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¿Has estado a dieta alguna vez? ¿Qué es lo que más te cuesta dejar de comer: dulces, pan, cereales? Un estudio responde por qué nos gustan tanto los carbohidratos y cómo se han «colado» en nuestros genes y hasta en los de nuestras mascotas.
Piensa unos segundos… ¿Te dejas llevar por las apariencias? Más abajo, te propongo un desafío y me cuentas cómo te va.
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No hay duda de que la pandemia por COVID-19 impactó nuestra salud mental y aún estamos dimensionando sus secuelas. El estudio “Día Mundial de la Salud Mental 2024”, realizado por Ipsos, que incluyó a 23.500 personas de 31 países, comprobó que si en 2018 la preocupación por la salud mental ocupaba el tercer lugar, hoy es la principal preocupación en salud , dejando al cáncer en segundo lugar y al estrés (un factor de problemas de salud mental) en tercero.
En Chile, un 73% de los encuestados indicó haberse sentido estresado al punto de ver afectada su vida cotidiana, el mismo porcentaje dijo que su nivel de estrés lo llevó a tener la sensación de no poder lidiar con las cosas. Las mujeres jóvenes son las más afectadas a nivel global. El 40% de las integrantes de la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2010) se sintieron decaídas, mientras que los hombres del segmento Baby Boomer (nacidos entre 1946 y 1964) experimentaron este sentimiento en menor proporción.
El 82% de los chilenos considera que la salud mental es tan importante como la salud física, superando el promedio mundial (76%) y es uno de los países del continente con mayor nivel de adhesión a esta creencia. «Si bien la mente y el cuerpo se consideran iguales, es más probable que las personas piensen más en su bienestar físico (72%) que en su bienestar mental (60%)», señala la investigación.
Sobre la labor de los servicios de salud en Chile, las personas son muy críticas. Según el Monitor de Servicios de Salud de Ipsos 2024, el 78% considera que son muchas las personas en el país que no pueden pagar una buena atención médica; 75% cree que los tiempos de espera para citas médicas son demasiado largos; y el 65% piensa que el Sistema de Salud está desbordado.
En este sentido, un documento publicado por el Minsal reportó que el gasto público estimado en salud mental alcanzó los $208 mil millones (1,7% del gasto público en salud de Chile en 2021), lo que representa una base del compromiso del programa de gobierno de alcanzar un 6% del presupuesto total del área destinado a salud mental al año 2025. Al contrastar estos resultados con datos internacionales, concluyen que lo que muestra Chile es muy inferior en comparación con otros países de la OCDE respecto al gasto público: Italia (3,4%), Corea del Sur (3,8%), Australia (7,6%), Canadá (10,6%), Reino Unido (10,3%) y Francia (15%).
Si alguna vez has luchado por bajar de peso a través de la disminución de los carbohidratos de tu dieta, sabes bien lo difícil que es. Los científicos explican que esto ocurre porque estamos peleando contra miles de años de adaptación genética. Y eso no es fácil.
Veamos. Los humanos tenemos múltiples copias de un gen que nos permite descomponer en la boca el almidón de los carbohidratos complejos, posibilitándonos metabolizar alimentos como el pan y las pastas. Por décadas, la ciencia busca saber cómo y cuándo se expandió el número de estos genes.
“La idea es que mientras más genes de amilasa tengas, más amilasa puedes producir y más almidón puedes digerir de manera efectiva”, señala el autor del estudio, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Artes y Ciencias de la UB, Omer Gokcumen.
Los investigadores analizaron los genomas de 68 humanos antiguos, incluida una muestra de Siberia de 45 mil años de antigüedad. Descubrieron que los cazadores-recolectores preagrícolas ya tenían un promedio de 4 a 8 copias de AMY1 por célula diploide, lo que sugiere que los humanos ya caminaban por Eurasia con altos números de copias de AMY1 mucho antes de comenzar a cultivar las plantas y a comer grandes cantidades de almidón.
En una investigación anterior, el profesor Gokcumen mostró que los animales domésticos que viven junto a los humanos, como perros y cerdos, también tienen un mayor número de copias del gen de la amilasa en comparación con los animales que no dependen de dietas altas en almidón.
Los hallazgos permitirán explorar el impacto en la salud metabólica y descubrir los mecanismos involucrados en la digestión del almidón y el metabolismo de la glucosa. «La investigación futura podría revelar sus efectos precisos y el momento de la selección, proporcionando información sobre la genética, la nutrición y la salud”, agrega la investigadora de JAX, Feyza Yilmaz.
Quizá entonces podamos «manejar» los carbohidratos que nos entregan energía, pero también varios kilos extra.
Observa la siguiente figura y responde: ¿cuál es Bouba y cuál es Kiki?
