La campaña del apruebo y del rechazo que veremos durante las próximas semanas se verá teñida de elementos que tensionan la discusión casi por encima de lo medular que es el texto constitucional, indican expertos de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC).
En las semanas previas al plebiscito de salida que definirá si tenemos un cambio en la Constitución que nos rige, el debate se ha tornado más hacia las imprecisiones informativas y fakes news que han rondado la propuesta constitucional.
Dentro de este contexto, la campaña del apruebo y del rechazo que veremos durante las próximas semanas se verá teñida de elementos que tensionan la discusión casi por encima de lo medular que es el texto constitucional. Según el politólogo de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC), Rodrigo Gangas, la discusión no se ha centrado en torno a un programa de gobierno o una tendencia política, sino sobre una cuestión bastante más difícil que ya hacía exigible un acercamiento menos árido a los textos constitucionales. Esta falta de discusión hace “más difícil de digerir” el tema de fondo por su lenguaje y los alcances que tiene, que son proyectar el país de aquí a 30 o 40 años, dice.
“La discusión constitucional es compleja y a veces se tiende a simplificar sobre la base de consignas simples que muchas veces rayan en la falacia. Este es un recurso que ha sido planteado por quienes se oponen a que la Constitución de 1980 sea desechada, pero la tergiversación también se ha traspasado a los medios de comunicación abiertos. Ante este escenario el criterio de la ciudadanía se ve obligado a separar constantemente los hechos de la ficción, lo que los pone en una carrera cuesta arriba”, explica Gangas.
Si bien la opción del rechazo tiene clara su postura comunicacional más frontal, dentro de la que destacan incluso referentes históricos de la centroizquierda como ex mandatarios chilenos y un discurso, con imprecisiones y sesgos abiertos, la complejidad de esta discusión para esa opción requerirá fijar una postura unificada respecto a un mensaje que informe a la ciudadanía y a la vez contenga el efecto de las noticias falsas, opina Gangas.
“En ese sentido creo que algo que se debería considerar es realizar un proceso de pedagogía constitucional intenso, enfocado principalmente en cómo una Constitución afecta en la vida cotidiana de las personas. Esto se tiene que plantear con un lenguaje que sea capaz de explicar en palabras simples cómo una constitución puede mejorar la vida de las personas más allá de las características del sistema político”, dice.
Raúl Zarzuri, sociólogo de la UAHC, dice que la campaña por el apruebo está en una situación compleja: como los grandes medios están en manos de la derecha y son los que más impactan, se ha publicitado mucho en ellos este concepto de rechazar la actual propuesta de carta magna a lo que se suma, como evidencia, el tema de las encuestas. “Creo que hay que considerar con una cuota de suspicacia estos insumos, especialmente en este período considerando las experiencias que hemos tenido a lo largo de este proceso constituyente. Recordemos que las encuestas aseguraban el triunfo del rechazo en el plebiscito de entrada, después confirmaban que Boric no iba a resultar electo en las primarias y más tarde que iba a ser derrotado en el balotaje… por eso creo que hay que tomar con pinzas los resultados de los sondeos dado los resultados de estas predicciones recientes”, señala el jefe de la carrera de Sociología en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
En este contexto, el Programa Especial de Titulación en Sociología, de la UAHC, orientado a profesionales de las ciencias sociales en busca de una segunda titulación, aborda específicamente temáticas como el uso y abuso de las encuestas, fortaleciendo la actualización sobre su aplicación metodológica adecuada. En apertura el próximo 8 de agosto, el programa favorece la formación de profesionales de excelencia desde una mirada interdisciplinaria, multisistémica y comprometida con la transformación social, como también con la promoción y defensa de la democracia.
Zarzuri enfatiza también el desconocimiento que la ciudadanía tiene en torno al resultado final de dos años de debate y trabajo constituyente, una brecha que exige que el Gobierno asegure la conversación sobre el proceso en función de la lectura real del texto en plebiscito. Por otro lado, una campaña efectiva contra las noticias falsas debe centrarse en los cambios significativos que integra esta nueva Constitución respecto de la que nos rige, tomando en cuenta que la administración política y lo plurinacional no es lo central para el ciudadano de la calle, que espera una mejora en sueldos, salud, pensiones y derechos sociales, plantea el investigador que identifica como público meta a los jóvenes que marcaron el aumento de un millón y medio de votos en el padrón electoral de las últimas votaciones.
“Se pueden advertir en el mensaje del rechazo variantes de una construcción intelectual que recurre a afirmaciones sin sustento real que van desde el desmembramiento del Estado nacional hasta una debacle institucional pasando por el testimonio de personas que rechazarían porque están muy conformes con el sistema vigente, lo cual es muy discutible. Otro mensaje propio de esa opción es un llamado a rechazar para después reformar, lo que tampoco es completamente genuino y ofrece elementos para dudar profundamente de ese llamado pues la alternativa del plebiscito es binaria: o se aprueba o se rechaza el texto”, explica el abogado y docente de la Escuela de Derecho de la Academia, Rodrigo Medina.