Hola, ¿cómo estás? Espero que aprovechando el feriado largo (si estás en Chile). Aunque no soy fan ni detractora de Halloween –una festividad que tributa al miedo–, me pareció interesante hacer una edición de miedo de Efecto Placebo, el newsletter de salud de El Mostrador.
- ¿Has sentido alguna vez sensación de pérdida de control, inseguridad, aprensión, eso que denominamos miedo? Prácticamente todos lo hemos sufrido y no es una sensación gratuita, ya que cumple una función primordial: salvaguardar nuestra supervivencia. El miedo es una de las emociones primarias, su codificación se remonta a los orígenes de la humanidad y aparece, sin excepción, en todos los mamíferos.
- En este número el sociólogo Mauro Basaure analiza el estado emocional de la sociedad chilena. La alegría y el miedo son las emociones que más mencionan las personas, según la “Radiografía de la (des)confianza en Chile”, elaborada por el Instituto de Políticas Públicas (IPP) de la UNAB.
Siguiendo con la misma temática: ¿sabías que hay personas que no sienten temor, que nada las asusta? Una afección genética las vuelve insensibles, pero a la vez las pone en peligro. Aprovechando que estamos con ánimo festivo, te dejaré un dato pop: el verdadero origen de Freddy Krueger –el asesino de Pesadilla en la calle Elm– y cómo se relaciona con el síndrome de Brugada.
- En la sección Mito o Verdad, averigua si es posible quemar calorías mientras ves una película de terror. Y en el Chat con el especialista, el psicólogo Felipe Dannemann nos explica qué implica ser hipocondríaco y cómo esta complicada manera de vivir les permite a algunas personas sobrellevar su existencia.
Y al final… una pequeña travesura.
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Alegría y miedo: el bipolar estado emocional de la sociedad chilena
Las cifras de la “Radiografía de la (des)confianza en Chile”, elaborada por el Instituto de Políticas Públicas (IPP) de la UNAB en junio pasado, entrega un panorama sobre las motivaciones, sueños y preocupaciones en la sociedad chilena. Un capítulo habla del estado emocional, a través de la presencia de las ocho emociones de Robert Plutchik. Las más presentes son la alegría (62%) y el miedo (57%). El sociólogo, investigador y académico de la Universidad Andrés Bello (UNAB) e investigador COES, Mauro Basaure, nos ayudará en las explicaciones:
- “Vista de manera general, la encuesta muestra una dualidad emocional en la sociedad chilena, donde el miedo y la alegría son emociones predominantes. En contraste, en países como Noruega y Dinamarca, predominan emociones positivas, como la satisfacción y la confianza, que reflejan un mayor sentido de cohesión social y una menor percepción de amenaza en el entorno público”.
- “De acuerdo con mi interpretación, en Chile, la alegría se concentra en el espacio privado y familiar, actuando como un refugio afectivo en un contexto donde la vida pública se percibe como hostil y amenazante. En lo que denomino un familismo individualista, los ciudadanos se repliegan en el ámbito familiar, encontrando allí el núcleo de su felicidad y satisfacción emocional”.
- “Sin embargo, este refugio privado convive con una marcada desconfianza hacia lo público, donde la delincuencia, la inseguridad y la percepción de un ambiente violento y corrupto imponen una constante sensación de peligro y vigilancia. Cuando no se ven soluciones a estos problemas, se amplía la sensación de una sociedad impotente, lo que justifica y refuerza la retracción al espacio privado como único lugar de seguridad. Es un círculo vicioso”.
La salud es causa de alta preocupación, también la vejez y cómo se enfrentará.
- “La salud y la seguridad económica son preocupaciones intensas que, en el contexto chileno, reflejan un miedo persistente a enfrentar la vejez sin el respaldo adecuado. Los encuestados muestran ansiedad ante la posibilidad de perder el empleo, lo cual se traduce en un alto grado de inseguridad económica que afecta profundamente su bienestar emocional y psicológico”, explica Basaure.
- Y añade: “Esta preocupación se asocia con el estrés crónico y la ansiedad, síntomas que impactan la salud mental de una manera que estudios médicos internacionales también han documentado en contextos de incertidumbre económica. Mirando los datos, esta realidad contrasta con países como Japón y Suiza, en los que el envejecimiento y el bienestar en la vejez están respaldados por políticas de apoyo social robustas, lo que mitiga el miedo a la inseguridad económica”.
