El programa investigativo de la BBC Panorama reveló que algunas aerolíneas europeas que prometen reducir sus emisiones contaminantes utilizan esta cuestionada práctica, que contamina tanto como «una ciudad de 100.000 habitantes».
El valor del combustible es uno de los principales costos operativos que tienen las aerolíneas.
También es uno de los gastos que más varía, no solo porque el precio del petróleo fluctúa, sino también porque es diferente en cada país (e incluso hay variaciones dentro de los países).
Por ello, no sorprende que muchas aerolíneas busquen formas de reducir ese gasto.
Pero una de las prácticas comúnmente utilizadas para este fin está siendo denunciado por su dañino efecto medioambiental.
Se trata del «tankering», la práctica de acarrear combustible extra en los aviones para no tener que cargar en destinos donde las tarifas son más altas.
Esto representa un ahorro para la aerolínea, pero tiene un costo para el planeta: hace que el avión sea más pesado y, por ende, que consuma más combustible, liberando más dióxido de carbono.
Según el corresponsal de Medio Ambiente de la BBC Justin Rowlatt, el tankering se utiliza ampliamente en la industria aeronáutica.
Y, solamente en Europa, las emisiones contaminantes que genera la práctica equivalen a las de una ciudad con una población de 100.000 habitantes.
En un informe publicado en junio pasado, la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea (Eurocontrol) estimó que las aerolíneaseuropeas ahorraron unos US$293 millones al año gracias al tankering.
El costo ambiental, según el organismo, fue de 901.000 toneladas métricas de dióxido de carbono.
Una investigación realizada por el programa televisivo Panorama, de la BBC, reveló que algunas aerolíneas que se han comprometido a mejorar sus prácticas medioambientales también utilizan el tankering.
International Airlines Group (IAG), la compañía propietaria de British Airways (BA), ha dicho que busca ser la líder mundial en sostenibilidad.
IAG recientemente mostró sus credenciales ambientales comprometiéndose a lograr cero emisiones netas para 2050.
BA incluso se jacta de utilizar un papel más ligero para hacer su revista de a bordo, para reducir el peso de sus aviones.
Sin embargo, documentos internos obtenidos por el programa Panorama revelaron que la aerolínea británica transportó hasta seis toneladas de combustible extra para evitar pagar costos más altos en algunos destinos.
Fuentes de la empresa reconocieron a la BBC que la aerolínea, al igual que muchas compañías rivales que operan rutas de corta distancia en Europa, utiliza un software que calcula si resulta económicamente beneficioso utilizar el tankering.
También destacaron que la práctica es muy común en la industria, en especial en Europa donde «existen considerables diferencias de precios (para cargar combustible) entre los aeropuertos (de distintos países)».
Según Eurocontrol, una de cada cinco aerolíneas europeas utiliza el tankering.
La BBC halló evidencias de que incluso la popular línea low-cost EasyJet usa esta práctica.
Y BA asegura que las emisiones extras que produce por el tankering representan apenas el 2% del total europeo.
No obstante, la investigación de Panorama halló que BA produjo 18.000 toneladas métricas adicionales de dióxido de carbono en 2018 gracias a esta práctica.
En respuesta al informe, la aerolínea británica anunció que revisará sus políticas de ahorro de combustible.
Hablando ante inversores el viernes, el director ejecutivo de IAG, Willie Walsh, dijo que la aerolínea quería asegurarse de que no estaba «incentivando el comportamiento incorrecto».
«Claramente el ahorro financiero nos incentivaría a hacer tankering, pero tal vez esto no sea lo correcto ni el incentivo correcto», señaló.
«Por lo tanto, queremos asegurarnos de que nuestros incentivos estén alineados con las actividades correctas, para garantizar la sostenibilidad financiera, pero también la sostenibilidad ambiental», dijo.
Sin embargo, los críticos de la industria aeronáutica, como la organización medioambiental Greenpeace, afirman que el uso generalizado del tankering socava las promesas de la aviación de que está comprometida a reducir sus emisiones de carbono.
John Sauven, director ejecutivo de Greenpeace en Reino Unido, le dijo a la BBC que el tankering era un «ejemplo clásico de una compañía que pone las ganancias antes que el planeta».
Para Sauven, el anuncio de que BA revisará sus prácticas en respuesta a la investigación de Panorama muestra cómo esa industria ha tratado el cambio climático «como un problema de relaciones públicas».
«Es por eso que necesitamos objetivos de reducción (de dióxido de carbono) impuestos por el gobierno, para asegurar que las aerolíneas se responsabilicen por el daño que causan sus emisiones», afirmó.