Luego de haber desaparecido en Europa por un parásito, la variedad fue redescubierta hace 26 años en los viñedos de Viña Carmen. Por eso desde el año 2014 se conmemora el 24 de noviembre como el Día del Carmenere en nuestro país.
Este martes 24 de noviembre se celebra el Día del Carménère, la cepa que quedó extinta en Europa en 1690 por la filoxera, un parásito de la vid, y, luego de más 130 años, fue redescubierta en nuestro país.
Fue en 1994, cuando el ampelógrafo francés, Jean Michel Boursiquot, visitó Chile y decidió recorrer los viñedos de Viña Carmen, ubicada en Alto Jahuel, Buin. Mientras caminaba se percató que lo que se pensaba como Merlot era en realidad Carménère. El experto reconoció la cepa debido a que se encontraba en época de floración y sus brotes tenían pigmentación rojo-naranja.
El redescubrimiento marcó un antes y un después en la industria vitivinícola nacional. Viña Carmen se transformó en uno de las principales impulsoras del desarrollo de esta variedad. De esta manera, nuestro país actualmente tiene el liderazgo mundial de superficies plantadas de Carménère, contabilizando más de 10 mil hectáreas según el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
“Este hito ha tenido una relevancia enorme en la historia del vino nacional: hoy, después de 26 años, podemos decir que es una cepa de ADN francés, pero de corazón chileno. Nuestro país cuenta con tremendos exponentes reconocidos de esta variedad en el mundo, que destacan por su identidad y carácter”, asegura la enóloga de la viña, Emily Faulconer.
El Carmenere es una cepa de gran potencial enológico, pero requiere un manejo delicado; sus plantas son más sensibles a la calidad de los suelos y generalmente se producen menos que otras variedades.
Su historia se remonta a mediados del siglo XIX, momento en que tuvo lugar en Chile un intenso proceso de transformación vitícola: se reemplazan las tradicionales parras españolas por las nobles vides francesas. Dentro de los ejemplares introducidos había algunos oriundos de Burdeos. Y así fue como, sin siquiera ser percibido, el Carmenere fue adoptado en Chile bajo la falsa apariencia de un Merlot “chileno o tardío” – dado que los racimos recién podían ser cosechados en otoño.
El vino del Carmenere es de un color rojo-púrpura profundo y de intenso aroma a fruta roja, con notas a berries, cerezas y ciruela y taninos suaves y de gran elegancia.
Para celebrar este martes como corresponde, se pueden probar exponentes de esta variedad
V Lustros: El año pasado y con el fin de conmemorar los 25 años de este hito vitivinícola, Viña Carmen lanzó V Lustros. Un vino concentrado y viscoso a la vista, de color rojo carmín y gran profundidad. En su composición denomina la guinda negra, toques de cacao, grafito y tabaco.
Las uvas, proveniente del Valle de Colchagua, fueron cosechadas manualmente en cajas de 15 kilos. Se fermentó en barricas de acero inoxidable y posteriormente, fue escurrido y prensado para comenzar un período de crianza en barricas de roble francés. Ahí, durante 14 meses tomó forma y carácter.
Carmen Gran Reserva Frida Kahlo Carménère: De color carmín intenso y oscuro, este exponente destaca por sus notas de frutos rojos y suaves toques de pimienta y paprika. Posee una gran textura, complejidad y persistencia.
Al igual que V Lustros, las uvas de este Carménère fueron cosechadas a mano en el Valle de Colchagua. Su envejecimiento se realizó durante 14 meses.
Carmín de Peumo. Todos surgidos en el viñedo Peumo, el cual goza de características excepcionales para la producción de esta variedad y tras años de investigación ha comprobado ser el terroir óptimo para el cultivo del Carmenere de Concha y Toro y lograr vinos excepcionales.
Grey Carmenere de Viña Ventisquero es un perfecto acompañante de las carnes rojas como de un buen cordero o cerdo. Así también es un vino que marida muy bien con una buena tabla de quesos.