Espacio Público hace «un llamado a la ciudadanía a tomar conciencia de esta hora oscura que atravesamos y de la deriva terrible que tomará la epidemia en las semanas que vienen. Y a su vez, a las autoridades les sugerimos dejar de lado cualquier relativización, por pequeña que sea, de los riesgos de la enfermedad y tomar todas las medidas que están en su mano para lograr la máxima efectividad de las cuarentenas».
El último informe de Espacio Público, correspondiente al 22 de mayo, hace una dramática proyección de la situación del Covid-19 en Chile: a comienzos de junio, la cifra de fallecidos podría triplicarse.
Se basan para este pronóstico en las cifras actuales de víctimas fatales: «Por tercer día consecutivo el número de nuevos casos reportados rozó o superó los 4000. A su vez, el número de fallecimientos ayer y hoy fue de 45 y 41, respectivamente. El promedio móvil 13 días atrás (se suman los siete días de la semana centrada en el día en cuestión) es de 1386 contagios. Como el número de días promedio desde diagnóstico a fallecimiento es de aproximadamente 13, por simple regla de tres, estas cifras indican que el número de fallecimientos que anuncian las cifras de los últimos días podría llega a triplicarse a comienzos de junio, resultando en varias jornadas con 120 fallecimientos o más», explican.
Cifra impactante, que a juicio de Espacio Público es conservadora, ya que «no considera que el índice de positividad ha subido fuertemente, de modo que el número efectivo de contagiados ha crecido aun más rápido que los diagnosticados. Y porque el enorme estrés al que se encuentra sometido el sistema hospitalario llevará a que la fracción de contagiados que muera en las semanas que vienen sea mayor que en el pasado».
Según Espacio Público, esta cifra que se pronostica se debe en parte a «la estrategia comunicacional del Gobierno», ya que «ha contribuido a esta falsa percepción de bajo riesgo para la mayoría de la población ante una infección con coronavirus, lo cual ha minado la efectividad de las cuarentenas. El mensaje sugiere que quienes no son adultos 1 mayores ni tienen enfermedades graves de base no tienen de qué preocuparse».
«La realidad es bien distinta. Aunque es cierto que la mayoría de quienes mueren por Covid-19 son adultos mayores, más de la mitad de la demanda por camas UCI es de personas menores de 60 años. Estos, además de pasarlo muy mal y muchas veces sufrir secuelas graves, podrían contribuir a un eventual colapso del sistema hospitalario, y en esa situación incluso podrían morir por falta de camas o ventiladores. Al mismo tiempo, se ha exagerado el rol de las comorbilidades, dando la impresión de que la mayoría de quienes mueren igual iban a morir pronto. La realidad es que la presencia de enfermedades de base, por tramo etario, entre quienes son hospitalizados por covid-19 y la población en general son similares», explican.
Finalizan su informe haciendo «un llamado a la ciudadanía a tomar conciencia de esta hora oscura que atravesamos y de la deriva terrible que tomará la epidemia en las semanas que vienen. Y a su vez, a las autoridades les sugerimos dejar de lado cualquier relativización, por pequeña que sea, de los riesgos de la enfermedad y tomar todas las medidas que están en su mano para lograr la máxima efectividad de las cuarentenas. La baja percepción de riesgo y el hambre que ha comenzando a afectar a las familias más vulnerables (ver sección que sigue en este informe) debilitan su efectividad. Debemos comprometer a la población con la causa, y proveerla de los medios y recursos que permitan el acatamiento de las medidas sanitarias. Necesitamos una acción y una comunicación acordes con la catástrofe lenta que estamos viviendo».