Sin lugar a dudas, unos de los sectores más perjudicados como resultado del confinamiento, a causa del Covid-19, ha sido la industria turística. Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), en mayo se evidenció una reducción del número de turistas internacionales en un 98%, en comparación con el 2019.
Lamentablemente nuestro país no escapa de esta impactante realidad. Desde el año pasado, a causa de la crisis social que vive Chile, el sector turístico ya venía siendo afectado, generando con ello una considerable cantidad de reservaciones canceladas, y una baja en la llegada de turistas extranjeros.
Mucho se ha comentado sobre la estrategia de reactivación, sin embargo, solo quedan 3 meses para que el turismo interno tome el impulso. Reactívate Turismo Fogape con Banco Estado, el Certificado de Compromiso ‘Confianza Turística’ y la implementación de protocolos sanitarios y buenas prácticas en sector turismo, son planes de acción se están desarrollando por parte del Estado para adaptarse a la nueva realidad global que vivimos. Sin embargo, se percibe un gran vacío sobre tendencias disruptivas que permitan llevar el sector turístico al siguiente nivel.
Entonces, ¿cómo hacemos para levantar una ya alicaída industria local desde antes del actual escenario que enfrentamos? México, Brasil, Nicaragua y Ecuador son algunos de los países que ya se encuentran reabiertos para los viajeros. El turismo digital, de bienestar y la segmentación según el país de procedencia, son algunas de las estrategias nacionales por las que optaron estas naciones para revertir la cruda realidad económica del rubro.
Chile es un país privilegiado debido a la diversidad de sus paisajes, a su increíble naturaleza, a la existencia de aguas termales, pero también a la presencia de diversos centros magnéticos y a su conexión con las estrellas y el universo, siendo uno de los más importantes del mundo. Sin embargo, desde el Gobierno no existen propuestas contundentes que impulsen estas nuevas tendencias turísticas globales y que generan un impacto positivo sobre la economía nacional.
Con la llegada de la pandemia, la reingeniería ha sido un factor determinante en la supervivencia empresarial, las compañías han tenido que reevaluar nuevas formas de llevar a cabo sus negocios bajo un nuevo contexto mundial y es allí donde se posiciona el teletrabajo.
Es quizás este el guiño que necesitábamos para comenzar a repensar y reconfigurar el futuro de nuestro turismo local. Es momento de aprovechar las ventajas tecnológicas y quizás reflexionar si nuestra industria cuenta con la infraestructura para que eso ocurra y los beneficios colaterales que esto implica: mayor satisfacción en el ambiente laboral, incrementos en el rendimiento y calidad de vida de los colaboradores, disminución de costos de infraestructura, entre otros.
Hoy, toda la cadena de valor del turismo debe olvidar colores políticos, prejuicios, miedos y temor de volver a la carga por el escepticismo que involucra volver a invertir en esta industria tan afectada.
Lo concreto es tener enfoques en trabajos colectivos entre el sector público y privado, además de unificar criterios para que las rutas turísticas tengan un lenguaje nacional y sea un turismo de “experiencias”. Y éste, sea el boca boca interno que este país necesita para volver a cargar energías para salir adelante todos juntos, todos como iguales.