Hace más de veinte años se práctica este desconocido deporte en regiones del norte chileno pero no fue hasta la pandemia que se multiplicaron de manera notoria las personas que eligieron el desliz en las arenas para conectarse con la árida naturaleza de la zona, distraer la mente y aprovechar las bondades del cuerpo. A esto se refirió Julio Marin, uno de los primeros instructores certificados a nivel nacional en esta disciplina.
Mientras estudiaba Turismo Aventura supo que si se quería dedicar tiempo completo a este trabajo tenía que investigar un espacio que le permitiera trabajar todo el año.
La estacionalidad, según contó, era un obstáculo a sortear. La respuesta estaba en el mismo lugar en que nació: Copiapó. Trescientos cuarenta y cinco kilómetros cuadrados de dunas y desiertos, en una zona llamada Mar de Dunas, están disponibles todo el año para recibir a quienes deseen danzar entre las arenas de la Región de Atacama.
“Una vez que me titulé como Guía de Turismo Aventura, primero partí con un capital semilla y una pequeña empresa de fabricación de tablas de sandboard, luego compramos equipos para la venta y arriendo y así fuimos creciendo”, recordó Julio Marin.
El objetivo, ya cumplido, era transformarse en una empresa de operaciones turísticas que pongan en valor una región que tiene mucho que ofrecer al turista. Norte Sandboard está compuesta en la actualidad por un equipo de cuatro personas que ofrecen desde el traslado a las zonas hasta clases y venta de artículos para disfrutar entre las arenas, que se ubican a unos 15 kilómetros de la ciudad capital y se extienden hasta el este de la ciudad de Caldera.
Hace más de 20 años se práctica este deporte en la región, pero se limitaba a un sector pequeño de la población: en general aquel con mayor poder adquisitivo. Pero a lo largo de los años, nuevas escuelas y operadores turísticos encontraron en las dunas una oportunidad para el desarrollo del turismo y el deporte.
A principios de 2022, un grupo de personas se convirtieron en la primera generación de instructores certificados de Chile gracias a la formación realizada por la Asociación Gremial de Sandboard de Chile. La instrucción empezó en 2021 y culminó con un examen final que incluía una instancia teórica y práctica de la cual Julio Marin fue uno de los pocos que logró la aprobación.
“Este es un esfuerzo y un primer paso hacia la profesionalización del deporte”, comentó.
Desde poco antes de esa instancia, Norte Sandboard ofrece artículos para la venta, tours de trekking y clases en Duna La Ballena, espacio natural por el cual se está luchando para convertir en una zona protegida y exclusiva.
“Estamos postulando a proyectos para dejar esta duna sólo para actividades de bajo impacto, nosotros cuidamos y protegemos la zona pero históricamente las dunas han sido utilizadas para actividades de Rally y vinculadas a vehículos que son invasivos, razón por la cual actividades como el Dakar ya no se realizan más en Chile: las huellas de los vehículos destruyen pistas y arruinan el paisaje”, explicó el guía turístico.
Actualmente, existe una regulación que exige presentar ante Sernatur, Conaf y entidades relacionadas, una solicitud de permiso para utilizar las rutas con el fin de resguardar espacios patrimoniales, pero en el caso de las dunas no existen regulaciones eficientes como tal y la idea de Norte Sandboard (y otras empresas que acompañan la lucha) es transformarlas en un espacio de concesión gratuita, sostuvo el guía turístico. Asimismo, se encuentran trabajando para formar una asociación regional.
Las dunas cambiaron la perspectiva de Copiapó, aseguró Marin: “Hicieron que quisiera mi ciudad aún más y da la sensación que no tenemos nada que envidiarle a otras ciudades. Copiapó tiene la duna más grande de Chile, la extensión lunar más grande de Chile, ninguna otra ciudad tiene tanto desierto, además de ser el más árido del mundo, me hace sentir mucho orgullo”.
Es de ese sentimiento de pertenencia que nace la necesidad de proteger el paisaje natural.
El deporte lo puede practicar cualquier persona que tenga la motivación. Se recomienda hacerlo desde los 4 años, sin limitaciones de edad posteriores.
Casco, antiparras para proteger los ojos de la arena, botas para resguardar los tobillos y fijaciones profesionales para fijar el cuerpo a la tabla son los implementos necesarios para un desliz seguro, que puede alcanzar los 60 kilómetros por hora.
“Hay que tener mucha destreza en la tabla, que es como un skate pero más largo y sin ruedas. En una clase introductoria se enseñan cosas básicas en un paso a paso: conocer la postura base, fijar los pies, saltos y movimientos para probar equilibrio, cómo frenar y direccionar…”, detalló uno de los fundadores de Norte Sandboard.
“Cuando me subo a la tabla siento mucha adrenalina, se me incrementan mucho los latidos del corazón, uno puede llegar a los 60 km por hora y tienes que ir muy concentrado porque cualquier error te puede provocar una caída… y a 60 km por hora la arena no se siente tan blandita”, agregó el profesional que en su primera competencia, realizada en el regional copiapino este 2022, obtuvo el segundo lugar.
En el camino hacia la profesionalización del deporte, desde principios de 2022 se trabaja en competencias regionales. Partieron en Iquique y Copiapó será el escenario del certamen nacional que definirá quiénes representarán a Chile en México: será la primera vez que el país lleve representantes nacionales en esta disciplina.
“Creo que el gran desafío que tenemos con este deporte es romper con la estacionalidad, el sandboard se puede realizar durante todo el año así que tenemos que aprovecharlo”, cerró Marin.