Amnistía Internacional protesta por el procedimiento seguido y tachan al país de «cruel e inhumano» en un momento «en el que la atención del mundo se centra en salvar y proteger vidas durante una pandemia».
Un tribunal de Singapur condenó, por primera vez en la historia, a un reo a la pena capital a través de videoconferencia realizada en la aplicación Zoom como consecuencia de las medidas para combatir la pandemia del coronavirus, lo que ha sido denunciado por organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Según el abogado de la defensa, Peter Fernando, la Corte Suprema anunció la sentencia en una vista virtual el pasado viernes a su cliente, Punithan Genasan, de 37 años y nacionalidad malasia, que estaba conectado desde la cárcel. Fernando y el resto de letrados participaron en la vista oral desde diferentes localizaciones. Un portavoz del tribunal explicó que se están llevando a cabo así los juicios para evitar la propagación del virus y confirmó que es «la primera vez en la que una sentencia a muerte se dicta de forma remota en Singapur».
«Este ha sido el veredicto alcanzado por el tribunal, con las audiencias principales realizadas a través de Zoom; no tenemos queja», dijo Fernando sobre el proceso, añadiendo que el viernes se reunirá con Genesan para estudiar una posible apelación. Quien sí se ha quejado del procedimiento seguido ha sido Amnistía Internacional a través de un comunicado de este miércoles (20.05.2020). «Es impactante que los fiscales y la corte sean tan insensibles que no vean que un hombre que enfrenta la pena capital debería tener el derecho de estar presente en la corte para poder confrontarse a sus acusadores», dijo el subdirector de Asia del grupo, Phil Robertson.
Chiara Sangiorgio, asesora sobre pena capital de AI, señaló además que «tanto a través de Zoom como en persona, una condena a muerte es siempre cruel e inhumana». «Este caso supone otro recordatorio de que Singapur continúa desafiando la ley y los estándares internacionales al imponer la pena de muerte por tráfico de drogas como un castigo obligatorio», denunciaba Sangiorgio en el comunicado.
Genasan fue detenido en Malasia, tras lo que fue deportado a Singapur el 21 de enero de 2016 y acusado de organizar el contrabando de 28,5 kilogramos de heroína en 2011 a través de dos correos, uno de los cuales había sido condenado anteriormente a cadena perpetua y el otro a la pena capital, según el diario local The Straits Times.
Singapur es uno de los países del Sudeste Asiático que contempla la pena capital para delitos de narcotráfico, al igual que Indonesia, Malasia o Tailandia, aunque en este último no se ha ejecutado a ningún condenado desde hace más de un decenio. «Ha llegado el momento de que el Gobierno revise sus castigos draconianos y revoque la pena de muerte de una vez por todas», señala Sangiorgio. «En un momento en el que la atención del mundo se centra en salvar y proteger vidas durante una pandemia, la aplicación de la pena de muerte es especialmente abominable», concluye.