En la lista de beneficiados con la «clemencia» de Trump están el exgobernador Rod Blagojevich, condenado en 2011 por intentar vender en beneficio propio el escaño que dejó vacante Barack Obama en el Senado, y Bernad Kerik, excomisionado de la Policía de la Ciudad de Nueva York que se declaró culpable de cargos relacionados con fraude y conspiración.
Conocido como el «rey de los bonos basura», Michael Milken, recibió esta semana el perdón del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como parte de una serie de indultos y conmutaciones de pena a influyentes personajes que cometieron crímenes de «cuello y corbata».
En la lista de beneficiados con la «clemencia» de Trump están el exgobernador Rod Blagojevich, condenado en 2011 por intentar vender en beneficio propio el escaño que dejó vacante Barack Obama en el Senado, y Bernad Kerik, excomisionado de la Policía de la Ciudad de Nueva York que se declaró culpable de cargos relacionados con fraude y conspiración.
Milken, uno de los íconos de la llamada «década de la avaricia» en los años 80, participó en la creación de un mercado de bonos de alto rendimiento, coloquialmente conocidos como «bonos basura», cuando era ejecutivo del banco de inversión Drexel Burnham Lambert.
En un momento llegó a ser el hombre mejor pagado de la historia de Wall Street, y su fama lo llevó a inspirar la creación del villano de la película de 1987 «Wall Street», Gordon Gekko.
En 1990 Milken se declaró culpable de seis cargos relacionados con fraude, manipulación precios y evasión de impuestos.
Fue multado con el pago de US$600 millones y sentenciado a 10 años de prisión, aunque fue liberado después de cumplir dos años de la pena tras cooperar con los investigadores del gobierno.
Con 73 años, Milken tiene prohibido de por vida trabajar en la industria de valores.
Al anunciar el perdón, Trump dijo que Milken hizo «un sensacional trabajo por el mundo, con toda su investigación sobre el cáncer».
Tras salir de prisión, Milken sobrevivió a un cáncer de próstata y reinventó su perfil público como filántropo, donando millones de dólares a las investigaciones científicas para combatir la enfermedad.
También fundó Milken Institute, una organización sin fines de lucro que hace estudios sobre políticas económicas y cada año organiza una conferencia en Beverly Hills a la que asisten figuras políticas e influyentes en el mundo de las finanzas.
Algunos analistas han calificado la reunión como una especie de versión moderna de lo que alguna vez fue una convención organizada por el banco de inversión Drexel Burnham Lambert, conocida informalmente como «El Baile de los Depredadores» (Predators’ Ball), donde empresarios e inversores se reunían para hacer negocios de alto riesgo y planificar adquisiciones hostiles utilizando bonos basura.
El ascenso de Milken detrás de un escritorio en forma de X en Beverly Hills fue tan grande que alimentó el auge de los bonos basura.
Y su caída fue tan abrupta que ayudó a convertirlo en el símbolo de una controvertida época de Wall Street.
Como jefe del Departamento de Bonos de Drexel Burnham Lambert hacia fines de los años 70 Michael Milken promovió la idea del gran potencial que tenían estos instrumentos financieros con un elevado riesgo de impago, pero que tienen que una alta rentabilidad.
Dicho de otro modo, con los bonos basura los inversores prestan dinero a las compañías (o a un país) con una baja calificación crediticia a cambio de altos intereses.
En aquella época las tasas de interés eran muy volátiles y muchas empresas buscaban solucionar sus problemas de capital con la emisión de bonos corporativos.
Milken propuso construir un mercado secundario para los emisores de bonos basura y la financiación en caso de dificultades financieras.
Por cada bono renegociado en este mercado, Drexel Burnham Lambert cobraba una comisión que la llevó a convertirse en una de las firmas más rentables de Wall Street en la década de los 80.
Y Milken, además de ganar comisiones, invertía su propio dinero en fondos que a su vez invertían en adquisiciones de empresas.
Sin embargo, a partir de 1987 comenzaron las primeras investigaciones por el presunto uso de información privilegiada en las operaciones del banco, hasta que finalmente estalló el escándalo financiero que llevó a Milken a la cárcel y al banco a la quiebra.
En los comentarios que acompañaron al perdón concedido por Trump, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, destacó el «trabajo innovador» de Milken, el cual le permitió a «jugadores más pequeños acceder a la financiación que necesitan para competir».
«En el apogeo de su carrera financiera, Milken fue acusado en una imputación que señalaba que algunos de sus innovadores mecanismos de financiación eran de hecho esquemas criminales», explicó Grisham, defendiendo de alguna forma el honor de un hombre que se hizo famoso por representar una época de Wall Street que pocos olvidarán.