Si dijiste que la figura redondeada es Bouba y la puntiaguda es Kiki, estás dentro del 95% de la población mundial que señala lo mismo, sin importar su raza, edad, género, religión, cultura.
Es el llamado efecto Bouba/Kiki. El resultado de un experimento realizado por el psicólogo Wolfgang Köhler en 1929 en las Islas Canarias. Originalmente él llamó a las figuras: Takete y Baluba (Maluma en la versión que replicó en 1947). El resultado de su «juego» arrojó que la mayoría de las personas asociaba la forma puntiaguda con el nombre Takete y la redondeada con el nombre Baluba. Esta experiencia pasó sin pena ni gloria, pero quedó archivada en los anales académicos.
Usando formas similares a las del experimento original, pero cambiando los nombres por Bouba y Kiki, encontraron que un asombroso 95% de su grupo de estudio –que incluía a estudiantes estadounidenses que hablaban inglés y aborígenes que hablaban tamil– señalaba que el objeto puntiagudo era Kiki y el curvo era Bouba.
Desde entonces se han realizado más estudios al respecto y la respuesta se repite en las poblaciones más diversas. Un trabajo reciente de la psiquiatra Daphne Maurer mostró que incluso niños de 2 años y medio (que no leen) muestran el efecto. Solo algunas personas con TDHA, difieren del efecto.
No mires la siguiente línea y responde una última pregunta: ¿qué es más veloz, un plátano o un limón?
Universalmente el limón es el campeón de los 100 metros planos.
Viendo una serie sueca me llamó la atención el diálogo de la siguiente escena: una pareja conversa en el baño. La mujer pregunta al marido por qué está orinando sentado en el WC y él responde que había leído que así protege la próstata. Si es así, ¿por qué los hombres orinan de pie? De hecho, nunca se me ocurrió enseñarles a mis hijos a hacer pipí de otra forma.
Buscando estudios encontré uno que realizó YouGov entre marzo y abril del año pasado. Pero este estudio se centró en determinar la forma en que orinaban los hombres de 13 países, sin profundizar en las razones. Alemania es el país donde más hombres reconocen orinar siempre sentados.
Australia sigue a Alemania en el interés por orinar sentado con el 25% de los hombres, seguido de Suecia con el 22%.
En América Latina solo consultaron a los mexicanos, donde un 36% respondió que nunca-nunca se sentaría para orinar.
¿De dónde sale entonces la idea de que es bueno para la próstata? «Puede ser que, al estar sentados, los hombres tienen más tiempo para lograr una segunda o tercera micción y así vaciar mejor la vejiga, pero no hay ninguna recomendación especial ni evidencia de que esa posición proteja efectivamente la próstata», explica el urólogo Pablo Bernier.
Desde 2020, el cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres en el mundo y la principal causa de muerte por cáncer en las chilenas. En 2023, seis mujeres murieron cada día por esta causa (2.263 en total). En octubre, Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, el jefe del equipo de cirugía oncomamaria del Instituto Oncológico FALP, Badir Chahuán, explica en qué consiste el oncoestudio que precisamente ayuda a detectar y prevenir el cáncer mamario, entre otros tipos.
-¿En qué consiste el estudio genético?
-Es un examen que se realiza en el contexto de un asesoramiento genético-oncológico. Un proceso en el cual evaluamos los riesgos genéticos o hereditarios que tiene un(a) paciente que puede aumentar el riesgo de tener una patología oncológica. Podríamos heredar genes de nuestros padres o ancestros que nos entregarían un riesgo alto o muy alto de desarrollar algún tipo de cáncer. Esa información es fundamental para indicar tratamientos y medidas preventivas.
-¿Qué factores se estudian?
-Evaluamos cuántos familiares tienen enfermedades oncológicas, cuántos cánceres hay en la familia, a qué edad se produjeron esos cánceres y de qué tipos son. Con eso se define el riesgo de tener alguna mutación genética y, dependiendo de ello, se solicita o no un estudio genético.
-¿Hay laboratorios en Chile que lo hacen y cuál es el valor
-Este estudio genético se realiza en la Fundación Arturo López Pérez (FALP), pero los resultados se obtienen gracias a un convenio que tenemos con una institución extranjera. Prontamente lo vamos a hacer nosotros internamente. El costo del estudio genético es cercano a 300 mil pesos. En este minuto no tiene codificación de Fonasa, situación que debiera cambiar cuando esté lista la Ley Nacional del Cáncer, ya que en esa ley aparece que el estudio genético va a tener cobertura en Chile, pero por ahora se paga de forma particular.
Hasta aquí llega esta segunda entrega de Efecto Placebo, espero que te haya parecido interesante. ¡Nos vemos la próxima semana!
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