El escenario más negativo planteado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe de perspectivas se apoya en una ralentización de las exportaciones, el impacto de las medidas de contención sobre el consumo y el empleo y la incertidumbre que rodea a los ingresos de los hogares.
La OCDE anticipó este miércoles que la pandemia de la COVID-19 y la caída en los precios de las materias primas empujarán a Chile este año a su mayor recesión desde 1982, con un descenso previsto del 7,1 % del PIB en caso de un segundo brote o del 5,6 % si la crisis sanitaria remite.
El escenario más negativo planteado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe de perspectivas se apoya en una ralentización de las exportaciones, el impacto de las medidas de contención sobre el consumo y el empleo y la incertidumbre que rodea a los ingresos de los hogares.
El pasado noviembre, en su anterior análisis semestral, el organismo con sede en París situó en el 2,4 % su crecimiento para 2020 y auguró una subida del 3,5 % en 2021, un porcentaje para el año que viene que ahora reduce al 1,9 % con una nueva ola de contagios y deja en el 3,4 % si la pandemia se controla.
Chile supera ya las 2.200 muertes por coronavirus y roza los 139.000 contagios. Si la pandemia remite, la OCDE cree que la recuperación económica empezaría en el tercer trimestre impulsada por el consumo.
El organismo destaca que las medidas de contención para frenar el impacto de la COVID-19 afectan a una quinta parte de la economía: el comercio minorista y el transporte, que representa el 5 % del PIB, operan al entre el 50 y 60 % de su capacidad y las exportaciones han colapsado, aunque el sector minero se ha mostrado resiliente.
En su peor escenario, la OCDE cree que el consumo privado caerá un 16,5 % este año y el desempleo llegará al 10,1 %, mientras que en su previsión más optimista lleva esos porcentajes al -13,9 % y 9,5 %.
El llamado «club de los países ricos» estima que la respuesta de las autoridades ha sido amplia y oportuna, pero advierte de que deben estar preparadas para actuar en caso de que la pandemia perjudique de nuevo al país de forma directa o por sus efectos en otras economías.
«Hasta que haya un tratamiento efectivo o una vacuna, las prioridades inmediatas deberían ser incrementar la capacidad de hacer test masivos y de rastreo y el suministro de cuidados médicos para todos los pacientes, independientemente de si tienen o no seguro», dice.
La OCDE, liderada por el mexicano Ángel Gurría, añade que hay espacio para mayores políticas fiscales y monetarias y ve también importante aumentar las reservas de material de protección sanitaria por si hay un nuevo brote.