Durante el último tiempo el vino Rosé se ha convertido en el favorito de todos, pero la verdad es que pocos saben acerca de su producción.
Los vinos rosados son una clara tendencia a nivel mundial. El consumo de este vino ha ido en aumento durante los últimos años, convirtiéndose en una de las tendencias más relevantes de la industria y un fenómeno que no solo ha sabido capturar al público
femenino, sino que también a hombres que disfrutan de las distintas alternativas que ofrece el mercado.
Este vino es una tendencia que ha sabido posicionarse en los principales mercados del mundo y es una de las categorías que más crecieron en valor durante el año pasado. La categoría viene creciendo un 0,2% en valor, y Rosé crece por sobre esta con un 14,2% de crecimiento vs el periodo anterior.
Marcelo Papa ha sido el enólogo de Marques de Casa Concha por casi 20 años. Por eso es un gran conocedor de cuáles son las propiedades y características de los vinos. También es un amante de la cocina y sabe a la perfección qué maridaje combina bien con cada vino.
Por eso mismo, conoce bien algunas curiosidades del rosé.
El Rosé se caracteriza por ser un vino con personalidad y versatilidad, que similar al espumante, es ideal para compartir. Esto lo ha posicionado como una de las tendencias más potentes del mercado del vino en la última década.
“A grandes rasgos, el vino rosado sigue el proceso de elaboración de un vino blanco pero con uvas tintas. El proceso de elaboración del vino rosado es muy similar al del vino blanco con una ligera variación: los tiempos de maceración. El vino rosado se elabora estrujando las uvas y manteniendo una maceración de los hollejos – de uvas tintas- con el mosto durante un tiempo en función de la cantidad de color y estructura que le queramos aportar. Es precisamente esa maceración la que entregará posteriormente el color al vino”, explica Marcelo Papa.
Por ejemplo el Rosé que pertenece a la línea de Marques de Casa Concha, se caracteriza por su color damasco pálido, con notas de granada y melón rosado. De estilo seco, en boca se muestra untuoso, cálido, y graso, con notas minerales, frescas y delicadas y una extraordinaria armonía.
Las razones de este rápido crecimiento pueden explicarse en el gran potencial de maridaje que tiene la variedad, que puede tomarse durante todo el año, en cualquier momento del día y que corresponde a una alternativa de menor valor al espumante, asociada a un estilo de vida glamoroso, asociado al placer y al ocio.
Papa sabe que encontrarse con un Rosé en un rico aperitivo y que sea el vino para comenzar una cena no sorprende. Para él no es una mala opción, pero también hay otras alternativas que combinan de excelente manera con este vino.
Pasta, pescados, gran variedad de quesos, ensaladas ligeras, carpaccio de ostiones o pescados blancos también son platos quedan a la perfección con el rosé, recomienda.