Tacos, congestiones y accidentes forman parte de la cotidianidad del paisaje en ciudades de todo Chile, la percepción de colapso en las calles es general. ¿Qué factores la motivaron y cuáles son los desafíos por delante? Especialistas analizaron soluciones para avanzar hacia una planificación integrada de la movilidad y con ello, el desarrollo de las ciudades.
Más de una hora pueden demorar las personas en trasladarse de un punto a otro en automóvil. Tras el encierro motivado por la pandemia, miles de personas volvieron a sus trabajos y estudios de manera presencial, debiendo movilizarse.
Esto sumado a los récords de compra de autos, se tradujo en un incremento notorio de vehículos en las calles, siendo estas las mismas que en periodos pre-pandémicos.
Para Emilio Moyano, doctor en Psicología Social de la Université Catholique de Louvain (Bélgica) y académico de la Universidad de Talca, efectivamente hubo una “disminución significativa” de los viajes casa-trabajo y viceversa, ya que la pandemia “obligó a recluirse y realizar trabajo telemático, lo que aminoró el tránsito en todas las ciudades del mundo”.
En este sentido, Moyano destacó el impacto positivo que tuvo la situación en relación a la contaminación del aire y la baja de la accidentabilidad. Pero una vez superado el periodo más crítico de la pandemia, una serie de eventos seguidos (entre retiros y ayudas fiscales) mejoraron el poder adquisitivo de algunas personas, quienes aprovecharon de hacer inversiones grandes, sobre todo en viviendas y vehículos.
“Luego de los retiros de los 10%, una cantidad importante de dinero se fue a adquisición de vehículos”, sostuvo el especialista en relación a un récord que arrastra Chile desde hace más de dos años. En febrero, por ejemplo, y según información entregada por la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), se registró el mayor número de compras desde que se tiene información.
Pero la elección de usar automóviles particulares no se justifica sólo en el aspecto monetario. “Con la liberación que produjo la post pandemia, no sólo salió la gente que lo hacía antes, sino que más personas optaron por adquirir un vehículo particular, entre otras razones, aun por el efecto de la pandemia, ya que lo consideran un medio más seguro”, planteó.
Para el autor de más de más de sesenta artículos científicos sobre psicología social aplicada al ambiente, seguridad y tránsito, el incremento de la densidad de este último “es evidente”, hay una “lentitud” en el tránsito, muchos tacos, atascamiento”, dijo el académico, y remarcó asimismo el incremento del número de incidentes, agresiones y “pequeños choques por alcance”.
“La percepción de congestión es muy correcta. No hubo inversiones importantes en rutas, pasarelas, pasos sobre y bajo nivel, no hay medidas efectivas que mitiguen esto, seguimos con las mismas calles de antes antes de la pandemia”, aseguró e ilustró con el caso de Talca, que duplicó su parque automotriz.
“Hoy en Chile 7 de 10 hogares tienen vehículo”, dijo. Pero el problema no tiene que ver sólo con la cantidad de vehículos, implica (re) plantearse la organización espacial de las ciudades en sí.
En línea con lo anterior, el ingeniero civil industrial y director de la Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería de Chile, Gabriel Montero, coincidió con la lectura expresando que “el problema de congestión se ha ido acentuando con los años”, lo cual no es “raro”.
Frente a este escenario, Montero abordó una respuesta que involucra “la localización de viviendas y servicios” y al mismo tiempo “considera los viajes necesarios para llegar de las primeras a los segundos”.
El ingeniero con más de 20 años de experiencia en consultoría de ingeniería de transportes, enfatizó en distintos momentos de la entrevista, el “consenso general” que existe entre especialistas en soluciones integrales del sistema de transporte.
“Por un lado, deben fortalecerse los sistemas de transporte público para ofrecer un mejor servicio: vehículos más cómodos, menores tiempos de viaje, menores tarifas, entre otros”, destacó el académico de la Universidad de Chile.
Paralelamente, Emilio Moyano agregó que la calidad actual del transporte público “no es competitiva” en relación a otras opciones, “no garantiza confort, seguridad, puntualidad y la no accidentabilidad”.
Si bien esto se viene abordando de “manera creciente” con la incorporación de nuevos buses en base a diésel y eléctricos, infraestructura (corredores de transporte público y vías exclusivas), subsidios a la operación y otras medidas, explicó Montero, “aún es insuficiente”.
Por otro lado, el ingeniero se refirió al desarrollo de los trayectos realizados en los llamados “vehículos sostenibles”, como es el caso de la bicicleta.
“Existe mucho por crecer todavía en este sentido, para lo cual es imprescindible mejorar la infraestructura: más y mejores ciclovías que conecten los distintos puntos de las ciudades de manera directa y segura”, sostuvo.
