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Seremi de Salud de Magallanes se lanza contra el nivel central: «Somos funcionarios de segunda categoría» PAÍS

Seremi de Salud de Magallanes se lanza contra el nivel central: «Somos funcionarios de segunda categoría»

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Funcionarios de la Seremi de Salud de Magallanes denuncian que, como autoridad sanitaria, actualmente se encuentran sin carrera funcionaria, es decir, «los funcionarios no tienen ningún mecanismo que permita que mejoren sus condiciones laborales en el tiempo; existiendo trabajadores que llevan 30 años y han mejorado una o dos veces, habiendo comenzado en grados muy bajos, donde muchos permanecen aún». Desde el Gobierno indicaron que efectivamente se va a trabajar en este tema, pero esto debería salir en la próxima Ley de Presupuesto para el 2024, más lo que demoran los concursos de encasillamiento. «Los trabajadores de la Seremi no pueden esperar más. Por lo tanto, mientras esperamos eso, debe haber una política clara para todos que se instaure hasta que se apruebe el tan anhelado traspaso a la planta», señalan.


El 2020, con la pandemia del COVID-19, se implementó una disposición de Hacienda de austeridad para los servicios públicos del país, la que incluía que no podía haber mejoras de grado a los funcionarios sin una autorización expresa de la Dirección de Presupuestos (Dipres).

Ante esto, desde la asociación gremial de la Seremi de Salud de Magallanes, se realizó una revisión de la información que se halla con respecto a la dotación de contratas de la cartera, a través de la plataforma de Transparencia Activa, y afirman que se encontraron con «la desagradable sorpresa de que 31 funcionarios del Ministerio de Salud han subido de grado, entre diciembre de 2019 y octubre 2022 (periodo en restricción presupuestaria); con grados muy superiores a los nuestros (promedio para los profesionales grado 9 EUS)».

Sostienen que, en relación con dichos ascensos, son «todos funcionarios que no son jefaturas y que, al comparar la función que cumplían antes de subir de grado, mantienen el mismo nivel de responsabilidad». Más aún –agregan–, «figuran ejemplos de personas que rápidamente son traspasadas desde el estamento administrativo-técnico al estamento profesional; comenzando en el grado más bajo y en pocos años logran tener mejores grados que la mayoría de los funcionarios de nuestra Seremi».

Por lo tanto, critican que la austeridad «solo aplica para las regiones y ellos suben de grado, en promedio cada 2 años, teniendo la anhelada carrera funcionaria; no cumpliendo ni con la circular de Hacienda ni con los protocolos de Buenas Prácticas Laborales que ellos mismos nos imponen».

Sumado a lo anterior, desde la Secretaría Regional Ministerial de Salud de Magallanes indican que los funcionarios del ministerio ya ingresan en un grado muy superior al que se les exige a las Seremis y, por lo tanto, «queda claro que la modificación del DFL 5 (traspaso a la planta) no es prioridad para las autoridades del nivel central».

«Los trabajadores(as) de las Seremis somos funcionarios de segunda categoría y de verdad la gente está desilusionada, frustrada y cansada», sentencian.

Aseguran que la respuesta que han tenido desde el Gobierno siempre es la misma: Todo debe ser autorizado por Dipres y, en consecuencia, los funcionarios «deben seguir esperando la voluntad del ministerio que nunca llega». Esto, teniendo en cuenta que la Ley de Presupuesto estipula que es el nivel central el que distribuye los recursos a las Secretarias Regionales Ministeriales del país, donde –a su juicio– «queda claro que ellos se priorizan por sobre las necesidades de las Seremis».

La dotación total del Minsal es de 631 personas (excluyendo grados directivos) versus 120 en la Seremi de Magallanes. Con estos datos realizaron un desglose por grado y número el de funcionarios en cada uno. Luego, los cuales fueron comparados en porcentaje, para evidenciar que el 31% de su dotación está en grado tope profesional (grado 5 EUS), mientras ellos solo tienen el 8 % de sus funcionarios(as) en los mejores grados.

Desde la Secretaría Regional Ministerial señalan que, si se compara en relación con la dotación y el número de cargos entre los grados 5 al 8 EUS, el 57% de los funcionarios del Minsal está en estos grados superiores versus un 13% de la Seremi de Salud de Magallanes.

«De este trabajo comparativo se puede extraer que, en el caso de las jefaturas, nuestra Seremi posee 5 jefaturas en grado tope y el Minsal 46, teniendo 195 grados 5 EUS en total y 149 grados 5 EUS que no son jefaturas (el tope para el estamento profesional). Situación injusta, si pensamos que los jefes de nuestras oficinas provinciales se encuentran en grado 10 EUS», precisan.

Al mismo tiempo, añaden que la situación se revierte si se comparan los grados más bajos entre 20 y 15 EUS, donde el Ministerio de Salud solo posee el 11% de sus trabajadores en esos grados más bajos y Magallanes, en cambio, el 52%. Por lo anterior, «seguimos preguntándonos por qué esas diferencias».

En el siguiente gráfico, es posible ver porcentualmente las diferencias entre Minsal y Seremi.

«Esta situación no puede seguir así, en que el nivel central se arregle los sueldos a costa de los recursos de las regiones, porque los ahorros presupuestarios de las regiones vuelven al nivel central y, claramente, los ocupan para mejorar a sus funcionarios, cuando se supone somos un solo organismo», sentencian desde la Seremi de Magallanes.

En ese sentido, exigen, en primer lugar, mejorar a lo menos en 2 grados a sus funcionarios, utilizando los mismos criterios del ministerio, así como también el traspaso de escalafón administrativo-técnico a profesional, de acuerdo con las funciones que realizan. «Solicitamos también el incremento de los grados de los funcionarios con responsabilidad de primera y segunda subrogancia, los encargados de unidad y las jefaturas provinciales, es decir, que las Seremis tengan la misma proporción de grados, homologado al nivel central».

Desde el Gobierno indicaron a la Seremi que efectivamente se va a trabajar en el traspaso a la planta, pero esto debería salir en la próxima Ley de Presupuesto para el 2024, más lo que demoran los concursos de encasillamiento (varios meses).

«Los trabajadores de la Seremi no pueden esperar más. Por lo tanto, mientras esperamos eso, debe haber una política clara para todos que se instaure hasta que se apruebe el tan anhelado traspaso a la planta», concluyen.

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