El informe del Observatorio para la Confianza, titulado «Muertos bajo custodia» informó que de la cifra total de decesos, 1.188 son decesos de menores de edad y 648 son de adultos que se encontraban en programas del área de protección y del área de justicia juvenil.
El Observatorio para la Confianza entregó los resultados de su último informe, titulado «Muertos bajo custodia», sobre muertes de niños, niñas, adolescentes y adultos que se encontraban en programas del Sename. De acuerdo a los datos obtenidos, se han registrado 1.836 decesos.
De esos, 1.188 son decesos de menores de edad y 648 son de adultos que se encontraban en programas del área de protección y del área de justicia juvenil. Solo entre 2018 y 2020 se registraron 328 decesos, y el 50% fue por causas violentas.
En el caso de los niños, niñas y adolescentes, el 66% de los fallecimientos afectó a hombres, y un 34% a mujeres. Respecto a la edad, el 55% de las muertes corresponden a adolescentes de 14 a 17 años, 23% a niños y niñas de 0 a 5 y 22% a niños y niñas de 6 a 13 años. Además, solo el 18% presentaba alguna discapacidad, lo que contrasta con los datos entregados por SENAME en 2016, cuando informó que el 54% de las muertes eran de niños/as con discapacidad.
Además, el 73% de los niños, niñas y adolescentes que murieron mientras estaban bajo custodia del Estado, estaba en programas del área de protección y un 27% en programas del área de justicia juvenil, la mayoría en programas ambulatorios de ambas modalidades, sin embargo, 214 estaban en residencias administradas por Organismos Colaboradores, 44 en centros de administración directa del SENAME, 37 en Familias de Acogida, y 38 en centros cerrados privados de libertad.
La coordinadora del Observatorio Para la Confianza, Sofía Aliaga, afirmó al respecto que «los datos expuestos en el informe deben ser vistos con cuidado. Si bien muchos de los niños y niñas que murieron estaban en programas ambulatorios, es necesario que nos preguntemos como sociedad porqué la mayoría de las causas de muerte registradas son causas violentas. La desidia, la falta de cuidado, de prevención, la falta de acceso y de oportunidades podrían ser el contexto de estos lamentables acontecimientos, y en eso, el Estado tiene responsabilidad”.
Para el director ejecutivo de la Fundación, José Andrés Murillo, lo ocurrido en los 41 años de historia del SENAME -que será reemplazado en octubre por el Servicio Mejor Niñez”- no puede quedar en el olvido. Murillo asegura que “es necesario trabajar como sociedad en la reconstrucción de esta historia. Sename inició su funcionamiento el año 1980, y solo hay datos disponibles de 2005 en adelante. Es necesario que el Estado reconozca como víctimas a los niños, niñas y adolescentes que sufrieron vulneraciones mientras estaban bajo su custodia, y que se establezcan mecanismos de reparación para las víctimas actuales y pasadas, tal como lo sugirió el Comité de los Derechos del Niño el año 2018” puntualizó.
El informe se encuentra disponible en www.paralaconfianza.org.