El ataque de Rusia a Ucrania, que comenzó la noche del miércoles tras el anuncio de Vladimir Putin sobre el comienzo de una «acción militar» al este del país europeo, ha significado la muerte de más de 50 personas hasta el momento y se espera que el número siga subiendo. Según el Programa Eurasia, la escalada en el conflicto será inminente. «Nuestra expectativa es que las fuerzas rusas tomen las partes este y sur de Ucrania y lleguen a las afueras de Kiev», aseguraron. Además, establecieron que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky está «dando una pelea convencional», lo que podría cambiar en las próximas horas, a medida que Rusia tome ventaja respecto a la gran diferencia armamentística respecto el país europeo. «Es posible que tras unos días de sangrientos combates y avances rusos, Zelensky se rinda», expresaron.
El conflicto entre Rusia y Ucrania no es algo nuevo. Sin ir más lejos, su última gran pendencia tuvo relación con la península de Crimea, la cual se ubica en Ucrania, al este de Europa y que se encuentra «anexada» a Rusia desde el 2014, tras el primer gran conflicto que sostuvieron las naciones en la última década.
A raíz de esto, nacen los «Acuerdos de Minsk», los cuales se establecieron a fines del mismo año y suponía un tratado que evitase los conflictos a mayor escala. Esto último fue desechado por el mandatario ruso, Vladimir Putin, tras reconocer a Donetsk y Lugansk como «estados independientes», a pesar de estar ubicados dentro de territorio ucraniano, lo que significó la gota que rebalsó el vaso entre los países, llegando así a un grave conflicto armado, que no se vivía en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Según establece un análisis internacional de Chris Miller, el director del Programa Eurasia de Investigación de Política Exterior, el ataque subirá el nivel de violencia conforme avancen los días. En el primer momento de iniciado el conflicto, Rusia atacó a ucrania con misiles de crucero, cohetes y aviones a lo largo de todo el país, desplegando además sus tropas hacia múltiples direcciones, quienes se encuentran actualmente en la ciudad de Kharkiv, justo al otro lado de la frontera rusa.
Respecto de los próximos movimientos de Rusia en el conflicto, Miller señala que, «contrariamente a nuestras expectativas», no ha llevado a cabo medidas que se esperaban. Aun así, la principal preocupación, tiene relación sobre si Putin decidirá o no acceder a las ciudades pobladas, lo que supondría un mayor aumento en la violencia y en el número de bajas de ciudadanos de ambas nacionalidades.
«Rusia no ha tratado de derribar la red de Internet y comunicaciones de Ucrania, probablemente para intensificar el efecto de “conmoción y pavor” de sus ataques e inducir una rendición más rápida. La pregunta clave en esta fase de la guerra es si las fuerzas rusas entran o no en las principales ciudades, donde sufrirían muchas más bajas. Creemos que lo harán, intensificando el riesgo», aseveró.
En cuanto a la entrada del Ejército ruso a las principales ciudades ucranianas, Miller aseguró que «nuestra expectativa es que las fuerzas rusas tomen las partes este y sur de Ucrania y lleguen a las afueras de Kiev en cuestión de días».
«Rusia tiene una ventaja considerable en términos de blindaje, artillería y otros fuegos de largo alcance que impondrán bajas sustanciales a las fuerzas ucranianas. Sin embargo, si la lucha se traslada a las ciudades, las ventajas de Rusia se verán parcialmente anuladas», manifestó.
«Con base en las operaciones más recientes de Rusia en Siria, no esperamos que las fuerzas rusas muestren una preocupación sustancial por las bajas civiles, lo que les dará comparativamente las manos libres en la guerra urbana. Si la lucha se traslada a las ciudades, por lo tanto, será sustancialmente más sangrienta no solo para los civiles, sino también para los soldados rusos», advirtió.
En cuanto a la respuesta de Ucrania ante el conflicto, aun se mantiene la incertidumbre. Según Miller, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, tiene tres opciones: rendirse, continuar la lucha o negarse a rendirse, pero trasladas la lucha a las ciudades.
«Por ahora Ucrania parece estar dando una pelea convencional, pero esto podría cambiar en las próximas horas a medida que las ventajas militares de Rusia se vuelvan más claras. Es posible que, tras unos días de sangrientos combates y avances rusos, Zelensky se rinda. Una rendición probablemente implicaría su salida y una purga más amplia de la élite política de Ucrania, así como un acuerdo con las demandas de Rusia de que Ucrania se desmilitarice», subrayó. «Una estrategia alternativa sería retirar al ejército ucraniano a las principales ciudades y desafiar a los rusos a entrar», agregó.
Ante la posibilidad de que Vladimir Putin se muestre abierta al diálogo, lo que parece cada vez más difícil a su parecer, el director de Eurasia planteó que la única forma de que eso pase, es que el conflicto se alargue más de lo esperado. «Dudamos que Rusia esté dispuesta a negociar sus demandas clave a menos que la guerra dure meses y sea mucho más costosa de lo que Rusia espera», abordó.
En cuanto a la mirada que tiene la población rusa respecto del conflicto, Miller estableció que la situación es muy distinta a lo que fue lo ocurrido en Crimea el 2014.
«En Rusia, las noticias de la guerra se han recibido de manera muy diferente a la anexión de Crimea en 2014 o la intervención en Siria en 2015. Crimea fue celebrada por casi toda la población. La guerra de Siria, por el contrario, no fue un tema emotivo para la mayoría de los rusos. Fue aceptado como una lucha de bajo costo por la posición geopolítica de Rusia. Esta mañana nos ha sorprendido la cantidad de rusos que no están políticamente en el campo de la oposición, pero que han expresado abiertamente en las redes sociales su consternación por la decisión de ir a la guerra», aseveró. «Semanas o meses de sangrienta guerra urbana bien podrían ejercer una presión sustancial sobre la posición de Putin», adicionó.
Sobre los posibles escenarios que se barajan del conflicto, Miller advierte que las acciones de Rusia provocarán que Ucrania se rinda y deba pedir la paz para detener una guerra de mayores proporciones.
«Nuestro caso base es que la campaña de conmoción y pavor de Rusia, sus ventajas militares convencionales sustanciales y el deseo de autopreservación de Ucrania empujan al gobierno ucraniano a pedir la paz en un par de semanas, sin una guerra urbana sustancial», planteó.
«Sin embargo, solo tenemos una confianza moderada en esta posición; una lucha prolongada y sangrienta en las ciudades de Ucrania sigue siendo plausible», concluyó.