- “El miedo se origina principalmente en la inseguridad pública, que incluye preocupaciones por la delincuencia y la violencia. En el contexto chileno, este miedo no solo responde a hechos de inseguridad, sino que también se alimenta de una percepción de desamparo y desconfianza en la capacidad del sistema para brindar protección”, dice el experto.
- «Este clima de miedo lleva a que los ciudadanos se replieguen en su círculo íntimo, donde encuentran un sentido de seguridad y estabilidad que no hallan en la esfera pública. En Chile, lo que llamo una sociedad impotente no logra superar este estado de alerta constante, ya que la falta de confianza en las instituciones y en la capacidad de acción colectiva impide abordar de manera efectiva la inseguridad pública, perpetuando el miedo como una emoción dominante», dice.
¿Eso se relaciona con altos niveles de estrés y de preocupación por la salud mental que muestran estudios médicos?
- “La combinación de inseguridad pública y económica se traduce en un alto nivel de estrés y ansiedad. Estudios indican que estos fenómenos tienen un impacto directo en el bienestar psicológico, ya que las personas experimentan síntomas de estrés crónico, depresión y desgaste emocional. En lo que llamo sociedad impotente, el clima emocional negativo se agrava al no haber una respuesta efectiva a estas fuentes de estrés desde las instituciones”.
- “La incapacidad estructural para resolver problemas sociales y económicos profundiza el malestar psíquico de la población. En Chile, la combinación de estrés económico, inseguridad pública y desconfianza institucional hace que la salud mental sea un tema urgente, reflejando una dimensión de vulnerabilidad social que requiere intervenciones estructurales para ser mitigada. Este es un aspecto poco discutido en relación con la salud mental de la población chilena”, enfatiza Mauro Basaure.
La alegría también es una emoción muy alta (61,9%). ¿Qué rol cumple?
- “La alegría, aunque elevada, tiene un carácter predominantemente privado en Chile y está estrechamente vinculada con el espacio familiar y las relaciones de amistad. En el contexto de lo que llamo familismo individualista, la alegría actúa como un refugio emocional, ofreciendo estabilidad y satisfacción en un entorno donde la esfera pública se percibe como amenazante”, señala Basaure.
- “La alegría tiene, entonces, un rol protector: permite a los ciudadanos enfrentar los desafíos emocionales que surgen de la inseguridad y desconfianza en el ámbito público. Sin embargo, el hecho de que la alegría esté tan desligada del espacio colectivo refuerza la percepción de una sociedad que no ofrece espacios de confianza y alegría compartida en el ámbito público”, agrega el académico.
Estos resultados son sociológicos, pero afectan directamente lo psicológico de las personas. ¿Qué se puede plantear para mejorar? ¿Se elaboró una propuesta al respecto?
- “El estudio en sí mismo no aborda esta dimensión. Sin embargo, según mi interpretación, las propuestas deben dirigirse tanto hacia las personas como hacia las instituciones. El aislamiento en el ámbito privado y la desconfianza hacia el espacio público no solo reflejan percepciones, sino que tienen un impacto directo en el bienestar psicológico de los ciudadanos y repercuten en cómo visualizan el futuro de la sociedad”, explica Basaure.
- “Se trata no solo de contrarrestar el familismo individualista, sino también de transformar la sociedad impotente, hoy marcada por un profundo pesimismo. Es posible ser optimista y alegre en lo privado y, a la vez, pesimista y temeroso en lo público. Esta contradicción caracteriza nuestra sociedad y es lo que se debe enfrentar”, dice.
¿Dónde empezar? “Es como el problema del huevo y la gallina. Esto implica abordar ambos aspectos a la vez. Las personas comenzarán a ampliar las confianzas más allá de lo afectivo en la medida en que vean que el ámbito público es un espacio para tratar y resolver eficazmente los problemas colectivos, y este cambio se produce cuando se comportan de manera menos estratégica en el ámbito público y comienzan a salir de su enclaustramiento familista”, señala el sociólogo.
