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Emblemático local El Hoyo termina un ciclo “Más que nada cerramos porque el tiempo nos pasó la cuenta” Gastronomía

Emblemático local El Hoyo termina un ciclo “Más que nada cerramos porque el tiempo nos pasó la cuenta”

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Tatiana Hernández Chacón
Por : Tatiana Hernández Chacón Estudiante de Periodismo Universidad Central.
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Por más de 100 años de trayectoria, recibiendo a muchos chilenos, incluyendo artistas, figuras políticas y turistas extranjeros, el emblemático local ubicado en Estación Central se vende con sus destacadas recetas incluidas, como el Terremoto y la Réplica.


Con la llegada del Covid-19 muchos bares y restaurantes han sido debido cerrar a causa de no poder abrir por las cuarentenas y no generar ganancias. Sin embargo, este no fue el caso de El Hoyo, un emblemático local chileno ubicado en la comuna de Estación Central, que se cierra por temas de edad de sus actuales dueños y el cumplimiento de un ciclo.

El popular restaurante en la esquina de las calles San Vicente con Gorbea inició su trayectoria el año 1912. Se hizo reconocido por el trago nacional “El Terremoto”, convertido también por ser una atracción turística, donde miles de extranjeros llegaban al año.

El presidente de la Asociación Chilena Gatronómica de Chile, Máximo Picallo asimila lo importante que era El Hoyo para la gastronomía y cultura del país “El Hoyo es un restaurante que creo que es de los pocos que van quedando de lo que era la clásica chanchería chilena. Locales que había en torno a La Vega, a Franklin hacían de una cocina chilena de prietas, de arrollados, de perniles que se va perdiendo. Y creo que ahí radica, de alguna manera, el atractivo que tenía este lugar, un lugar que seguramente está anclado a principio del siglo XX. Muy importante fue el terremoto, junto con la Réplica, entonces eso tiene mucho valor patrimonial”.

Comienzos, platos destacados y el “Terremoto”

La historia de este emblemático local chileno comienza en 1912, en un barrio modesto de Estación Central frente a los ferrocarriles, “Empezó con una bodega de Frutos del País, donde se vendía carbón, leña y colizas de pasto que se vendía en esos años”, cuenta uno de los dueños del local, Guillermo Valenzuela.

Él es parte de la tercera generación que administró El Hoyo, lo cual su abuelo comenzó en un pequeño restaurante vendiendo chicha, “Después fueron cambiando los tiempos en los años cincuenta, y mi abuelo empezó a vender chicha, pipeño, huevos duros y charqui. Y en eso se mantuvo cuando sus hijos crecieron, estamos hablando de la segunda generación, que vendría siendo mi papá, en los años sesenta”, explica.

Luego, en los años setenta fue el turno de la generación de don Guillermo, “Asumimos nosotros los que estamos actualmente. Somos cuatro hermanos los que vamos quedando, pero de los cuatro hermanos, quien habla, soy el menor y tengo 70 años”, relata.

Los años setenta fue el boom de El Hoyo, en donde sus dueños empezaron a agregar más variedad a su menú y, sobre todo, nació el Terremoto “Ahí empezamos a vender cazuelas, yo empecé a hacer prietas, arrollados y a vender lengua. Y como en 1978 empecé a inventar el terremoto, yo tenía una inquietud de hacer un trago bonito, en un vaso grande, y ahí inventé el terremoto, pero no tenía nombre. Como vino el terremoto en 1985, con la misma gente llegamos a un acuerdo, que este trago era como un terremoto, y como está el terremoto, también está la réplica”, cuenta.

El negocio llegó a tener un carácter más internacional, donde incluso, llegó a visitarlo el reconocido chef Anthony Bourdain, “Don Anthony, que en paz descanse, estuvo por acá el 2010 en Chile y recorrió de Arica a Puerto Montt Chile. Y de todos los restaurantes que el recorrió en Chile, eligió a El Hoyo como el mejor negocio de Chile”, recuerda.

Valenzuela cuenta que, en esa oportunidad, el chef internacional Anthony Bourdain probó sus reconocidos platos como la lengua de vaca, “También probó las prietas, que las encontró espectaculares, porque realmente las prietas se hacen en el negocio, y yo creo que este es uno de los pocos negocios que hacen toda su comida, nosotros no compramos nada hecho de afuera. En el negocio se hacen las prietas se prepara el conejo, se hace el arroyado, todo se hace en casa, y yo creo que este ha sido también nuestro éxito”, cuenta satisfecho de su emprendimiento de familia.

El fin de una era

Este año, El Hoyo ha llegado a su fin, a causa de que sus dueños decidieran cerrarlo por un tema de edad y de años en el tiempo, “La decisión de cerrar el negocio y de terminar todo fue una cuestión más que nada de edad, como comentaba anteriormente, yo soy el menor de cuatro hermanos y tengo setenta años, mis hermanos tienen 79, 78 y 76, entonces no hubo sucesión en esto. Mis hijos, por ejemplo, no se interesaron en el local, mis sobrinos tampoco, entonces se tomó la decisión de cerrar”.

Sin embargo, su dueño reconoce que el local no se está cerrando por la crisis sanitaria del Covid-19 o alguna mala gestión, “No nos ha ido mal, de hecho, al negocio le sigue yendo estupendo. Estuvimos cerrados por la crisis del 2020, ahora se abrió nuevamente, y estos días que hemos tenido abierto, en fase 2, todos los días hemos tenido el local lleno. Sin embargo, más que nada cerramos porque el tiempo nos pasó la cuenta”, expresa.

De acuerdo con Máximo Picallo, al cerrarse este local no solamente se pierde un recinto que podría ser un atractivo turístico, sino que se pierde algo del corazón de la gastronomía chilena de la historia de Chile, “Desde el punto de vista gastronómico, van quedando muy poco de estos locales, y nos parece sumamente importante como Asociación Chilena de Gastronomía que ojalá este negocio alguien lo puedan comprar y perpetrar en el tiempo, aunque si no es en el mismo lugar, siempre es difícil que los locales mantengan esa historia que podían tener”.

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