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El presidente estadounidense Donald Trump podría ser objeto de un juicio político formal: el inicio de un proceso que podría terminar en su destitución. DW explica cómo funciona el proceso.
El juicio político, o «impeachment», es un proceso constitucional con el que el Congreso estadounidense presenta cargos contra funcionarios civiles del gobierno que presuntamente cometieron delitos.
Los fundadores de Estados Unidos otorgaron al Congreso poderes para destituir al «presidente, al vicepresidente y a todos los funcionarios civiles de Estados Unidos» si el acusado es condenado por «traición, soborno u otros delitos graves y menores».
En pocas palabras, un juicio político significa presentar cargos similares a una acusación en la corte.
La Cámara de Representantes tiene el «poder exclusivo de enjuiciar políticamente». El Comité Judicial de la cámara es usualmente el responsable de los procedimientos de juicio político de destitución. La cámara debate y vota si presenta cargos por la mayoría simple de sus 435 miembros. En este papel, la cámara actúa como un gran jurado que presenta cargos contra un oficial.
El Senado tiene el «poder exclusivo para procesar todos los juicios políticos», lo que significa que tiene el poder de condenar. Cuando se juzga al presidente del país, es el presidente de la Corte Suprema quien preside los procedimientos.
Solo dos presidentes en la historia de Estados Unidos han sido acusados en un juicio político: Andrew Johnson y Bill Clinton. Sin embargo, ninguno fue destituido de su cargo por el Senado. Richard Nixon renunció para evitar un voto de juicio político de la Cámara de Representantes.
La cámara ha iniciado procedimientos de juicio político más de 60 veces. Pero únicamente un tercio de los casos resultó en un juicio político total. Solo ocho funcionarios, todos jueces federales, han sido condenados y destituidos.
Para que el presidente sea destituido, una mayoría de dos tercios en el Senado de 100 escaños debe votar para condenar. Si lo hacen, el presidente debe renunciar. En este caso, el Partido Republicano de Donald Trump controla actualmente el Senado,lo que hace muy poco probable que se vea obligado a abandonar el cargo.
