Sebastián Benfeld (19), además de ser el vocero nacional de Fridays For Future, es un joven campeón de Escazú, escogido entre 58 jóvenes de Latinoamérica y el Caribe. “Los cinco jóvenes escogidos como campeones de Escazú trabajaremos para hacer más conocido este acuerdo y velar para que los Estados lo firmen y lo ratifiquen”, dice Benfeld.
Dos años han pasado desde la creación del Acuerdo de Escazú. Entre 2018 y 2019, 22 países han firmado el pacto. Actualmente siete lo han ratificado, necesitando cuatro países más para que el acuerdo entre en vigor. El gobierno del Presidente Sebastián Piñera no ha firmado ni ratificado el documento, lo que ha levantado férreas críticas en su contra.
Pero ¿qué plantea el Acuerdo de Escazú? es un pacto entre países de América Latina y el Caribe que tiene como objetivo garantizar los “derechos de acceso a la información ambiental, la participación pública en el proceso de toma de decisiones ambientales y el acceso de justicia en materia ambiental”, dice el artículo 1 del documento.
“Este es el primer acuerdo en el mundo que propone una respuesta a la crisis climática poniendo en el centro a la ciudadanía”, explica Sebastián Benfeld (19) a El Mostrador. El joven chileno, quien además es el vocero nacional de Fridays For Future yasistió a la COP25 realizada en Madrid, fue anunciado como campeón de Escazú el 4 de marzo, en una ceremonia de celebración por el segundo aniversario del acuerdo.
Un total de 58 personas enviaron una solicitud para ser un joven campeón de Escazú, iniciativa nacida de The Acess Initiative. Basándose en su liderazgo y compromiso para promover el acuerdo, solo cinco fueron escogidos: Nicole Brecker (19, Argentina), Kyara Cascante (16, Costa Rica), Nafesha Richardson (23, San Vicente y las Granadinas), Laura Serna (23, Colombia) y Sebastián Benfeld.
-¿Cuál es el rol de los jóvenes campeones de Escazú?
Es una iniciativa lanzada desde la sociedad civil a fin de difundir y promover el acuerdo latinoamericano por los derechos humanos, democráticos y ambientales, más conocido como el Acuerdo de Escazú. En ese sentido los cinco jóvenes escogidos como campeones de Escazú trabajaremos para hacer más conocido este acuerdo y velar para que los Estados lo firmen y lo ratifiquen.
-¿Cómo comenzaste con el activismo ambiental?
Desde muy pequeño comencé con mi activismo ambiental viviendo en la región que concentra la mayor cantidad de conflictos socio-ambientales del país (región de Valparaíso). Me era difícil ser indiferente, así que desde quinto básico comencé a gestionar, por ejemplo, reciclaje de papel en mi curso. Cambié algunos hábitos y ya luego en enseñanza media entendí que la crisis climática no se soluciona tan solo con cambios individuales, sino que requiere necesariamente de cambios estructurales y colectivos.
Así comencé a buscar la forma de incidir, por ejemplo, en las políticas públicas, las comunicaciones. Así conocí también a Fridays, y comencé un trabajo en mi región.
Sin embargo, esa arista, la de la incidencia política, aún creo que es muy difícil. En general los políticos se mueven en círculos cerrados y no suelen escuchar mucho a la ciudadanía, algo que con el Acuerdo de Escazú sin duda cambiaría.
-¿Cómo consideras el rol de la juventud en la incidencia de políticas medioambientales?
Lamentablemente hoy vivimos en un mundo que habla mucho de números, de crecer económicamente a toda costa, de competir con el de al lado, pero realmente cuando hablamos de crisis climática no hablamos de números, hablamos de personas, de vecinas y vecinos que hoy sufren por la contaminación del aire, de la base de la sequía, la crisis hídrica; son personas las que no tienen agua.
Los jóvenes ponemos eso en la discusión, tratamos de hacer entender a los políticos que de la misma manera que hoy les tocó ejercer un cargo público y tomar decisiones respecto a los demás, también les podría haber estado del otro lado, del lado de los que sufren por las decisiones de otros.
Otro importante rasgo del acuerdo es la protección a los activistas ambientales de la región. “Cada Parte también tomará medidas apropiadas, efectivas y oportunas para prevenir, investigar y castigar los ataques, amenazas o intimidaciones que los defensores de derechos humanos en los asuntos ambientales pueden sufrir mientras se ejercen los derechos establecidos en el presente Acuerdo”, señala el artículo 9 del documento.
Según la ONG Global Witness, en 2018 ocurrieron 164 asesinatos a defensores ambientales; la mitad se produjeron en Latinoamérica. Los constantes crímenes y amenazas contra estos activistas, así como la impunidad de los perpetradores, tal como señala el reporte de Global Witness, insuflan el relieve del artículo 9 y las voces de las organizaciones medioambientales que exhortan la ratificación del Acuerdo de Escazú.
-Siete países han ratificado el acuerdo hasta el momento; para que el acuerdo empiece a regir se necesitan 11 ratificaciones. De los países que faltan ¿Cuales estarían dispuestos a adherirse?