- “Es fundamental fortalecer un cambio en la percepción y en la relación con el espacio público, donde la ciudadanía pueda confiar en que la colaboración y la acción colectiva son posibles y efectivas. Solo al abordar las causas estructurales de la desconfianza se podrá mitigar el impacto psicológico negativo y fomentar un entorno emocional más saludable”, concluye el académico de la UNAB e investigador COES.
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Enfermedad de Urbach-Wiethe: sin miedo a nada
¿Qué tan miedoso eres? ¿Todavía le temes a la oscuridad, a las alturas, a los insectos? Todos sabemos bastante bien con qué se activan nuestros temores reales e irreales. Y no es una sensación gratuita, ya que cumple una función primordial: cuidar nuestra supervivencia. Veamos qué pasa con quienes no tienen activado ese detector de peligro.
- El centro anatómico del miedo es la amígdala cerebral, un núcleo neurológico que forma parte del sistema límbico y que se encarga de diseñar patrones emocionales para hacer frente a los peligros. Su respuesta es prácticamente inmediata, poco discriminativa y efímera. Una vez producido el estímulo, la información viaja hasta la corteza cerebral, que cuantifica el peligro. Si no fuera por este filtro cognitivo, nos pasaríamos el día atemorizados ente cualquier situación.
Tras cumplir su función, el miedo se almacena en lo más profundo de nuestro cerebro. Temores como “miedo al cuco” se desvanecen una vez superados. Sin embargo, hay personas que no experimentan miedo ni sentimiento parecido. Son un pequeño grupo que sufre de la Enfermedad de Urbach-Wiethe –lipoidoproteinosis–, en la que se produce una destrucción completa de la amígdala por la mutación en algunos genes del cromosoma 1. Este mal fue descrito por primera vez en 1929.
- Esta lesión genética afecta exclusivamente las señales relacionadas con el miedo, “respetando” el resto de la paleta emocional. Así, los pacientes con el mal de Urbach-Wiethe son capaces de experimentar alegría, amor, entusiasmo, odio…
Esta condición puede ser muy peligrosa, pues –como dije– el miedo cumple una función básica, poniéndonos en estado de alerta ante una situación de riesgo.
- La enfermedad tiene, en algunas personas, síntomas dermatológicos: piel frágil, seca, arrugada y de difícil curación. Se producen lesiones, desgarros y cicatrices cutáneas que generalmente se presentan en la cara y en las extremidades. Pueden aparecer pápulas (protuberancia rojiza) características alrededor de los párpados.
- También se produce, en la mayoría de los casos, engrosamiento de las cuerdas vocales, lo que origina voz ronca desde la infancia, alteraciones del lenguaje a consecuencia del engrosamiento del frenillo que dificulta los movimientos de la lengua. Además, como consecuencia del endurecimiento del tejido cerebral en el lóbulo temporal medio, pueden producirse ataques epilépticos y anormalidades neuropsiquiátricas.
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La real pesadilla que dio vida a Freddy Krueger
¿Viste Pesadilla en la calle Elm?, donde Freddy Krueger –el espíritu de un asesino en serie capaz de matar en sueños– ha atormentado (y sigue haciéndolo) a los cinéfilos desde el estreno de la primera película de la saga, en 1984. El personaje nació hace más de 40 años en la mente de Wes Craven, creador y director de esta historia, que se inspiró en hechos reales: las muertes asociadas a pesadillas de refugiados hmong en Estados Unidos, todos hombres jóvenes.
- En el verano de 1981, Craven leyó en Los Ángeles Times y en otros medios una serie de artículos sobre varias muertes inexplicables ocurridas durante el sueño. Los sucesos comenzaron a finales de los años 70 y, a mediados de los 80, ya eran más de 100 víctimas mortales, todos hombres, todos muertos durante el sueño.
- Además, en la mayoría de los casos, los estudios habían encontrado que no existían anomalías en el momento de la muerte: eran jóvenes y sanos. El primer caso –Ly Houa– ocurrió en Orange (California) en 1977. Era un trabajador, refugiado hmong, de buena condición física y totalmente sano. El resto de las víctimas falleció bajo las mismas circunstancias.
Algunos testigos de las muertes escucharon suspiros y gemidos por parte de las personas antes de su muerte, relataban los diarios de la época.
