El Gobierno danés ordenó el pasado día 4 el sacrificio de los 15 millones de visones que hay en las granjas de Dinamarca, primer productor mundial, pero días después se descubrió que no tenía cobertura legal para ello, solo donde se hubiera detectado contagio o en su zona próxima, aunque ayer se aseguró los apoyos necesarios para impulsar una reforma legal que lo permita.
El ministro de Agricultura y Alimentación danés, Mogens Jensen, anunció este miércoles su dimisión por la tormenta política generada por la emisión de una orden ilegal para ordenar el sacrificio de toda la población de visones de Dinamarca al encontrarse una mutación del coronavirus que podía afectar a la efectividad de las futuras vacunas contra la COVID-19.
El Gobierno danés ordenó el pasado día 4 el sacrificio de los 15 millones de visones que hay en las granjas de Dinamarca, primer productor mundial, pero días después se descubrió que no tenía cobertura legal para ello, solo donde se hubiera detectado contagio o en su zona próxima, aunque ayer se aseguró los apoyos necesarios para impulsar una reforma legal que lo permita.
«Está claro que es absolutamente necesario para mí tener la confianza de los partidos del Parlamento para desempeñar mi cargo y considero que ya no tengo el apoyo requerido. Por eso siento que debo presentar mi dimisión», declaró hoy a la televisión pública DR Jensen.
La renuncia de Jensen era esperada después de que varios de los partidos de centro e izquierda que le dan la mayoría parlamentaria al Gobierno socialdemócrata de Mette Frederiksen le retiraran su confianza y que la primera ministra asegurara en varias ocasiones que la responsabilidad de lo ocurrido era del ministro correspondiente.
El anuncio se produjo poco antes de la publicación de tres informes internos de las autoridades, el primero de los cuales muestra «con claridad» que el Ministerio de Alimentación cometió un «error», del que hoy Jensen se volvió a disculpar.
Los primeros casos de coronavirus en visones fueron detectados en junio y el Gobierno ordenó entonces el sacrificio de todos los animales de las granjas afectadas, a la vez que incrementó las medidas de control en el resto de instalaciones.
Según revelaron medios daneses estos días, las autoridades sanitarias advirtieron ya en septiembre de las dificultades para controlar el contagio en las granjas y recomendaron aislar a los criadores y empleados, un consejo que no fue seguido.
Solo cuando hace dos semanas el Instituto Serológico, el centro de referencia en enfermedades infecciosas, avisó de que algunas de las variedades podían afectar a las vacunas, el Gobierno decretó el sacrificio de toda la población de visones.
La reforma legal, que será aprobada esta semana, prohibirá la cría de visones hasta el 31 de diciembre de 2021 y el transporte de ejemplares vivos al país, además de fijar el pago de 30 coronas danesas (algo más de 3 euros) por pieza a los criadores que sacrifiquen a sus visones antes del día 19, mientras los partidos políticos siguen negociando una indemnización a los propietarios.
Más de 200 personas se han contagiado con una de las cinco mutaciones del virus detectadas en visones, doce de ellas con la llamada «Cluster 5», que debilita la capacidad de crear anticuerpos y podría afectar a las futuras vacunas, pero no se han detectado nuevos casos en dos meses.
Aparte del sacrificio de los visones, las autoridades han impuesto restricciones en siete municipios del norte de Jutlandia, la zona más afectada, que incluyen el cierre de la hosteleria y una recomendación de limitar los movimientos, aunque ya se han levantado de forma parcial.