Es muy probable que ya pronto empiece a entrar en vigor y a regir teniendo en cuenta que en Argentina ya se está tramitando en el parlamento, en Perú también.
Ya cada vez es más difícil para los países latinoamericanos y del mundo en general negarse a un acuerdo por los derechos humanos, por la democracia y por la protección del medio ambiente, por lo tanto también esperamos que el gobierno de Chile ratifique su compromiso y firme prontamente el Acuerdo de Escazú.
-¿Por qué sería importante para Chile y para Latinoamérica ratificar el Acuerdo de Escazú?
A mi parecer Chile, Latinoamérica y el mundo entero ya ha despertado y eso significa que desde la sociedad civil no cansamos de que el crecimiento económico les llegue a solo unos pocos. Latinoamérica y el mundo entero hoy no tan solo sale a las calles, sino también sale a las plazas de sus ciudades porque quiere ser parte de la construcción de un nuevo mundo, desde el dialogo y desde la conversación cotidiana, sobre los problemas que realmente nos afectan en nuestro día a día.
El Acuerdo de Escazú avanza en esa dirección, garantizando la participación de la ciudadanía en aquellas cuestiones que afectan a su ambiente, promoviendo un desarrollo más inclusivo y sostenible de la mano de la sociedad civil y también apoyando el fortalecimiento de las instituciones para garantizar su bienestar y asegurando derechos como el de la información, la emancipación y la justicia. Si realmente Chile y Latinoamérica quiere darle una solución a la crisis política social y ambiental tiene que avanzar hacia soluciones que involucren a todos los actores,
En 2012 se empezaron a fraguar las primeras negociaciones del Acuerdo de Escazú. ¿Y que país fue uno de los principales ideólogos del pacto? Precisamente Chile, bajo el primer gobierno de Piñera. La en ese entonces abogada en la oficina internacional de Ministerio del Medioambiente, Constance Nalegach, propuso el acuerdo y dialogó con distintos países de la región para concretar el pacto. Sin embargo, la segunda administración de Piñera decidió no firmar Escazú, aludiendo a posibles interferencias con la soberanía nacional.
-“Todo lo que establece Escazú está contenido en la legislación nacional”, dijo el presidente Piñera en septiembre del año pasado. ¿Es efectivo lo que dice?
Este es el primer acuerdo en el mundo que propone una respuesta a la crisis climática poniendo en el centro a la ciudadanía y construyendo soluciones desde los principales afectados por los nuevos proyectos contaminantes. No existe instrumento jurídico en Chile que avance hacia un desarrollo más sostenible empoderando a la ciudadanía, por lo mismo resulta extraño el argumento que ha presentado el gobierno para no firmar un acuerdo que incluso en un primer momento lideró.
-Otro conflicto que tiene el gobierno es con el artículo 11 del acuerdo, que establece que a los “países en desarrollo sin litoral” (como Bolivia) se les debe prestar consideración y cooperación. ¿Son temores infundados los que tiene el gobierno?
La referencia a los países sin litoral es muy frecuente en los tratados internacionales, se puede ver incluso en el Convenio Marco de Cambio Climático, por dar un ejemplo. Ahora, en el acuerdo la cooperación es una obligación colectiva de todas las partes, lo que hace muy difícil que se pueda imponer sobre un estado en particular. Además, la cooperación es exclusivamente para apoyar la implementación del acuerdo, no para otros fines.
Nosotros esperamos que realmente el gobierno se sincere y diga que es lo que realmente le molesta ¿Que la ciudadanía tenga acceso a la formación ambiental? ¿O será que participemos de la toma de decisiones respecto de aquellas cuestiones que nos afectan, el acceso a la justicia, o es la protección a los líderes ambientales para que no seamos perseguidos y asesinados? ¿Qué es lo que realmente le molesta al presidente de la República para no firmar y ratificar este acuerdo? Esa es la pregunta que nos hacemos desde la ciudadanía.
-¿Qué balance darías a la política medioambiental que ha impulsado el actual gobierno de Piñera?
A mi parecer este último año el gobierno ha hablado mucho y ha hecho poco. Ha llamado a los demás países a que participen y que se hagan cargo de los problemas ambientales. En la comunidad internacional ha tenido un rol protagónico liderando la COP25, pero sin embargo tenemos la respuesta de que ese liderazgo fue un tremendo fracaso y no solamente porque el gobierno no supo llevar bien las negociaciones en la cumbre climática, sino que también porque el gobierno no ha hecho un trabajo en su propia casa, no ha mirado su patio trasero y ha dicho ‘mira, tenemos que resolver estos problemas’.
Tenemos problemas socio-ambientales serios en el país de los cuales el gobierno no se ha hecho cargo. Uno de los compromisos que le queda atender al gobierno si es que quiere avanzar realmente en la acción climática, en luchar contra la crisis climática que es como él se ha autodefinido, entonces debería partir por firmar Escazú, debería partir por casa, debería cerrar hoy día la zona de sacrificio, debería derogar el Código de Aguas, deberíamos avanzar la ciudadanía completa hacia una Constitución que proteja el medioambiente. La acción del gobierno ha estado muy por debajo de lo esperable.