- Así comenzó una serie de investigaciones para buscar las causas de los fallecimientos. Como el número de muertes de este tipo creció de manera alarmante entre inmigrantes del sudeste asiático, se le llamó síndrome de muerte asiática y posteriormente síndrome de muerte súbita nocturna inesperada (SUNDS, en inglés).
- Al hacer el estudio post mortem de los primeros 18 pacientes, todos presentaban crecimiento del corazón (cardiomegalia) y 17 de ellos tenían alteraciones en el sistema eléctrico que permite el latido del corazón. En 1992, los cardiólogos españoles Pere y Josép Brugada descubrieron cómo detectar las señales de advertencia ante un posible caso de SUNDS en un electrocardiograma.
- En ese momento, SUNDS pasó a asociarse con el síndrome de Brugada, una enfermedad hereditaria caracterizada por una anormalidad electrocardiográfica y aumento del riesgo de muerte súbita cardíaca.
Los doctores instalaron un desfibrilador cardioversor en el pecho a modo de marcapasos. Cuando el corazón se colapsa, el dispositivo emite descargas eléctricas para ponerlo en marcha y evitar así un paro cardíaco. De esta forma la ciencia combatió los ataques fatales, aunque jamás se verificó la razón de que dicha dolencia apareciera en regiones de Asia y en muchos de los refugiados hmong que llegaron a Estados Unidos. Craven había estudiado psicología en la Universidad John Hopkins. Así que tomó algo de Freud y otro poco de Jung y lo mezcló con los casos de los hmong que leyó en la prensa. Le agregó un guante de cuchillos inspirado en las garras de su gato y un suéter rojo y verde, porque leyó en Scientific American que los colores verde y rojo son los que más chocan en la retina humana. El resultado fue el monstruo que se esconde en el subconsciente.
- Según el director, uno de los relatos que más inspiró la creación de Freddy Krueger fue el de una familia de refugiados hmong, que había escapado de campos de exterminio. Su hijo adolescente tenía pesadillas y les decía a sus padres que temía dormir, porque lo que lo perseguía en sueños podría atraparlo, e intentaba permanecer despierto por días. Cuando finalmente se durmió, sus padres fueron despertados por gritos en la mitad de la noche. Al llegar a su habitación, el joven había muerto durante una pesadilla.
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MITO O VERDAD: ¿ver películas de terror ayuda a quemar calorías?
Si entre tus panoramas para esta noche de brujas está ver películas de terror, esta información puede interesarte. Más aún si estás “por un verano sin polera”.
- Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Westminster midió el gasto energético total de diez personas, mientras veían una selección de películas de terror. Registraron la frecuencia cardíaca, el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono, y descubrieron que el número de calorías consumidas se incrementaba en un promedio de un tercio durante los filmes.
Richard Mackenzie, profesor y reconocido por su investigación sobre el metabolismo humano, la obesidad, la diabetes tipo 2 y el rendimiento atlético, explica que, al acelerarse el pulso y aumentar la frecuencia cardíaca durante la visualización de estas películas, se produce una liberación de adrenalina que reduce el apetito, aumenta la tasa metabólica basal y quema un mayor número de calorías.
- La investigación se centró en 10 filmes y expuso a las personas a 90 minutos de terror. El Resplandor de Stanley Kubrick quemó 184 calorías, equivalentes a una caminata de 30 minutos. Le siguieron Tiburón con 161 calorías y El Exorcista con 158 calorías.
- El médico advirtió que es importante tener en cuenta que el ejercicio regular y la alimentación balanceada y sana son fundamentales para mantener un estilo de vida saludable y de bienestar.
Las 10 películas más quema-calorías según el estudio:
- El Resplandor: 184 calorías.
- Tiburón: 161 calorías.
- El Exorcista: 158 calorías.
- Alien: 152 calorías.
- El juego el miedo: 133 calorías.
- Pesadilla en la calle Elm: 118 calorías.
- Actividad Paranormal: 111 calorías.
- El proyecto de la bruja de Blair: 107 calorías.
- La matanza de Texas: 105 calorías.
- REC: 101 calorías.
