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Crédito: EFE
Por motivos religiosos y culturales, los hombres iraníes no pueden tocar a ninguna mujer en público, una razón que la reina conocía porque ha sido notorio que el saludo del embajador no le ha sorprendido.
El embajador de la República Islámica de Irán, Hassan Ghashghavi, ha acudido este miércoles a la tradicional recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en España donde, como ya ha ocurrido otros años, ha estrechado la mano del rey Felipe pero no a la reina Letizia, a la que ha saludado con una ligera inclinación de la cabeza.
Por motivos religiosos y culturales, los hombres iraníes no pueden tocar a ninguna mujer en público, una razón que la reina conocía porque ha sido notorio que el saludo del embajador no le ha sorprendido.
Así, doña Letizia ha correspondido al del diplomático iraní con semblante serio y un breve gesto de la cabeza y sin llegar a mover los brazos, prueba de que sabía que Ghashghavi no iba a estrechar su mano como sí han hecho todos los demás asistentes.
Este formato de saludo del embajador iraní a la reina es ya habitual en actos de este tipo.
De hecho, cuando en ocasiones anteriores los representantes de Irán han acudido a palacio acompañados por sus esposas, es habitual que el embajador iraní estreche la mano del rey mientras que su esposa solo estrecha la mano de doña Letizia y limita su saludo al rey a un ligero gesto de la cabeza.
A lo largo de una media hora, don Felipe VI y doña Letizia han saludado uno a uno a los cerca de 120 embajadores que han asistido a la tradicional recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en España que se celebra todos los años en enero.
Los 120 embajadores y encargados de negocios (quienes se quedan al frente de las embajadas a falta de embajador) han acudido al Palacio Real, muchos de ellos acompañados por sus parejas.
También han asistido numerosos presidentes de instituciones internacionales como el Parlamento o la comisión Europea, y altos cargos de organismos con sede u oficina en Madrid, como ACNUR.
El saludo de los diplomáticos ha estado encabezado por el Nuncio Apostólico, Bernardito Auza, decano de los embajadores en España.
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