Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, fue sentenciado a cadena perpetua pero la vida del Cartel de Sinaloa no cambia. La organización que ayudó a fundar sigue como una de las más poderosas del continente.
Fue un duro golpe, pero en poco tiempo se recuperó. El Cartel de Sinaloa sobrevivió a la extradición y juicio en Estados Unidos a Joaquín Guzmán Loera, «El Chapo».
Y ahora, coinciden especialistas, está preparado para superar la sentencia de cadena perpetua que recibió en Nueva York Joaquín «El Chapo» Guzmán, uno de sus fundadores.
Autoridades de México y Estados Unidos consideran a la organización como una de las más importantes en el tráfico de drogas del continente.
El cartel superó una guerra interna luego de que Guzmán Loera fue capturado por tercera vez, en enero de 2016.
También pudo contener, hasta ahora, el asedio de poderosos rivales como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que le arrebataron algunos mercados y territorios.
Pero el grupo de Sinaloa mantiene su negocio casi inalterado. La sentencia de cadena perpetua que este miércoles escuchó «El Chapo» no altera sus operaciones.
«Hay un cierto debilitamiento de la organización tanto por la pérdida de ese líder (Guzmán Loera) que era importante pero no esencial«, explica a BBC Mundo Guillermo Valdés Castellanos, exdirector del desaparecido Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen).
«La ratificación de la sentencia no va a modificar absolutamente nada en el mapa del negocio criminal como ahora está»
En eso coincide José Reveles, autor de varios libros sobre narcotráfico como «El Chapo: entrega y traición».
«El cartel ha decaído un poco, pero sigue teniendo el poder más grande en la república Mexicana» le dice a BBC Mundo.
«Con la salvedad de que tiene una competencia fuerte por parte de Jalisco Nueva Generación, más que de otras organizaciones rivales».
De las organizaciones de narcotráfico que operan en México, la de Sinaloa es la más antigua.
Algunos de sus fundadores formaron parte de lo que la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, bautizó como el Cartel de Guadalajara.
Era un grupo encabezado por Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como «El Jefe de Jefes», que en los años 70 y 80 fue el más importante de México. El Cartel fue a su vez heredero de antiguas bandas de tráfico de heroína y marihuana.
Los grupos nacieron en los años 40, cuando en la Segunda Guerra Mundial el gobierno estadounidense promovió el cultivo de amapola en las montañas de Sinaloa para proveer a sus tropas de morfina.
Así, en la organización de «El Jefe de Jefes» participaron personajes como Guzmán Loera, Ismael «El Mayo» Zambada, Héctor Luis «El Güero» Palma o Juan José Esparragoza Moreno, «El Azul».
Tras la captura de Félix Gallardo en 1989 crearon su propio grupo que después se convirtió en el Cartel de Sinaloa. La organización, explica Valdés Castellanos, es heredera de la estrategia y operaciones de las viejas bandas.
Por eso desde el inicio, La Federación, como también se le conoce, empezó con el tráfico de heroína, marihuana y cocaína.
En la década de 2000 amplió sus actividades y se convirtió en uno de los mayores fabricantes de drogas sintéticas y anfetaminas.
Actualmente, según la DEA el cartel de Sinaloa es uno de los mayores proveedores de fentanilo a Estados Unidos, un fuerte opioide que es considerado por las autoridades sanitarias como responsable de cientos de muertes por sobredosis.
La organización también fue pionera en ampliar sus mercados. Desde 2008, por ejemplo, se encontraron laboratorios suyos de drogas sintéticas en Australia, Nueva Zelanda o Birmania, por ejemplo.
En este proceso «El Chapo» fue un personaje central aunque no indispensable coinciden los especialistas.
Joaquín Guzmán era «un líder con mucha visión estratégica, muy arriesgado y muy violento pero que supo llevar al cartel a ser el más poderoso» asegura el exdirector del Cisen. Sin embargo, entre los jefes era uno más, pues el mando de la organización ha sido siempre colegiado.
Por ejemplo antes de 2014 cuando ocurrió su segunda captura -la primera fue en 1993- Guzmán Loera compartió responsabilidades con «El Mayo» Zambada, Ignacio «El Nacho» Coronel, «El Azul» y los hermanos Beltrán Leyva que entonces eran aliados.
Tras la tercera captura de «El Chapo» en 2016 ocurrió una disputa por controlar su grupo, pero la guerra interna terminó cuando uno de los adversarios, Dámaso López Serrano «El Licenciado», fue detenido.
Desde entonces el control del Cartel de Sinaloa, dice José Reveles, lo tiene Ismael Zambada junto con dos de los hijos de su exsocio, Alfredo e Iván Guzmán Salazar, «Los Chapitos».
Sin embargo, el escenario es otro. Desde hace varios años el CJNG disputa al grupo desde hace varios años el control de algunos territorios.
Un ejemplo es Baja California, en el noroeste del país, que desde hace más de una década era territorio del grupo sinaloense.
A partir de 2015 Jalisco Nueva Generación se apoderó de la zona, especialmente Tijuana lo que explica el incremento de la violencia en esa ciudad fronteriza dice José Reveles.
Desde ese lugar el CJNG trató de apoderarse del mercado de drogas en Los Cabos, Baja California Sur, con poco éxito.
Pero donde sí tuvieron mejor suerte es en la exportación de drogas sintéticas a Oceanía y Asia, añade el especialista con base en información de la DEA.
«El narco es un tema global, los de Jalisco Nueva Generación llegaron hasta Australia o África. Allá venden la droga mucho más cara».
Pero hasta ahora el Cartel de Sinaloa mantiene una cierta ventaja. ¿Qué puede ocurrir tras la sentencia a Guzmán Loera?
«La vida de «El Chapo va a ser una tortura terrible» responde Valdés Castellanos. «Pero en términos del negocio no creo que cambie absolutamente nada».