En un partido de corte extraño y fallas múltiples, el cuadro altiplánico desnudó las falencias de su rival para establecer una clara ventaja en el primer tiempo, que los ecuatorianos lograron acortar en la parte final, en la que merecieron mejor suerte.
Terminaba el primer tiempo y los ecuatorianos que se retiraban del campo estaban tan perplejos como los cerca de tres mil que llegaron a las gradas del estadio Elías Figueroa para alentar a su selección. A esas alturas, pocos podían entender que Bolivia fuese en clara ventaja de 3-0 sin hacer mucho para conseguirlo, mientras los dominadores del encuentro se iban derrotados haciendo todo lo necesario para merecerlo.
El tempranero gol de Ronald Raldes reiteró las falencias que Ecuador había mostrado ante Chile: cabezazo en palomita destapado en el área chica, tras un tiro de esquina de Smedberg-Dalence. Increíble. Ese gol condicionó lo que vendría luego.
Ecuador sintió el golpe y salió decidido a igualar cuanto antes, pero ese antes jamás llegó. Bien plantados y rodeados de volantes de despliegue y pierna fuerte, los bolivianos controlaban los embates de Valencia y compañía con eficacia.
Y cuando eran vulnerados, surgía la figura del Joven portero Romel Quiñónez para ahogar las angustias.
En esos estaban cuando un nuevo desajuste defensivo le permitió a Smedberg-Dalence alargar las cifras con un disparo de media distancia.
Iban 18 minutos y nadie lo entendía.
Por eso cuando llegó el torpe penal de Zenteno a Valencia, a los 31 minutos, se entendió que el partido entraba a un cause normal. Pero este encuentro no estaba para normalidades.
Quiñónez rechazó el derechazo de Valencia tras una repetición forzada por invasión en el área y dejó las cosas tal como estaban: en el desconcierto.
Para redondear un primer tiempo para olvidar, Erazo dejó botar un envío largo en su área y cuando quiso rechazar, le dio de lleno a Lizio. El juez salvadoreño cobró el penal que correspondía y Martins no se equivocó para el 3-0.
Un par de cambios y, sobre todo, un vuelco en el espíritu de lucha, dio paso a un segundo lapso tan extraño como el primero, pero con otros actores. Bolivia se refugió a ultranza y Ecuador atacó con ahínco y sin contrapeso porque su rival simplemente se olvidó del pórtico contrario.
El temprano descuento de Valencia, tras una gran acción de Montero, dio la alarma, pero Bolivia no salió del fondo y siguió jugando muy cerca de su ratonera.
Las opciones se sucedieron y permitieron el lucimiento de Quiñónez, quien salvó varias veces su pórtico ante la impericia de Ibarra, Noboa y Valencia.
Y cuando llegó el 2-3, con un golazo de Miler Bolaños, muchos pensaron que el empate no sólo era merecido, sino que inminente.
Otra vez se equivocaron, porque este partido reservó extrañezas y errores hasta el final, incluyendo un travesaño tembloroso y varias fricciones al borde del penal que no llegó, como tampoco llegaron los abrazos que los hinchas ecuatorianos esperaron hasta el pitazo final y con un nudo de angustia en las gargantas.
PORMENORES:
Grupo A
Estadio: Elías Figueroa, de Valparaíso.
Público: 6.000 espectadores, aproximadamente.
Árbitro: Joel Aguilar (El Salvador).
Ecuador (2): A. Domínguez; J. C. Paredes (86’ D. Angulo), G. Achilier, F. Erazo y W. Ayoví; F. Martínez (46’ R. Ibarra), C. Noboa, P. Quiñones (46’ J. Cazares) y M. Bolaños; J. Montero y E. Valencia. DT: Gustavo Quinteros.
Bolivia (3): R. Quiñónez; M. A. Hurtado, E. Zenteno, R. Raldes y L. Morales; D. Bejarano, A. Chumacero, M. Smedberg-Dalence y D. Lizio (71’ M. Bejarano); M. Martins (87’ D. Miranda) y R. Pedriel (56’ C. Coimbra). DT: Mauricio Soria.
Goles: 0-1, 5’ Raldes (cabeza); 0-2, 18’ Smedberg-Dalence; 0-3, 41’ Martins (penal); 1-3, 48’ Valencia; 2-3, 82’ Bolaños.
Tarjetas amarillas: Quiñones y Erazo (E), Quiñónez, Hurtado y Zenteno (B).
Expulsados: No hubo.
Incidencia: 36’, Quiñónez ataja penal a Valencia (E).
