El EI acaba de reivindicar uno de los mayores atentados desde que dos aviones se estrellaran contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001: una serie de explosiones en iglesias cristianas y hoteles de lujo de Sri Lanka que dejaron 321 muertos y unos 500 heridos el Domingo de Pascua. Esto ha llevado a que muchos se pregunten cuál es el estado actual de EI.
Hace solo un mes, fuerzas lideradas por combatientes kurdos y respaldadas por Estados Unidos (EE.UU.) le arrebataban a Estado Islámico (EI) su último bastión, la ciudad siria de Baghuz, y anunciaban el fin de lo que el grupo yihadista llamaba su «califato».
Ya hacía meses que el presidente estadounidense Donald Trump venía afirmando la derrota de EI.
Sin embargo, EI acaba de reivindicar uno de los mayores atentados desde que dos aviones se estrellaran contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001: una serie de explosiones en iglesias cristianas y hoteles de lujo de Sri Lanka que dejaron 321 muertos y unos 500 heridos el Domingo de Pascua.
Esto ha llevado a que muchos se pregunten cuál es el estado actual de EI.
Junto a sus afiliados, EI está activo en varios países, reivindicando atentados cada día a través de sus propios medios de propaganda digitales.
Ya ha perdido la mayor parte del territorio que a finales de 2017 controlaba en Siria e Irak. Sin embargo, solo en 2018, EI aseguró haber sido el autor de 3.670 atentados en todo el mundo.
Es decir, que habría llevado a cabo unos 11 ataques diarios, según datos recolectados por BBC Monitoring.
Solo en los primeros dos meses de 2019, se adjudicó otros 502.
En septiembre de 2018, se registró un pico de ataques de EI. Lo más probable es que esto esté vinculado a que fue durante ese mes que comenzó una operación de la alianza Fuerzas Democráticas Sirias, respaldada por Estados Unidos, para arrebatarle el bastión de Hajin, al norte de Baghuz.
El grupo yihadista suele intensificar sus ataques como respuesta a las ofensivas que recibe. Y estas represalias pueden darse tanto en el área donde están luchando como en otros lugares para desviar la atención o los recursos hacia fuera.
Según el ministro de Defensa de Sri Lanka, Ruwan Wijewardene, las explosiones en su país se habrían ejecutado en «represalia» por los tiroteos de Christchurch, en Nueva Zelanda, donde un hombre mató el mes pasado a 50 personas en dos mezquitas.
Aunque Irak y Siria siguen siendo los escenarios de la mayor parte de los ataques reivindicados; Afganistán, Somalia, Filipinas, Nigeria y la península del Sinaí, en Egipto, también lo son regularmente.
En un reciente mensaje, la cúpula que lidera a EI se burló de las declaraciones que Trump hizo en diciembre, donde también aseguró haber vencido al grupo.
Sin embargo, el modelo de califato de EI sí llegó a su fin a finales de 2017, cuando el grupo perdió los bastiones de Mosul, en Irak, y Raqqa, en Siria. Después de eso, el grupo tuvo problemas para proteger la imagen de Estado funcional y floreciente, que era la base de su afirmación de haber revivido los califatos de las primeras etapas del islam.
La información se basa exclusivamente en las publicaciones que el grupo hizo en su medio de comunicación oficial «Agencia de Noticias Nashir» a través de la aplicación Telegram. Las fechas reflejan cuando ocurrieron los ataques, no cuándo fueron reivindicados.
Los datos incluyen cada reivindicación, sin importar la dimensión o relevancia del ataque. No se incluyeron la mayoría de atentados que EI se adjudicó solo a través del semanario al-Naba sin acompañarlo de un comunicado por separado.
Vale la pena anotar que EI, como cualquier grupo yihadista, tiene una tendencia a exagerar la escala de sus ataques e impacto.
EI ha declarado oficialmente que está presente en los siguientes países y regiones: Irak, Siria, Libia, Egipto, Yemen, Arabia Saudita, Argelia, Jorasán (una antigua región que se extendía en partes de Afganistán y Pakistán), «el Cáucaso», el «Este Asiático» (mayormente está activo en Filipinas), Somalia y «África Occidental» (principalmente activo en Nigeria).
Algunas de estas ramas, como la de Argelia y Arabia Saudita, apenas se han mostrado activas y otras, como «el Cáucaso», rara vez se han adjudicado ataques.
El grupo recientemente señaló a través de su propaganda la intención de intensificar su actividad en Túnez, un país donde hasta el momento no ha logrado incursionar tras los ataques de 2015 en un museo y centro turístico de playa que se adjudicó. También anunció por primera vez su presencia en Burkina Faso.
Estos anuncios sugieren que, al menos en términos de propaganda, EI insiste en que su eslogan «Permanecer y expandirse» aún se aplica.
Como era de esperarse, los mayores campos de batalla de EI continúan estando en Irak y Siria, donde claramente tiene sus mejores recursos.
Del total de 3.670 ataques que EI se adjudicó en 2018, 1.767 ocurrieron en Irak (48%) y 1.124, en Siria (38%).
Pero el año pasado también se registró un notable aumento de la actividad por parte de otras ramas de EI. Fue como si el grupo hubiese querido compensar sus pérdidas en Irak y Siria y recordarle a la gente que también opera fuera de Medio Oriente.
En 2018, EI reivindicó 316 ataques en Afganistán, 181 en la península egipcia del Sinaí, 73 en Somalia, 44 en Nigeria, 41 en Yemen y 27 en Filipinas.
El número de ataques reivindicados por Boko Haram, su rama en Nigeria, aumentó significativamente a inicios de 2019. Su principal objetivo ha sido el ejército, probablemente porque intenta hacerse con armamento para aumentar su capacidad.
EI se adjudicó 44 atentados en ese país africano durante los primeros tres meses de 2019, igualando así el total de ataques que perpetró en todo 2018.
En un video de propaganda difundido en enero, Boko Haram llamó a los musulmanes a migrar a esa región y unirse a su rama, dando a entender que estaba listo para recibir a reclutas extranjeros.
El 22 de marzo, Boko Haram anunció por primera vez que tenía presencia enBurkina Faso, un país donde su rival al-Qaeda ya ha llevado a cabo varios ataques.
También ha habido un repunte en el número de ataques reivindicados en Filipinas.
EI opera en ese país a través de afiliados locales, la mayoría de los cuales han estado peleando durante décadas para establecer un Estado islámico independiente en el sur. Pero sus ataques, la mayoría contra el gobierno, aún son esporádicos.
Y, pese a repetidos llamados a sus seguidores, EI no reivindicó mayores atentados en Occidente en 2018.
El año anterior, se adjudicó cuatro ataques en Reino Unido, que incluyeron el atentado suicida en el Manchester Arena; también los ataques en Barcelona, en España, y los tiroteos en Las Vegas, en Estados Unidos. Sin embargo, algunas de esas reivindicaciones parecen haber sido oportunistas, pues el grupo no fue capaz de mostrar pruebas de su autoría.
En 2018, EI se adjudicó siete ataques en Occidente, la mayoría de bajo perfil. Estos incluyeron cuatro con arma blanca y de fuego en Francia, y uno en Bélgica, Canadá y Australia.