COVID-19: el vecino sospechoso sigue aquí
Hola, cómo estás hoy, espero que muy bien. ¿Qué estabas haciendo hace 5 años? ¿Qué planes tenías? Seguramente tienes una historia relacionada con el inicio de la pandemia. Quizá pensabas que era algo breve, quizá no. Tal vez perdiste a alguien. Como sea, ya han pasado 5 años desde que el COVID-19 puso al mundo de cabeza. Hoy no somos los mismos, el virus tampoco: todos mutamos (un poco) para sobrevivir. Lo más triste es que más de 50 mil chilenos ya no están.
- Pero el virus sigue entre nosotros. Quizá no causa los estragos de entonces, pero el SARS-CoV-2 sigue vivito y coleando. En esta edición de Efecto Placebo te contaré en qué está el contagio y qué es el COVID persistente, que puede afectarnos por años.
- También te dejaré un resumen de un estudio que dice cómo nuestra personalidad nos protege o predispone para desarrollar alguna demencia.
- En la sección Mito o Verdad veremos si el cambio de hora realmente afecta nuestra salud.
- Y en el Chat con el Especialista, el neurólogo Raúl Juliet nos cuenta sobre la creación de la Asociación de Cefalea y Algias Craneofaciales de Chile (ACEFALCh), una enfermedad que afecta al 12% de los chilenos.
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COVID persistente: el virus porfiado

Foto de Tima Miroshnichenko
El pasado lunes 24, el Ministerio de Salud publicó en el Diario Oficial la alerta por virus respiratorios: rinovirus, influenza, COVID-19 y virus respiratorio sincicial (VRS), además de otros a los cuales hay que prestar atención, como la influenza aviar. De todos ellos, el COVID-19 es el segundo con más presencia.
- Así lo dejan claro las cifras oficiales del Informe Epidemiológico COVID-19 en Chile: la semana epidemiológica número 11 de 2025 (9 al 15 de marzo), registra un promedio de 76 casos diarios y 530 casos semanales de COVID-19, con 9 personas fallecidas.
Desde que apareció este coronavirus, en diciembre de 2019, 704.753.890 personas se han contagiado y 7.010.681 han muerto en el mundo. En Chile, en septiembre de 2024, se habían confirmado 5.402.124 casos y 57.968 fallecidos.
- Y si bien la pandemia fue dada por superada, principalmente por el efecto de las vacunas, el virus no ha desaparecido, más bien se ha multiplicado en distintas cepas.
- En el último periodo analizado (diciembre de 2024), se registró una caída del 39% en contagios y del 36% en muertes en comparación con los 28 días previos. Sin embargo, la OMS advierte sobre la disminución de pruebas, lo que limita la precisión de los datos.
- El 20 de diciembre de 2024, la OMS publicó el último Informe de Perspectivas sobre la Vacunación contra el COVID-19, correspondiente al tercer trimestre (julio-septiembre) de 2024. A nivel mundial, 39,2 millones de personas (+14,8 millones durante el tercer trimestre) recibieron una dosis de la vacuna en los 90 Estados Miembros (EM) que informaron sobre la vacunación, lo que representa el 31% de la población mundial, en los trimestres 1, 2 y 3.
- Entre los adultos mayores, 19,7 millones de personas (+8,9 millones en el tercer trimestre) recibieron una dosis en los 75 EM que informaron sobre la vacunación en este grupo, lo que corresponde a una tasa de vacunación apenas del 1,68 % a finales de 2024. En Chile, 6,5 millones de personas deberían vacunarse respondiendo a la alerta por virus, pero solo lo ha hecho el 5,9%.
Larga duración
Las personas afectadas por SARS-CoV-2, el virus responsable del COVID-19, se recuperan en unas semanas. Sin embargo, algunas continúan experimentando problemas de salud mucho después de superar la enfermedad. A estos problemas de salud se les denomina síndrome pos-COVID-19, COVID permanente o COVID-19 de larga duración.
Este síndrome implica una variedad de síntomas nuevos, recurrentes o continuos que las personas presentan tras cuatro semanas de haber contraído el virus. En algunos casos, este síndrome podría durar meses o años e, incluso, causar discapacidad.

- Según las investigaciones, una de cada 5 personas de entre 18 y 64 años presenta al menos una afección que podría ser consecuencia de la infección con SARS-CoV-2. Entre los mayores de 65 años y más, una de cada cuatro personas tiene al menos una afección relacionada con COVID-19.
- Esta condición afecta al 6% de los pacientes y puede presentarse incluso después de infecciones leves. Los síntomas son fatiga, dificultad para respirar, “niebla cerebral”, palpitaciones cardíacas, tos, dificultad para respirar.
- También síntomas neurológicos o afecciones de salud mental, como dificultad para pensar o concentrarse, dolores de cabeza, problemas para dormir, mareos al ponerse de pie, pérdida del olfato o del gusto, depresión o ansiedad, dolor articular o muscular.
- Síntomas digestivos, como diarrea y dolor abdominal. Incluso, trombosis, que puede causar una embolia pulmonar. Además, puede aparecer sarpullido y cambios en el ciclo menstrual.
Con tanta variedad de síntomas, puede ser difícil distinguir si ellos obedecen a COVID-19 u otra causa, como una enfermedad preexistente.

- Lo más desconcertante es que algunas de las personas que tuvieron la enfermedad presentaron daños –que antes no tenían– en órganos como el corazón y los riñones. También puede haber inflamación y alteraciones en el sistema inmunitario. Los efectos podrían provocar el desarrollo de afecciones nuevas como diabetes o enfermedad cardíaca.
- Están más predispuestos a sufrir de COVID-19 persistente quienes tuvieron un cuadro de COVID grave, en especial si estuvieron en cuidados intensivos. También quienes sufrían de determinadas enfermedades antes de contraer el virus o tuvieron una afección de los órganos y tejidos (síndrome inflamatorio multisistémico) mientras tenían COVID-19 o después.
Y aunque el virus se propaga de persona a persona, el COVID prolongado no es contagioso y no se transmite a los demás.
- La investigación ha descubierto que el COVID prolongado es una afección crónica relacionada con una infección. Las causas no están comprobadas todavía, pero las teorías apuntan a una alteración en la comunicación del sistema inmunitario producida por el virus.
- También se afirma que el COVID “despierta” los virus que no fueron eliminados del cuerpo. La infección por coronavirus altera el ecosistema intestinal. El virus puede sobrevivir en el intestino y diseminarse desde allí. Afecta las células que recubren los vasos sanguíneos. También daña la comunicación en el tronco cerebral o en el nervio vago, que controla las funciones automáticas del cuerpo.
- Como el virus que causa el COVID-19 sigue cambiando, los investigadores no pueden saber cuántas personas se han visto afectadas. Algunos estudios calculan que entre el 10% y el 35% de las personas que tuvieron la enfermedad presentan COVID prolongado.
Perfiles psicológicos que determinan la salud mental

Foto de KoolShooters
Un estudio internacional publicado en la revista Nature Mental Health ha identificado tres perfiles psicológicos asociados con diferentes patrones de deterioro cognitivo y cerebral en el envejecimiento. El estudio, que analizó a más de 1.000 adultos de mediana edad y mayores, muestra que las características psicológicas específicas de cada perfil pueden influir en el riesgo de desarrollar demencia, además de aspectos como la velocidad del deterioro cerebral y la calidad del sueño. Estos hallazgos sirven para crear estrategias de prevención más personalizadas.
- Según el equipo de investigación, dirigido por el investigador de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud y del Instituto de Neurociencias (UBneuro) de la Universidad de Barcelona, David Bartrés-Faz, los resultados destacan “la necesidad de evaluaciones psicológicas integrales de los pacientes para identificar diferentes perfiles psicológicos y, por lo tanto, permitir la implementación de estrategias de cambio de comportamiento más específicas y adaptadas individualmente”.
Factores de riesgo y protectores para el deterioro cognitivo
- Estudios recientes identificaron características psicológicas que pueden estar asociadas con un mayor riesgo o protección contra el deterioro cognitivo, la neurodegeneración y la demencia clínica. Por ejemplo, tener pensamientos negativos repetitivos, una tendencia a experimentar angustia y estrés, están asociados con más riesgo, mientras que tener un sentido de propósito en la vida o autorreflexión serían factores protectores contra tal declive.
- Bartrés-Faz enfatiza que “hasta la fecha, el riesgo psicológico y los factores de protección se han examinado casi exclusivamente de forma independiente: este enfoque es limitante, ya que las características psicológicas no existen de forma aislada”.
Implicaciones para la salud mental y cognitiva
- Los resultados muestran que tener un perfil psicológico “bien equilibrado”, con factores de protección moderadamente altos y factores de riesgo moderadamente bajos, se asocia con una mejor salud cognitiva y mental en todos los indicadores medidos.
- “Estas asociaciones se observaron en todos los grupos de edad estudiados, lo que refuerza la relevancia de considerar el equilibrio de una amplia gama de aspectos psicológicos como determinantes de la salud mental, cognitiva y cerebral en la edad adulta y en la vejez”, dice el investigador.
- Por otro lado, un perfil psicológico con bajos niveles de características protectoras, como un sentido de propósito, extraversión o apertura a nuevas experiencias, se asoció con una cognición más pobre (especialmente en personas mayores), atrofia cerebral más pronunciada (ya observable en adultos de mediana edad) y menor adherencia a estilos de vida saludables.
- Finalmente, el tercer perfil identificado, caracterizado por altos niveles de rasgos psicológicos negativos o de riesgo, como una alta propensión a la angustia y los pensamientos negativos, “puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo y demencia a través de una vía psicoafectiva, incluida la expresión de síntomas como la depresión, la ansiedad, las quejas cognitivas, la soledad y los trastornos del sueño”, añade Bartrés-Faz.
Mito o Verdad: el cambio de hora no afecta la salud

Foto de Tima Miroshnichenko
¿Cuál es el mejor momento para comenzar el día? ¿Tendrá que coincidir con la salida del sol? Este es el problema analizado por Jorge Mira Pérez y José María Martín-Olalla, profesores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y la Universidad de Sevilla (EE.UU.), en un estudio que acaba de ser publicado en la revista Royal Society Open Science (RSOS).
En él, analizan los fundamentos fisiológicos y sociales de la práctica del cambio de horario estacional y revisan su impacto en la salud.
- El estudio tomó como ejemplo las ciudades de Bogotá y Nueva York, que se encuentran en el mismo meridiano, pero en diferentes latitudes, para señalar que en invierno el amanecer se retrasa una hora y media en esta última ciudad.
“Esto retrasa la vida en Nueva York durante el invierno, pero en primavera el retraso en el amanecer ha desaparecido y la actividad puede comenzar antes. Poner los relojes hacia adelante en primavera facilita esta adaptación”, dice Jorge Mira.
- Incluyen varios ejemplos actuales y pasados de sociedades con actividad retrasada en invierno y actividad temprana en verano, en línea con el papel de sincronización de la luz de la mañana para nuestros cuerpos.
“Las sociedades modernas tienen varios mecanismos de sincronización. Por ejemplo, el uso de un tiempo estándar en una región grande, o el uso de horarios preestablecidos. El cambio de tiempo es otro mecanismo de sincronización, que adapta la actividad humana a la temporada correspondiente”, dice Martín-Olalla.
Los autores sugieren que el primer fin de semana de abril y el primer fin de semana de octubre serían los momentos más apropiados para que los relojes cambien.
- El estudio revisa el impacto del cambio de horario estacional en la salud humana, considerando dos tipos de efectos: los asociados con el cambio en sí y los asociados con el período durante el cual el horario de verano está en vigor.
- En el primer caso, los autores señalan que los estudios publicados no han analizado el problema epidemiológicamente y que la evidencia sugiere que el impacto es muy débil.
- “Un estudio muy completo en los EE.UU. informa de un aumento del 5% en los accidentes de tráfico en la semana siguiente a los relojes que avanzan en primavera, pero pasa por alto el hecho de que, de un año a otro, los accidentes de tráfico semanales fluctúan en un 15%. Cambiar los relojes tiene un impacto, pero es muy débil en comparación con los otros factores que influyen en el problema”, señala Mira.
