A través de 17 cámaras trampa CONAF y Tompkins Conservation Chile han obtenido información relevante sobre la interacción pumas – visitantes en las áreas de uso público del Parque Nacional Patagonia, región de Aysén, datos que contribuyen al diseño de estándares de observación y comportamiento de los turistas dentro de las áreas protegidas.
Una decena de pumas han sido registrados en las áreas de senderos y campings del sector Valle Chacabuco del Parque Nacional Patagonia, gracias al monitoreo que está llevando a cabo CONAF y Tompkins Conservation Chile desde el año pasado.
La instalación de 17 cámaras trampa y el registro de avistamientos que administra CONAF, ha permitido evidenciar que los pumas presentan variados comportamientos en las áreas de uso público: algunos son mansos y relajados, mientras que otros son más tímidos y se marchan cuando ven personas.
Asimismo, se ha detectado que en los senderos del Parque Nacional hay un uso común de estas áreas tanto por parte de los visitantes como de una abundante y rica fauna silvestre, entre las que destacan pumas, zorros, gatos monteses, chingues, guanacos, armadillos, roedores silvestres, aves como tordos y loicas y algunas especies exóticas como liebres y visones.
Las imágenes capturadas también han permitido detectar la tasa de recurrencia de pumas a los sitios, las edades, el sexo, así como la estructura social demostrando la presencia de pumas de diferentes edades: macho adultos juveniles, hembras con crías y machos adultos dominantes, lo cual constituye un evidente indicador de la salud y riqueza natural de los ecosistemas del Parque.
Según Carlos Hochsteter, Jefe del Depto de Áreas Protegidas de Conaf Aysén, este trabajo conjunto apunta a contribuir en el diseño de estándares de observación y comportamiento, como también regulación del uso público relacionado a la fauna silvestre en general, y con el puma en particular, además de apoyar la construcción de una tolerancia y conocimiento público respecto de los predadores tope.
«Esto también incluye protocolos de avistamiento de fauna en los parques nacionales para el desarrollo de observación de fauna con buenas prácticas, más seguro y responsable, lo que permitirá ser un lugar que compatibilice la conservación de la especie con una experiencia de recreación satisfactoria”, afirma.
El monitoreo de pumas en áreas de uso público se enmarca en el programa enfocado en la especie iniciado en 2008 por Tompkins Conservation Chile en el actual Parque Nacional Patagonia, siendo uno de los de más largo plazo en Sudamérica.
Cristián Saucedo, director del programa de Rewilding de Tompkins Conservation Chile, destacó que al año 2021 se han marcado 33 pumas, a los cuales se les ha hecho monitoreo mediante collar GPS, y ha permitido estimar una densidad poblacional de 3,44 individuos por 10.000 hectáreas y un total de adultos residentes estimado entre 28 y 30 en el Valle Chacabuco del P.N. Patagonia.
«Asimismo, se ha generado información respecto los patrones de predación, desplazamientos, territorios, factores de mortalidad y amenazas entre otros”, dijo.
Este estudio surgió como respuesta a la tensión generada con las comunidades aledañas antes de la creación del Parque con la consiguiente recuperación de la vida silvestre. En este mismo sentido, se implementaron medidas pioneras en Chile para el control y prevención efectiva de ataques de pumas y otros predadores al ganado doméstico, empleando perros protectores de rebaños.
A lo largo de los años el monitoreo de pumas ha buscado generar información sobre la especie, que contribuya a la toma de decisiones, principalmente por parte del Ministerio de Agricultura y sus instituciones. En particular CONAF, entidad que vela por cautelar la biodiversidad presente en las áreas silvestres protegidas, sus ambientes naturales y la conservación de la fauna silvestre.
El puma es un carismático predador tope y una pieza clave del ecosistema patagónico. Desde la perspectiva del Rewilding (reasilvestrar en español) y la recuperación ecosistémica, el puma constituye el principal controlador de la población de herbívoros como guanacos, liebres y huemules, predando también sobre otros carnívoros como zorros.
Además, es uno de los principales proveedores de carroñas y alimento para cóndores y otras numerosas especies nativas. Por su enorme influencia en los sistemas naturales se le ha atribuido el importante rol de “arquitecto ecosistémico”. También son responsables de un mayor flujo de nutrientes que enriquece el suelo y la diversidad de plantas, ayudando a equilibrar el crecimiento de la vegetación en ciertas zonas.