos también nos equivocamos, soñamos. Y nos parece que, como dicen los chilenos, es fácil pensar que voy a hacer esto, pero después ‘otra cosa es con guitarra'». Esto porque –afirmó–, entre otras cosas, a los humanos «no les preocupa que les cobren impuestos a todos… pero no los quiere pagar él». En ese sentido, lanzó: «Y cuando les metes la mano para cobrarles impuestos a los poderosos, ¡mamma mía!, cómo corcovean».
El también exguerrillero y exparlamentario del Frente Amplio uruguayo aseguró que esto último «es un dato de la realidad» que es determinante y que tiene que ver con «el papel que cumple la cultura subliminal que ha creado el sistema».
«Un sistema no se sostiene por la cantidad de soldados que tiene atrás, que lo respaldan, por los cuerpos coercitivos. Un sistema se respalda y se reconforta cuando es capaz de generar una cultura subliminal, emocional, que penetra en el conjunto del pueblo y de la gente, que adquiere una conducta funcional al propio sistema», reflexionó Mujica. Y agregó: «La sociedad consumista es una creación de carácter cultural, funcional a la profundidad de los intereses del propio sistema y está dentro de nosotros».
De acuerdo a quien fuera presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, quien reconoció que su generación no pensaba así, «es más fácil cambiar una realidad material que una realidad cultural». Dijo que su generación creía que, «cambiando la relaciones de producción y distribución, automáticamente ibas a tener una humanidad mejor. Y nos comimos la pastilla», subrayó.
En tal sentido, «si no cambia la cultura, no cambia un carajo nada. No hay batalla más importante que la cultura», sentenció.
Otro factor que hace peligrar la democracia, según Pepe Mujica, es el intervencionismo de las grandes potencias. «Recordemos la cantidad de golpes de Estado por todas partes, el papel de algunas embajadas detrás de esos golpes, son amenazas a la democracia», planteó, exponiendo que actualmente las sanciones económicas de algunos países sobre otros «suelen tener un efecto peor que una guerra». Estas «tienen un efecto venenoso de largo plazo, porque el régimen deja la garantía democrática por el camino».
«Como decía Ignacio de Loyola: ‘En una fortaleza sitiada, cualquier discrepante es un hereje’. Se pierde la tolerancia política, se envenena toda la atmósfera, porque estás conmigo o en mi contra y a los demás los aplasto, porque la cosa adquiere tono de vida o muerte», reflexionó el líder del Movimiento de Participación Popular –sector mayoritario del Frente Amplio de Uruguay–.
Mujica recordó el caso de Hugo Chávez y señaló que «cuando empieza la guerra económica se va todo al carajo, viene el reino de la intolerancia, de la dureza. Y esto pasa en todas partes. El intervencionismo económico declara sanciones, aísla a los pueblos, y termina jodiendo a los más débiles que hay en una sociedad».
«Es una enfermedad que deja heridas peor que una guerra», reiteró quien fuera presidente pro tempore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), puntualizando que «el pueblo venezolano se desangró, se desparramó por el mundo», junto con llamar a la no intervención extranjera en el país petrolero. «Que los venezolanos arreglen entre ellos sus líos, volvamos al mundo de la autodeterminación, dejemos que los países arreglen sus problemas, no nos metamos de afuera», recalcó.
La conclusión de José «Pepe» Mujica es la siguiente: «La democracia no puede apartarse de la autodeterminación y la democracia tiene que cultivar el nosotros. Hay izquierda, derecha y centro. Pero hay que respetarnos. Hagan todo lo posible por no cultivar el odio. Porque el odio los lleva a una mentalidad de fanatismo, y el fanatismo es como el amor: ciego. Pero el amor es creador y el fanatismo nos termina destrozando».
«Cuiden la democracia que tienen. No es perfecta. Tienen una enorme desigualdad y tenemos una terrible deuda social, sobre todo en Latinoamérica, tenemos que ser conscientes. Pero no es solo un problema de egoísmo, es también un problema de conciencia», sostuvo.
Sobre el rol de las universidades de la región, José Mujica manifestó que “no hay cosa más importante que la vida de las universidades, pensadas hacia el futuro, pero acá se da la batalla por la inteligencia”. A ello añadió que “la universidad que cuenta es la que eleva la calidad del pueblo al cual pertenece. No puede ser una flor de invernadero, una exquisitez intelectual de un mundo exótico. Es un compromiso con las angustias, los dolores y las alegrías de su sociedad, es el lumen pensante”.
En esa línea, se refirió al desarrollo colaborativo de la región. “Por eso estoy acá. Estoy acá porque estoy gastando los últimos cartuchos que me quedan para un mundo que no voy a ver, y luchando por la integración de nuestra América. No existe una masa de población mundial como los que vivimos del Río Bravo para abajo, que si hablamos despacio, nos entendemos”.
Sobre la lucha social como forma de vida, complementó Mujica, “yo no vengo a hablar solo de democracia como un académico. Sigo siendo un luchador social y el mundo que tendremos será el mundo que seamos capaces de crear y arrancar y de luchar por él, pero se necesita gente que se comprometa, que le dé una causa a la existencia de su vida”. Para ello –advirtió–, “precisamos tiempo para los afectos, porque no somos robots, no somos máquinas. Somos una bolsa de agua con sensibilidad, la aventura de la molécula, las cosas que palpitan arriba de la tierra, que sufren, que lloran, que tienen cariño. No somos una piedra”, enfatizó.
En la ocasión, el exmandatario de Uruguay recibió la Medalla Rectoral de la Casa de Bello, máxima distinción conferida por esta, que fue entregada por la rectora del plantel, Rosa Devés.
“A lo largo de los años, usted ha sabido convocar a través de un discurso generoso y esperanzador a distintas generaciones y a personas de los más diferentes ámbitos de la sociedad, en muchas partes del mundo, porque sabemos que ese discurso es consistente con su vida, y entonces no solo genera esperanza, sino también respeto y confianza. En una sociedad con tantas fracturas, esa capacidad de generar unión, usando un lenguaje que atraviesa barreras y que hoy aquí se hace presente, la recibimos como un regalo”, dijo la rectora de la Universidad de Chile.
La distinción se le otorgó al expresidente uruguayo en el marco de este encuentro de universidades públicas, “con las cuales compartimos historia, principios y desafíos, los que al ser tan grandes y urgentes deben enfrentarse en colaboración”, expresó Devés.
Entre ellos, mencionó la caída de la confianza en las instituciones políticas y el debilitamiento de la democracia en indicadores internacionales. “Frente a esta creciente falta de confianza en las instituciones en Chile, cumplir con el mandato ciudadano de contar con una nueva Constitución no es solo un imperativo moral, sino que también es una obligación política. La única manera de encauzar pacíficamente nuestras diferencias es a través del entendimiento participativo, abierto y transparente. El fortalecimiento de la democracia solo es posible con más democracia», concluyó.
Previo a su presentación en la Universidad de Chile, Pepe Mujica se encontraba con el Presidente Gabriel Boric. Ambos visitaron una residencia de ancianos en la comuna de Maipú, en una actividad privada propuesta por el exgobernante uruguayo.
Cabe señalar que Boric siempre ha reconocido a Mujica como un referente y se considera «parte de su semilla», según admitió en febrero a una radio de Uruguay durante un viaje al país.
Además, durante la campaña para las elecciones presidenciales, que Gabriel Boric disputó contra José Antonio Kast, Mujica apoyó públicamente al entonces candidato de la coalición Apruebo Dignidad con una aparición en su propaganda televisiva: «Tiene el coraje de tener utopía, de pensar en un mundo mejor», subrayó entonces.