Diversidad vinícola en su punto más alto. Así define a la industria chilena el destacado crítico de vinos James Suckling, quien habla con entusiasmo del panorama vitivinicultor nacional, debido a la gran variedad de vinos y su presencia en la industria mundial.
Para nadie es novedad que a los chilenos nos gusta el vino y las estadísticas así lo demuestran. El consumo per cápita de vino en nuestro país es cercano a los 14 litros al año, en donde existe un porcentaje de la población que siempre apunta al consumo de vinos finos.
Pero además de ser buenos consumidores, Chile es un gran exportador. Según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), nuestro país es el primer exportador de vinos del nuevo mundo y cuarto exportador mundial de vinos, siendo superado sólo por países europeos de vasta trayectoria en materias vitivinícolas, como Francia, España e Italia.
Debido a esto, continuamente la industria del vino está expectante ante la alta competitividad del sector, creando productos más sofisticados y de mayor calidad, generando nuevas experiencias y propuestas para llegar a nuevos consumidores, que cada vez son más exigentes al momento de elegir una botella de vino.
El crítico de vinos estadounidense James Suckling, presentó un reporte donde comparte su entusiasmo por la actual escena nacional y destaca una palabra clave, denominada como “diversidad” aseverando que “la diversidad nunca ha estado en un nivel más alto en Chile que ahora”.
Hace un par de años atrás, el 90% de los vinos estaban centrados tan solo en 4 cepas: Chardonnay, Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon y Merlot. Actualmente, las variedades a entregar en la industria vinícola se han multiplicado considerablemente. Este salto ha ido de la mano con la dedicación y la calidad climática de las tierras. Un claro ejemplo es Viña Neyen, con denominación de Origen en el Valle de Apalta desde 2018. Neyen es una de la primeras vides en ser fundada y elaborar los mejores vinos del Valle desde 1936, gracias a su clima mediterraneo, un terroir que se ve beneficiado por estar a un lado del río Tinguiririca, por estar entre cordilleras y gozar de un santuario de la naturaleza que durante años ha entregado los mejores vinos iconos de Chile y el Mundo.
Por otro lado, Viña Requingua, con denominación de origen en el Valle de Curicó, no queda exenta de esta conversación, ya que todos sus vinos Toro de Piedra han sido reconocidos con importantes puntajes en concursos internacionales.
Según el reporte de vendimia 2021 entregado por el enólogo Benoit Fitte de Viña Requingua, la temporada comenzó con más precipitaciones (en la temporada de otoño-invierno) que los dos años anteriores, pero muy lejos de lo que se solía tener, por eso la brotación comenzó en fechas normales sin eventos fuertes de heladas. Los diferentes estados fenológicos se realizaron en fechas normales y con una perfecta floración.
Dando por terminado el proceso de vendimia, los viñedos mostraron un rendimiento promedio de un 15% superior al del año 2020. El año 2021 por su parte, se presenta con un volumen normal.
Respecto a las cualidades, menos alcohol y buena acidez. Una interesante añada fresca, Sauvignon Blanc son “Tiolicos” y vibrantes, y los Chardonnay sobre las frutas blancas y un lado floral con la misma cremosidad de siempre. Los tintos en general son sobresalientes, una gran añada en Chile nuevamente, pero esta vez con mayor contenido de acidez natural y perfecta madurez aromática de fruta fresca.
Los hechos claves de esta vendimia fueron las altas amplitudes térmicas, maduración lenta, ausencia de lluvias en febrero y marzo y conservación de buenos niveles de acidez natural.
En términos de exportación y calidad de los vinos, en los primeros meses del 2021 la industria vinícola mostró un alza en sus exportaciones, con diferentes propuestas y mezclas que buscan seguir satisfaciendo el paladar de muchos chilenos y extranjeros.