“Cambiar los relojes ha funcionado durante cien años sin interrupciones graves. El problema es que en los últimos años se ha asociado solo con el ahorro de energía cuando, de hecho, es un mecanismo de adaptación natural”, enfatiza Martín-Olalla.
- En el segundo caso, los autores señalan que la controversia actual se deriva de una interpretación errónea del cambio de hora estacional. Según Martín-Olalla y Mira, cambiar los relojes no es un salto de zona horaria, ni hace que la población viva ajustada al sol en otro lugar, ni hace que su ritmo de vida se desalinee con respecto al sol.
“En cierto sentido, es al revés, cambiar los relojes alinea el inicio de la actividad con el amanecer”, señala Mira.
- “En 1810, la Asamblea Nacional Española ya hizo este tipo de adaptación estacional y no había zonas horarias ni nada por el estilo. La vida social simplemente se reorganiza porque la duración del día en verano hace posible hacer las cosas por la mañana antes que en invierno”, agrega Martín-Olalla.
- Mira y Martín-Olalla son muy críticos con los estudios que informan de los efectos a largo plazo del cambio de tiempo estacional y que asocian esto con un mayor riesgo de cáncer, pérdida de sueño, obesidad, etc. Señalan que estos analizan datos dentro de la misma zona horaria en los Estados Unidos o Rusia, pero eso no dice nada sobre el cambio de hora estacional.
“Estudian lo que sucede, por ejemplo, en Nueva York y Detroit, en los extremos de la zona horaria de la costa este de los Estados Unidos, pero sobre la base de las incidencias acumulativas anuales. La diferencia horaria entre las dos ciudades es siempre la misma durante todo el año. Por lo tanto, no se puede inferir que los efectos que informan estén asociados con el cambio de los relojes, que es de naturaleza estacional”, explican.
- El estudio concluye analizando por qué el cambio de relojes tuvo éxito en el siglo XX y qué dificultades enfrentan ahora las asociaciones médicas, a medida que buscan eliminar la práctica y adoptar el horario invernal permanente. Señalan que el principal efecto de la medida fue aumentar las horas de luz durante el segmento de ocio en primavera y verano.
“La gente estuvo de acuerdo en que iría a trabajar antes en primavera y verano, si eso significaba que podía irse antes y podía disfrutar más de la noche dando un paseo, yendo al parque o a la playa –parece obvio, pero hay que decirlo–”, señala Mira.
- La eliminación del cambio de hora en los relojes se enfrenta a un dilema difícil cuando se trata de elegir qué hora mantener: avanzar la hora de inicio en invierno, cuando el sol sale más tarde, o devolver la hora de inicio en verano, cuando el sol sale más temprano. “Cualquiera de las elecciones juega en contra de la fisiología humana, por lo que terminar los cambios de reloj ha demostrado ser difícil tanto en Europa como en Estados Unidos”, dice Martín-Olalla.
- Por su parte, Mira afirma que “han abierto una caja de Pandora, han exacerbado la crítica a una práctica natural que funciona razonablemente bien y ahora temen que el remedio sea peor que la enfermedad”.
Chat con el Especialista: tratamiento de cefaleas y algias craneofaciales

Foto de David Garrison
Si bien no existen estudios específicos, actualmente se estima que la migraña afecta a un 12% de la población chilena, es decir, cerca de 2 millones de personas. A raíz de esto, un grupo de profesionales del área de la salud fundó este año la Asociación de Cefalea y Algias Craneofaciales de Chile (ACEFALCh), buscando entregar una mirada multidisciplinaria, con equipos de trabajo que incorporen a especialistas que asistan el dolor, entre los cuales están neurólogos adultos e infantiles, ginecólogos, psicólogos y psiquiatras; el mundo de la rehabilitación, odontólogos, maxilofaciales, rehabilitadores y neurocirujanos.
