Opinión
«Un código rojo para la humanidad. Las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables». De esta forma, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, se refería al nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, que entre otras cosas, advierte que la acción humana es la gran responsable de llevar al planeta a su período más cálido en 2.000 años, lo que tendrá efectos irreversibles, con un aumento gradual de eventos climáticos como sequías, inundaciones y olas de calor.
Sin lugar a dudas, esta primera entrega del Sexto Informe de Evaluación del IPCC que se publicará en 2022, ya no se trata de un llamado de atención, sino que de un “punto de no retorno”, donde como habitantes del planeta tenemos dos opciones, o comenzamos a movilizarnos y ejecutar las acciones que confronten al cambio climático; o de lo contrario, firmemos ya la sentencia de muerte. Así de simple.
Y en el sector inmobiliario no nos podemos quedar atrás. El año 2018, el propio Panel Intergubernamental del Cambio Climático señaló que el sector inmobiliario produce el 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, esto sin considerar la fabricación de materiales, el transporte de los mismos, la construcción de los edificios y las demoliciones. Más aún, señaló que el sector inmobiliario comercial de Europa deberá reducir sus emisiones de carbono en más de un 80% desde ahora y hasta 2050, para cumplir con los objetivos principales del Acuerdo de París.
Frente a este panorama, el sector inmobiliario ha implementado diversas medidas, pero quizás, una de las más relevantes, es implementar la Eficiencia Energética en el sector residencial. Tal como se desprende de la Guía Residencial de Eficiencia Energética elaborada por la Comisión Nacional de Energía, la Eficiencia Energética se entiende como el conjunto de acciones que permiten optimizar la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios finales obtenidos.
Según el estudio denominado “Usos finales y curva de oferta de conservación de la energía en el sector residencial de Chile, 2018”, encabezada por el Ministerio de Energía, del consumo energético residencial distribuido porcentualmente según uso final de la energía, se obtuvo que, el 53% se destina a calefacción y climatización (calefactores individuales, calefacción central y A/C), el 20% en agua caliente sanitaria (ducha, tina y lavado de loza) y un 5% en refrigeración de alimentos (refrigerador y freezer).
Entonces, cobra suma relevancia el cómo podemos hacer construcciones más eficientes a la hora de ahorrar energía, y por ende, consumir menos para también, pagar menos.
El 13 de febrero del 2021, se publicó en el Diario Oficial la Ley N° 21.305 Sobre Eficiencia Energética donde se señala que se deberá “informar a compradores de edificaciones y viviendas, respecto del consumo energético de éstas”. Y es justamente lo que en el sector inmobiliario debemos hacer.
Podemos ir un paso más allá. Podemos ser los responsables de focalizar nuestros esfuerzos para que los inmuebles que promovemos, tengan condiciones de sustentabilidad, aportando con ello en esta emergencia climática.
Como lo señala el Plan de Eficiencia Energética del Ministerio de Energía, las viviendas son responsables del 69% del consumo de energía final del sector edificación, por ende, debemos ser conscientes de la importancia de nuestro trabajo y el promover viviendas que cumplan las condiciones mínimas, para así, ser reales embajadores del sector inmobiliario.
No debemos solamente esperar que las autoridades hagan las leyes y ser solo observadores de cómo esto cambia… somos los que estamos en el mundo inmobiliario, y más importante aún, son los clientes los que debemos exigir un cambio ahora porque pronto será demasiado tarde.
