La pandemia ha matado a más de 280.000 personas en todo el mundo desde el 9 de enero, cuando se registró la primera muerte en la ciudad de Wuhan, China.
Aunque solo estamos en la primera mitad de 2020, el covid-19 está en camino de convertirse en una de las principales causas de muerte a nivel mundial.
La pandemia ha matado a más de 280.000 personas en todo el mundo desde el 9 de enero, cuando se registró la primera muerte en la ciudad de Wuhan, China.
Los expertos advierten, sin embargo, que el número puede estar muy por debajo del real, debido al subregistro causado por la falta de pruebas en muchos países.
«El escenario que vemos ahora apunta a la posibilidad de que el covid-19 esté entre las principales causas de muerte de 2020, pero solo estaremos seguros en algunos años, cuando tengamos los datos», dijo a BBC Mundo el epidemiólogo Theo Vos, investigador del Instituto de Evaluación de Métricas y Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en EE.UU.
Aun así, los datos oficiales disponibles muestran la dimensión de covid-19 en relación con otras causas de muerte.
Como se puede ver en el gráfico arriba, el número de nuevas muertes registradas fluctúa cada semana debido al avance o retroceso de la epidemia en cada país.
Aún así, en el peak entre mediados de marzo y abril, superó el promedio de muertes semanales causadas en 2017 por diabetes, accidentes de tráfico y enfermedades del aparato digestivo en todo el mundo, dejando atrás problemas como la tuberculosis, el VIH y la malaria.
Los datos de 2017 son los más recientes disponibles en el estudio Global Burden of Disease, realizado por el IHME, uno de los más completos producidos sobre el tema.
El estudio cuenta las muertes por 282 tipos de enfermedades y lesiones en 195 países y territorios.
En un cálculo simplificado, se ve que, en América Latina, la diabetes mató una media de 3.515 personas por semana en 2017.
Las infecciones pulmonares, como la neumonía y la bronquitis, mataron a 3.836 por semana ese año, en promedio, y 3.836 personas murieron por demencia.
Mientras que en la semana del 20 al 27 de abril de 2020, el Covid-19 mató a 5.492 personas en la región.
Sin embargo, cualquier comparación se ve obstaculizada por el subregistro de casos de covid-19, un problema que ocurre en todos los países, en mayor o menor medida.
En Brasil, por ejemplo, las proyecciones hechas por grupos de investigación en diferentes universidades dicen que el número de casos reales de covid-19 puede ser de 12 a 16 veces mayor que el número oficial.
En muchos países, los registros oficiales de defunción solo cuentan a aquellos que mueren en hospitales o que han dado positivo en los tests.
Las muertes sin un diagnóstico preciso y las que ocurrieron en domicilios o en hogares de ancianos, por ejemplo, no siempre ingresan a las estadísticas de inmediato.
Además, los expertos en análisis de datos advierten sobre el «efecto indirecto o secundario» que el covid-19 puede tener sobre las causas más comunes de muerte, como por ejemplo el cáncer.
«Lo que llamamos el ‘efecto indirecto’ es el gran impacto que esta pandemia está teniendo en otras causas de muerte. Puede presentarse en varias formas: personas que no buscan atención médica, sistemas de salud que han excedido su capacidad, falta de acceso a tratamientos o reducciones en la financiación,» dijo a BBC Mundo Hannah Ritchie, jefa de investigación del proyecto «Nuestro mundo en datos» de la Universidad de Oxford.
«Por ejemplo, en muchos países hay personas que no están recibiendo tratamiento para las enfermedades cardiovasculares debido a la cuarentena y a la sobrecarga de los sistemas de salud», dice.
Según Theo Vos, del IHME, el efecto indirecto de la pandemia en otras causas de muerte aún es «modesto», de acuerdo con los datos disponibles en tiempo real.
«Si pensamos en el largo plazo, el impacto de la pandemia – como la interrupción de los servicios de salud y que muchas personas entraran en la pobreza – se reflejará en la mortalidad. Como ese efecto indirecto del covid-19 no estará explícito en los certificados de defunción (solo la causa principal de muerte), estamos intentando encontrar maneras de cuantificarlo», concluye.