- El presidente de la ACEFALCh, el neurólogo Raúl Juliet, destaca que esta mirada multidisciplinaria es relevante, porque “en Chile es sumamente importante darles cabida a los distintos tipos de dolores de cabeza que tenemos”. Asimismo, “relevar lo que es el dolor de cabeza, lo que son las cefaleas primarias y las algias craneofaciales es fundamental, ya que son enfermedades frecuentes y discapacitantes para la población”, añade.
- Hay que distinguir las cefaleas primarias y las secundarias. “Las cefaleas primarias corresponden a cerca del 80% de los dolores de cabeza y las secundarias a alrededor del 20%”, enfatiza el doctor Juliet.
- El síntoma principal de una cefalea primaria es el dolor de cabeza en sí, mientras que en la secundaria es un dolor de cabeza acompañado de otras enfermedades, como por ejemplo las meningitis, las hemorragias subaracnoideas y las sinusitis.
“En las cefaleas primarias lo que predomina es el dolor de cabeza. Y dentro de ellas tenemos la clasificación entre cefalea tensional, que es la más frecuente de todas; las cefaleas del trigémino autonómicas, que son menos frecuentes y caracterizadas por un dolor unilateral, localizado en la región inervada del trigémino; y, por último, la migraña”.
- El diagnóstico de la migraña es clínico, a través de la realización de un cuestionario por parte del médico tratante y se caracteriza por ser un dolor de cabeza hemicráneo (en la mitad de la cabeza), aunque entre un 20% y un 30% de los pacientes puede padecer de dolor en toda la cabeza.
La migraña es una de las enfermedades que genera más discapacidad, más problemas de calidad de vida y más alteraciones en los seres humanos, sobre todo en mujeres, ya que la proporción es que, por cada hombre que se ve afectado por esta enfermedad, 4 mujeres la padecen.
-¿Cuándo una persona debe consultar por un dolor de cabeza?
-Si es un nuevo dolor de cabeza o si no está cediendo al analgésico, debe acudir. Sin caer en la automedicación. Ahora, si es un dolor de cabeza como si te hubiera caído un rayo, que no sea analgésico, que se mantiene durante el día y continúa por 24-48 horas sin ceder, o si es un dolor de cabeza nuevo para la persona y que genera algún otro síntoma, como fiebre o alguna alteración neurológica, como convulsiones, disminución de la fuerza, problemas a la visión o alteraciones del habla, como habla traposa, por ejemplo, siempre es aconsejable consultar en un servicio de urgencia.
-¿Cuándo hablamos de cefalea?
-La cefalea o dolor de cabeza es lo mismo y se caracteriza por un dolor desde la zona suborbitaria que se va hacia el arco cigomático y después en diagonal hacia la región occipitocervical. De ahí hacia arriba hablamos de dolor de cabeza y cuando el dolor afecta la zona facial, más bien de la cara, hablamos de una, en general, neuralgia o una algia craneofacial.
-¿Existen nuevas terapias y/o tratamientos?
-Una de las enfermedades que está más en boga, de los tipos de dolores de cabeza, es la migraña. En donde hay, en estos últimos 5 o 6 años, un descubrimiento importante de nuevas terapias médicas que se han ido investigando a través del tiempo, donde tenemos los anticuerpos monoclonales y los gepantes.
Los anticuerpos monoclonales y los gepantes son medicamentos de última tecnología, que lo que hacen es bloquear el receptor de un péptido llamado CGRP, péptido relacionado con el gen de la calcitonina. Este péptido tiene mucho que ver en la expansión del dolor y en la irritación estéril que se produce en las meninges y que lo que hace es traducir una señal de dolor.
Estos fármacos novedosos en el bloqueo del CGRP, ya sea para el tratamiento agudo o para el preventivo de las migrañas, han sido bastante importantes en su desarrollo para el combate de este tipo de dolor de cabeza. A su vez, nuevas formas de administración, que sean intranasales, subcutáneas, poco dispersables, entre otras índoles, también nos han permitido tener mejores posibilidades de administración, valga la redundancia, de fármacos para nuestros pacientes.
Hasta acá llega esta edición de Efecto Placebo. Estamos comenzando la temporada de virus respiratorios y es tiempo de cuidarte. Si tienes algún comentario, duda o información que quieras compartir, puedes escribirme a efectoplacebo@elmostrador.cl.
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