Muchas naciones se encuentran buscando tecnologías de viaje que permitan reducir los riesgos de contagios en los aeropuertos. Entre estas ha destacado el reconocimiento facial y las aplicaciones de validación de pruebas de Covid-19 y de rastreo de contacto. A pesar de ser aplicadas con el fin de reducir los contactos directos y las aglomeraciones, algo que preocupa es la protección de los datos sensibles de las personas al exponerse a estas medidas.
El lunes se inició la reapertura de los vuelos internacionales de Perú, el primer avión en partir fue uno de la aerolínea Sky dirigido a nuestro país. Solo se permitirán viajes a países cercanos, que impliquen menos de cuatro horas de viaje desde Lima. Es así como esta nación se suma a otras que ya están permitiendo estos vuelos con conexiones internacionales.
La reactivación de esta industria va de la mano con la innovación tecnológica que busca responder a las medidas sanitarias necesarias para evitar contagios y acelerar todo el proceso de ingreso a un país, evitando así las aglomeraciones riesgosas.
La seguridad de los datos siempre está en juego cuando se refiere a las nuevas tecnologías y, en el caso de los viajes, no es distinto. Algunos de estos peligros tienen relación con el pirateo de cuentas bancarias, la clonación de tarjetas de crédito y el robo de identidad.
Una de las tecnologías que más ha resonado es la del reconocimiento facial y en este caso, en los aeropuertos. Esta es una herramienta que en algunos lugares lleva un tiempo utilizándose con diversos fines, pero que frente a la pandemia se ha visto proliferado. De hecho, según se indica en National Geographic, “para el 2023, el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. espera usar el reconocimiento facial en el 97% de los viajeros”.
El implementar esto en los aeropuertos podría permitir, entre otras cosas, que el escaneo de las caras pueda validar tarjetas de embarque, asociando tu rostro con información personal y también revisar tu sintomatología. No hay certezas sobre las implicancias que puede tener esto, sin embargo, según lo que cuenta Pablo Viollier, abogado experto en Derecho y Tecnología, hasta el momento se ha visto que no son 100% confiables.
Los principales riesgos serían dos: uno jurídico y otro técnico: “Por un lado un asunto jurídico, que tiene que ver con la recolección y procesamiento de datos sensibles, Esto implica la utilización de técnicas altamente intrusivas y, al mismo tiempo, la recolección de datos biométricos -y, por tanto, sensibles de acuerdo a la legislación- que, por un lado, pueden afectar la privacidad de las personas y, por otro, pueden ser utilizados, mal utilizados, abusados, filtrados, robados, entre otros”, indicó el también docente de la Universidad Diego Portales.
En el aspecto técnico, la experiencia hasta el momento con el reconocimiento facial en el contexto de la pandemia, no ha sido muy exitosa. Se ha evidenciado que la precisión no es tan fiable, ya que en ciertas ocasiones se han entregado falsos negativos o falsos positivos, significando un grave peligro de exposición.
“Por último, el hecho de que los algoritmos que manejan estos sistemas de biometría sean programados en ciertos lugares del mundo, significa que han demostrado tener una tasa mucho menor de precisión respecto de personas de orígenes raciales distintos a los caucásicos y, por tanto, son mucho más probables de identificar de forma incorrecta a una persona de otro origen racial, como son las personas de Latinoamérica”, especificó Pablo Viollier.
Otros lugares han decidido utilizar aplicaciones con el fin de validación de pruebas de coronavirus en los aeropuertos o incluso de seguimiento para quienes entran a la nación. Por ejemplo, en Belice los turistas tienen que descargar la aplicación de rastreo de contactos usada en el país para el seguimiento de casos. El rastreo de contactos ha estado sujeta a dudas debido a que algunas han mostrado ser muy invasivas en términos de la privacidad.
En junio, Amnistía Internacional dio cuenta de que ciertos resultados de su proyecto Security Lab -el cual revisa aplicaciones de rastreo de contactos de Europa, el Norte de África y Oriente Medio- , mostraron que “las aplicaciones “BeAware Bahrain”, “Shlonik” y “Smittestopp”, de Bahréin, Kuwait y Noruega, respectivamente, figuran entre las herramientas de vigilancia masiva más alarmantes evaluadas por Amnistía, porque las tres realizan rastreos directos o casi directos de ubicaciones de usuarios, subiendo las coordinadas GPS a un servidor central a intervalos frecuentes”.
Sabemos que en las redes sociales y en algunas aplicaciones, nuestra información personal es muy vulnerable. Esto se plasma en aspectos prácticos como cuando las redes sociales venden esta información para que la publicidad se adapte a tus intereses del momento o cuando Facebook recomienda personas para etiquetar en las fotos, por medio del reconocimiento de sus caras.
Para Dave Dean, fundador de Too Many Adapters -sitio relacionado a la tecnología de viajes-, el manejo de información confidencial de estas redes sociales es más peligroso que el que usan estas innovaciones. “La mayoría de las aplicaciones de viajes de propósito general (por ejemplo, reserva de alojamiento y transporte, guías de la ciudad, etc.) no son especialmente riesgosas en términos de privacidad”, afirmó Dean a National Geographic.
Una de las recomendaciones que más se repite para la protección de los datos privados es eliminar los cookies y el historial de búsqueda de los servidores. Por otro lado, es bueno buscar vuelos u otros servicios de arriendo por medio de la búsqueda incógnita. El uso de las redes de wifi públicas también puede llevar a intrusiones en los dispositivos, debido a la poca protección de estos.
Medidas que recomiendan los especialistas consultados por el medio nombrado son: