Desde terriers que provocan escándalos hasta gatos curiosos. Son muy diferentes los animales que han acompañado a los presidentes estadounidenses en la Casa Blanca. Joe Biden tiene un pastor alemán.
En Chile ha cobrado una importante notoriedad Brownie Boric Font, el perro de la familia del presidente electo y que ha sido llamado el «Primer Perro de la República».
Sin embargo, las mascotas de los presidentes suben transformarse en conocidos personajes, incluso en la Casa Blanca.
Mayor, el perro de Joe Biden, tuvo que cambiar de domicilio por mordeduras. Ahora, el presidente estadounidense presentó a su nuevo acompañante, un pastor alemán: «Bienvenido a la Casa Blanca, Comandante», trinó el 20 de diciembre. Los Biden también anunciaron que tendrán un gato, que llegaría en enero. Abraham Lincoln fue el primer presidente que llevó felinos a la Casa Blanca.
Donald Trump fue el primer presidente estadounidense en más de 100 años que no tuvo mascota en la Casa Blanca. Su predecesor, Barack Obama, compartió el hogar con Bo y Sunny. Bo no tardó en ganarse la simpatía del público; incluso protagonizó varios libros infantiles. Su hermana pequeña, Sunny, era igualmente popular. Ambos conocieron a muchos dignatarios extranjeros, incluido al Papa.
El gato de los Biden no es el primer felino famoso de los últimos años. Bill Clinton se mudó a la Casa Blanca con el gato Socks, así como con Buddy, un labrador retriever. Socks era un gato callejero adoptado que, al parecer, disfrutaba sentándose en el hombro del presidente en el Despacho Oval, e incluso apareció en sellos con el presidente Clinton impresos en la República Centroafricana.
El presidente George W. Bush tuvo tres perros y un gato viviendo en la Casa Blanca durante sus dos mandatos. Los más famosos fueron Barney y Miss Beazley, unos terriers escoceses emparentados. La pareja apareció en una serie de videos de la Casa Blanca, entre ellos «A Very Beazley Christmas», para conmemorar sus primeras fiestas en la Casa Blanca
Una de las mascotas más famosas ha sido Fala, una terrier escocesa de Franklin D. Roosevelt. Fue noticia en 1944 cuando el presidente la habría olvidado accidentalmente en un viaje a las Islas Aleutianas, y luego envió un destructor de la Marina a recogerla con el dinero de los contribuyentes. Desmintiéndolo en un discurso de campaña, Roosevelt dijo a sus oponentes que dejaran en paz a su perro.
Una de las mascotas más fotogénicas de la Casa Blanca fue el pony Macaroni, un regalo para la hija de John F. Kennedy, Caroline. Aparecieron juntos en la portada de la revista «Life», una imagen que habría inspirado la canción «Sweet Caroline» de Neil Diamond. La primera dama, Jacqueline Kennedy, salía a cabalgar con Caroline, llevando consigo a su hermano menor, John Jr.
Una de las criaturas más singulares que ha vivido en la Casa Blanca fue un mapache llamado Rebecca. Fue enviada por correo al presidente Calvin Coolidge por un seguidor de Mississippi, quien sugirió que sería una sabrosa cena de Acción de Gracias. Coolidge, un presidente amante de los animales, aseguró a los periodistas que nunca comería un mapache. Se quedó como mascota y la llamó Rebecca.
Cuando aún se regalaban animales exóticos, el presidente John Quincy Adams, en el cargo de 1825 a 1829, recibió un caimán de un general francés que luchó junto a George Washington. Adams guardó el caimán en un baño de la Casa Blanca y disfrutaba mostrándoselo a sus invitados. En la década de 1930, el hijo del presidente Hebert Hoover llevó sus dos caimanes a la mansión presidencial.