El inmueble, ubicado en la comuna de Macul, es una casa con jardín que durante la dictadura de Augusto Pinochet fue utilizado por la DINA para detener, encerrar, torturar y hacer desaparecer a decenas de personas.
Defensores de los derechos humanos y agrupaciones feministas alzaron hoy la voz frente al antiguo centro de tortura y detención conocido como «la Venda Sexy» durante la dictadura de Augusto Pinochet, por la venta de la propiedad a un fondo inmobiliario privado pese a ser un monumento histórico.
El inmueble, ubicado en la comuna de Macul, es una casa con jardín que durante la dictadura de Augusto Pinochet fue utilizado por la DINA para detener, encerrar, torturar y hacer desaparecer a decenas de personas.
El lugar, que después de la dictadura fue comprado de forma privada por un particular, se ha vendido ahora a la Sociedad de Inversiones Arriagui Limitada, un hecho que preocupa a los colectivos de víctimas y defensores de derechos humanos por la posibilidad de que lo modifiquen o destruyan.
Beatriz Bataszew, exdetenida y portavoz de memoria de la Coordinadora 8M, explicó que al ser un sitio de memoria y monumento histórico existe el miedo por lo que puedan hacer los compradores.
«De acuerdo a la ley, este sitio no puede ser alterado o modificado si no es solamente con autorización del Consejo de Monumentos Nacionales. Sin embargo, estamos tremendamente sorprendidas porque se pueda vender un sitio de memoria y no haya ninguna alarma», expresó.
En ese sentido, apuntó al «grave riesgo de ser destruido a corto plazo» para la construcción de viviendas u otros inmuebles.
La Coordinadora 8M argumentó que el Estado debería haber sido el que comprara la propiedad para recuperarla como un lugar de memoria de las víctimas de la dictadura.
La Venda Sexy operó como centro de la DINA entre julio de 1974 y febrero de 1975, y posteriormente de manera intermitente hasta 1981, tiempo en el que 81 personas pasaron por allí, un tercio mujeres, y de las cuales 27 están reconocidas como detenidos desaparecidos.
«Todos los gobiernos desde la dictadura han funcionado en base al negacionismo, el olvido y la impunidad, en particular hacia los crímenes sexuales o violencia política sexual de la cual fuimos objeto las mujeres durante la dictadura», dijo Bataszew.
En esta casa, según testimonios de supervivientes, los detenidos permanecían con la vista vendada, varios en una misma habitación, pero separados los hombres de las mujeres.
Los métodos de tortura se diferenciaban del de los otros recintos en cuanto se enfatizaban las vejaciones de tipo sexual, como violación de las detenidas o vejaciones sexuales por parte de los guardias.
Por este motivo, Bataszew y el resto de personas que se congregaron este martes para protestar por la venta del inmueble alegaron para recuperar «un espacio de memoria activa de las mujeres».
«Para que se comprenda que la memoria no es solo la tortura y la desaparición. También es parte importante de esa memoria la lucha que dimos frontalmente las mujeres contra la dictadura cívico-militar y que seguimos dando por un cambio radical del sistema capitalista y patriarcal», señaló.
Durante el régimen militar, unas 3.200 personas murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras otros 40.000 fueron encarcelados y torturados por causas políticas.