Como este estudio se hizo hace una década, busqué las películas que hoy son las más aterradoras según el Science of Scare Project. Se trata de un experimento que busca las cintas que producen un mayor nivel de temor. Basa sus estudios en un análisis de los elementos que explican el sobresalto y la angustia del público: esas secuencias donde se disparan las pulsaciones, se liberan hormonas como el cortisol, los nervios salen a flote y la adrenalina sube y se queman calorías. La frecuencia cardíaca normal de un adulto en reposo es de 60-100 latidos por minuto. El ranking actualizado de las 10 películas más terroríficas es el siguiente:
- Sinister: 131 peak. 96 promedio de palpitaciones.
- Host: 130 peak. 95 palpitaciones.
- Skinamarink: 113 peak. 91 palpitaciones.
- Insidious: 133 peak . 90 palpitaciones.
- El conjuro: 132 peak. 88 palpitaciones.
- Hereditary: 104 peak. 81 palpitaciones.
- Smile: 114 peak. 78 palpitaciones.
- El exorcismo de Emily Rose: 96 peak. 76 palpitaciones.
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CHAT CON EL ESPECIALISTA: hipocondríacos, enfermos no tan imaginarios
¿Conoces a alguien que, ante el más leve síntoma, piensa y asegura que padece alguna enfermedad grave? Un hipocondríaco puede sentirse morir, incluso después de haber sido examinado por un especialista y con exámenes en la mano que prueban su buena salud. El psicólogo clínico Felipe Dannemann (@clinicomental) nos aclara algunos puntos sobre el miedo a estar enfermo.
–Lo primero, ¿qué es la hipocondría?
-Es una preocupación excesiva por la salud física de la propia persona. Un miedo constante ante la posibilidad de padecer alguna enfermedad grave, potencialmente mortal. En esta, la persona tiende a revisar su cuerpo o someterse a exámenes de manera compulsiva. Esto no es lo mismo que la clásica búsqueda en internet cuando nos duele algo y creemos que tenemos un terrible cáncer o una lesión crónica.
A menudo, al hipocondríaco no le bastará con que pase un día para notar que su autodiagnóstico de Google estaba errado. Dependiendo de sus niveles de ansiedad, resulta más o menos probable que acepte una respuesta alternativa a su temor original, pudiendo insistir en que padece una terrible enfermedad sin ningún tipo de respaldo médico. Cuando se les entregan los buenos resultados de sus exámenes, no les creen.
Suele presentarse en personas jóvenes y de mediana edad, entre los 20 y los 40 años. La hipocondría puede entenderse como una manifestación extrema de una fobia crónica. Podría decirse que puede llegar a ser la última etapa de una fobia que ha crecido sin límites.
–¿A qué tipo de personas afecta más?
-El perfil más común de la persona que termina desarrollando un cuadro hipocondríaco es aquel que tiene una alta sensibilidad corporal. A menudo, esta lleva al sujeto a interpretar dolores y molestias ordinarias como signos de una grave enfermedad. Similarmente, tienden a interpretar sus malestares emocionales como afecciones físicas. Para ellos una taquicardia no puede ser explicada por algo emocional y sí por un trastorno cardíaco.
Esto se debe, en parte, a que no confían en explicaciones de carácter interno, lo que los lleva a buscar seguridad en el mundo físico. Personas que crecieron en un contexto de sobreprotección, donde no se les permitía explorar con regularidad, o con familiares con enfermedades crónicas, suelen ser más propensas a generar una hipocondría.
–¿Se puede tratar y cómo?
-La psicoterapia y la terapia farmacológica pueden ayudar a reducir la ansiedad, que es el principal derivado de un cuadro de este tipo. Sin embargo, se considera una condición crónica y no es posible pensar en una remisión total. Algunos autores proponen que se trata más de un delirio que un simple trastorno neurótico.
De alguna forma, esta complicada manera de vivir le permite al sujeto sobrellevar su existencia, entendiendo el mundo desde ella. Si se le quita, podría caer en la desorganización mental. En cualquier caso, eso no significa que estas personas no puedan aumentar su calidad de vida y aprender a vivir con la hipocondría. En eso pueden encontrar ayuda en profesionales de la salud mental.
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Travesura: el detector de miedo
Tenía ganas de entregarte un juego como bonus track para estos días feriados. En realidad, este es un test. Aquí podrás, mediante preguntas rápidas sobre situaciones hipotéticas, saber en qué nivel de miedo estás. ¡Me dices cómo te va! (Realizado con IA). 1. Caminando solo en una calle desierta a medianoche, escuchas pasos detrás de ti. ¿Qué haces?