Sobre este tema, el académico de la Universidad de Talca destacó que existe “un dilema” en el uso de la bicicleta: “Se alienta mucho su uso sin tener las condiciones de seguridad necesarias, como ciclovías apropiadas o condiciones de seguridad”.
En el caso de Talca, ejemplificó Moyano, hay una ciclovía en una de las principales arterias y no cumple con el estándar, porque “no llega al metro y veinte” y los autos pasan cerca del ciclista.
A pesar de esta situación, el especialista valoró que la inversión en ciclovías “es más barata que otras medidas”, lo cual es un incentivo para trabajar lo que consideró “una necesidad”: ofrecer espacios con estándares de seguridad.
“Casi todas las ciudades de Chile tienen condiciones básicas para que un número importante de personas viaje en ellas, que ocupan poco espacio, son ambientalmente muy amigables y generan beneficios adicionales en la salud de las personas”, agregó Montero para cerrar su intervención respecto de este tópico.
Ambos especialistas concordaron en la existencia de medidas “de corto” y “largo plazo». Y en esta última, se encuentran aspectos más técnicos, vinculados a estrategias y materiales, y otras más de corte social.
Para Moyano, es necesario pensar en inversiones de largo plazo, como las “construcciones de vías elevadas, tranvías, trenes, que descongestionan y al ser eléctricos no contaminan”. Mientras respondió las preguntas a través de una llamada, el especialista que vivió en el extranjero, comparó los viajes de trenes en Chile y otros países del mundo, y trató de “vergonzoso” celebrar la vuelta de un tren que va a 60 kilómetros por hora, mientras que en otros países la velocidad y calidad es “muy superior”.
A nivel más global, pensar en la movilidad obliga a plantearse el desarrollo de las ciudades, atendiendo sus realidades y problemáticas. Así pues, Gabriel Montero propuso también poner la mirada en la reducción de carga del sistema de transporte “ya sea evitando viajes”, mediante el estímulo de trámites electrónicos y teletrabajo, o bien “haciéndolos más cortos”, para lo cual se requiere que las ciudades dispongan de equipamiento cerca de los hogares.
De ahí que los planes reguladores comunales pueden protagonizar el debate desde los territorios pues existen “incentivos para fomentar que en ciertas zonas se genere equipamiento comercial y de servicios pero el mecanismo no ha sido utilizado”, sostuvo el ingeniero civil industrial, quien se refirió al concepto de “ciudades en 15 minutos”.
“Este ilustra la conveniencia de integrar la mirada de transporte en el desarrollo urbano. No podemos tener zonas donde sólo hay casas porque obliga a viajar. Desarrollar viviendas sociales en lugares con servicios genera ahorros en transporte.
Alternativamente, podría impulsarse el desarrollo de polos de equipamiento en la periferia: colegios, centros comerciales, barrios de oficinas, etc, con los incentivos del Plan Regulador Comunal”, propuso Montero y destacó la importancia de “trabajar en todos estos frentes de manera simultánea”.
Desde 2016, de acuerdo a normativas nacionales de accesibilidad, la arquitectura debe considerar a ésta un requisito para el desarrollo de proyectos. Y aunque en la actualidad se avanzó en mayor accesibilidad en ciertos espacios, como baños, asientos en los micros y otros lugares, aún queda mucho por avanzar.
La congestión de las ciudades, es también un problema que afecta a personas que usan silla de ruedas o poseen algún tipo de discapacidad motriz.
“Esta problemática tiene un componente terriblemente importante para nosotros. Entre todos los medios de movilidad que están en discusión hoy día, hay un espacio muy olvidado: la vereda”, destacó Pamela Prett, directora de Ciudad Accesible.
Para esta madre de dos hijos que utilizan la silla de ruedas, la vereda constituye el “espacio más democrático” porque “todos la usamos”. La deficiencia identificada por Prett, dio cuenta de la importancia de atender este medio y “mejorar su estándar”.
“Si pensamos las ciudades y los vehículos, hay que hacerlo pensando en condiciones de accesibilidad universal porque todos debemos usarlo, y hay que pensarlo también teniendo en cuenta el traslado de la misma vereda, al igual que los paraderos, las rampas”.
Las concesiones del Ministerio de Obras Públicas (MOP) 2021-2025, detallan que existen varios proyectos en distintos niveles de desarrollo, algunos vinculados a nuevas autopistas en Santiago y otras ciudades “que servirán de conexión de sectores periféricos con las áreas consolidadas, lo que producirá una fuerte presión inmobiliaria para continuar la expansión de las ciudades”, explicó Montero.
Para avanzar en esta materia, el académico de la Universidad de Chile subrayó que “se requiere romper trabas institucionales” para “pensar más desde el territorio y menos desde los sectores”. Por último, valoró la Estrategia Nacional de Movilidad Sostenible del MTT como un “avance” en este “necesario cambio” hacia mejor movilidad y habitar de y en las ciudades