Gastronomía
Cada 15 de mayo se celebra el Día Nacional del Pisco, destilado que cuenta con Denominación de Origen y cuyo consumo nacional e internacional sigue creciendo.
Mucho se ha hablado del real origen del pisco. Chileno o peruano lo cierto es que este destilado ha tenido un nuevo renacer en los últimos años auspiciado por su elevado consumo a nivel nacional, así como su exportación a países europeos, asiáticos y, principalmente, Estados Unidos, país que representa al 35% de las exportaciones.
Fue el 15 de mayo de 1931 cuando Carlos Ibáñez del Campo, delimitó la zona geográfica de producción del pisco y estableció la Denominación de Origenr que comprende las regiones de Atacama y Coquimbo.
Según datos de la industria pisquera, la producción anual sobrepasa los 100 millones de litros y, durante los últimos años, los piscos de menor graduación han experimentado una baja constante. En tanto, el consumo percápita a nivel nacional alcanza los 2,1 lts por año.
Juan Cristóbal Reyes, chef instructor de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello, explica qué el pisco “es una bebida alcohólica de la familia de los brandis y que pertenece a una variedad de aguardientes de uvas que se elabora en base al destilado de vino. La particularidad de estos vinos es que deben ser elaborados con uvas que posean un alto grado de dulzor puesto que ello permitirá una alta graduación alcohólica al momento de la destilación”.
Efectivamente, es tan elevado el grado alcohólico que se logra, entre 60º y 73º, que el pisco debe ser mezclado con agua desmineralizada para bajar su graduación alcohólica. “Es por este motivo que los piscos de menor graduación tienen un menor precio que los de mayor graduación. Sin embrago, los piscos de mejor calidad y reconocidos en el mundo entero por ello, oscilan sobre los 40º de alcohol. Estos piscos son almacenados en barricas de madera, lo que permite aromas y sabores más complejos”, explica.
El académico de la UNAB detalla que “existen muchas alternativas para consumir pisco y, una de las más habituales, consiste en mezclar pisco con bebida cola, o el pisco sour, preparación que se elabora en base a jugo de limón, goma, clara de huevo y un toque de amargo de angostura; el maracuyá sour, que mezcla el destilado con jugo de maracuyá; el denominado serena libre que constituye la mezcla de pisco con jugo de papayas, goma y un poco de jugo de limón”.
El experto es categórico al abordar el aspecto nutricional de este brebaje. “Al tratarse de un destilado no es recomendable su consumo habitual. La cantidad de calorías que puede tener una copa de pisco sour o una de las elaboraciones mencionadas anteriormente puede exceder las 300 kcal y adicionalmente no entrega ningún otro aparte nutricional. El llamado siempre es a disfrutar, pero con moderación”, concluye.