- A. Sigo caminando sin preocuparme.
- B. Me doy vuelta para ver quién es.
- C. Acelero el paso o llamo a alguien.
- D. Siento pánico, corro o entro a un lugar seguro.
2. Encuentras una araña en tu dormitorio justo antes de dormir. ¿Cuál es tu reacción?
- A. No me afecta, la ignoro o la saco.
- B. Me incomoda, pero trato de echarla.
- C. La saco de mi cuarto con algo de nervios.
- D. Salgo y duermo en otro cuarto si es posible.
3. Estás a punto de ver una película de terror solo en la noche. ¿Cómo te sientes?
- A. Emocionado, me encanta el terror.
- B. Curioso, aunque un poco nervioso.
- C. Algo asustado, pero igual la veré.
- D. Prefiero evitarlo, sé que me va a asustar demasiado.
4. Te invitan a subir a una montaña rusa que es conocida por su velocidad y altura. ¿Qué decides?
- A. Me subo sin dudar, me gustan las emociones fuertes.
- B. Dudo un poco, pero probablemente lo intente.
- C. Me da miedo, pero podría hacerlo si alguien me acompaña.
- D. Ni loco me subo, prefiero ver desde abajo.
5. Estás en una cabaña en medio del bosque y escuchas ruidos extraños afuera por la noche. ¿Cuál es tu reacción?
- A. No me preocupa, asumo que es algún animal.
- B. Me asomo para ver qué pasa.
- C. Cierro todas las ventanas y puertas, y me pongo alerta.
- D. Me lleno de miedo, no duermo y me preparo para salir si es necesario.
6. Te proponen hacer buceo en una zona conocida por tener algunos tiburones. ¿Qué opinas?
- A. Me entusiasma, es una aventura emocionante.
- B. Me causa curiosidad, aunque con algo de precaución.
- C. Me da bastante miedo, solo iría con guías experimentados.
- D. No lo haría, siento demasiado miedo a los tiburones.
7. Tienes que hacer una presentación importante en público. ¿Cómo te sientes al respecto?
- A. Emocionado, me gusta hablar frente a una audiencia.
- B. Algo nervioso, pero seguro de que lo haré bien.
- C. Nervioso, me costará, pero puedo hacerlo.
- D. Muy asustado, preferiría no hacerlo o pedir ayuda.
Escala de Resultados del Detector de Miedo: Suma los puntajes según tus respuestas y ve el resultado: A (1 punto); B (2 puntos); C (3 puntos); D (4 puntos). 1-7 puntos: Intrépido
- Eres una persona valiente que no se deja afectar fácilmente por el miedo. Sueles enfrentar las situaciones con calma y confianza. Aprovecha esta habilidad, pero recuerda que la precaución es también una herramienta poderosa.
8-14 puntos: Cauto
- Tienes una respuesta equilibrada al miedo; no te desanimas fácilmente, pero tampoco subestimas el riesgo. Esto te permite vivir experiencias emocionantes sin perder la sensatez. Tu enfoque balanceado es una ventaja, aunque un poco de preparación extra no está de más en situaciones nuevas.
15-21 puntos: Sensibilizado
- Tienes una sensibilidad natural hacia ciertas situaciones de riesgo, lo que indica que estás atento a tu entorno. Aunque el miedo puede influir en algunas decisiones, también te mantiene alerta ante el peligro. Para situaciones controladas, intenta técnicas como la respiración profunda para reducir el impacto de la ansiedad.
22-28 puntos: Precavido extremo
- Sueles experimentar miedo o ansiedad intensos en muchas situaciones, lo cual podría ser agotador. Esto refleja una sensibilidad alta ante el riesgo, incluso en contextos seguros. Practicar ejercicios de exposición gradual y técnicas de mindfulness pueden ayudarte a reducir la intensidad de estas respuestas. Poco a poco, puedes entrenarte para enfrentar tus miedos con mayor calma y confianza.
Aquí termina este Efecto Placebo en Halloween, sin olvidar el Día de Muertos y el de Todos los Santos. Espero que te haya resultado interesante esta edición de miedo.
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