La cría de salmones es un riesgo para actividades como la pesca y recolección, además de una amenaza ambiental, dicen las organizaciones chilenas. Aseguran que contamina las aguas por exceso de nutrientes, genera perturbaciones en el ecosistema debido al uso de antibióticos, favorece condiciones para la marea roja, afecta la biodiversidad marina, entre otras consecuencias. En 2021, impulsaron ante la Cámara de Diputados y Diputadas un proyecto de ley para poner fin a las concesiones dentro de las áreas protegidas que se encuentra en la Comisión de Pesca a la espera de tratamiento. Esta semana, organizaciones civiles presentan sus demandas ante el mundo político internacional.
Más de 5 mil toneladas de salmones muertos por florecimiento algal nocivo (FAN) en Comau (Región de Los Lagos) se contaron hasta abril de 2021. Inspiradas en lo que calificaron como un “desastre ambiental”, más de 60 organizaciones de la sociedad civil, representantes del mundo científico, ONGs, fundaciones y comunidades indígenas solicitaron a la cámara de diputados un proyecto de ley que permita poner fin a las concesiones salmoneras dentro de las áreas protegidas de la Patagonia, proceso que está en trámite en la Comisión de Pesca de esa cámara.
La dirigente de la Asociación de Comunidades Indígenas Territorio Walaywe, que se encuentra en Lisboa (Portugal) en la segunda conferencia de la ONU sobre Protección de los Océanos, Yohana Coñuecar, señaló que el fiordo Comau “es un espacio único en el mundo y que procrea alimentos para las comunidades que viven de la pesca y recolección de mariscos”.
Respecto de las actividades salmoneras dentro del área protegida agregó que afectan “los usos consuetudinarios de las comunidades originarias”. Asimismo, subrayó la urgencia que, desde el Estado se promuevan “políticas públicas de acuerdo a los tiempos actuales, con emergencia climática, que permitan sacar sectores productivos perjudiciales como la salmonicultura en zonas que son de conservación de la biodiversidad”, señaló.
Cerca de 1.400 concesiones existen en Chile y poco más de 400 se encuentran dentro de áreas protegidas, siendo el objetivo de estas la conservación de la biodiversidad, además de ser potentes capturadores de CO2, herramienta fundamental para frenar la actual emergencia climática planetaria.
Tras el lanzamiento mundial del documental “Canoeros, memoria viva “de Nat Geo en Punta Arenas, comunidades kawésqar y organizaciones de la sociedad civil presentaron una solicitud formal al gobierno de Chile para recategorizar la figura de Reserva Nacional Kawésqar a Parque nacional para así excluir formalmente a la salmonicultura de sus aguas.
Sobre esto, la presidenta de una comunidad Kawésqar, Haydee Águila, destacó la necesidad de tratar el tema a nivel legal.
“Si hace 100 años atrás hubo un genocidio masivo de los pueblos originarios, hoy hay un genocidio pasivo dentro del mar”, dijo y agregó que la reserva nacional Kawésqar “tiene que pasar a parque, porque es la única manera que tenemos de preservar el alimento del futuro”. Esto debido al impacto que trajo la industria del salmón en la actual escasez de peces nativos, que “afecta la soberanía alimentaria del territorio”, subrayó la dirigente.
A principios del mes de mayo y durante su visita en la Región de Magallanes, el Presidente Gabriel Boric expresó que “industrias como las de la salmonicultura tienen que salir de las áreas protegidas”. Más tarde, a principios de junio en la Cumbre de las Américas (su primera gira internacional) comunicó al mundo dos acciones relevantes respecto del tema.
El mandatario lanzó en EEUU “Américas por la Protección del Océano” una coalición de nueve países, y a su vez, la idea de un corredor marino que una desde Alaska hasta las aguas de la Patagonia chilena, demostrando así la estrategia del nuevo gobierno y haciendo a su vez un guiño al multilateralismo y la relevancia de la protección de ecosistemas terrestres y marinos.
Desde organizaciones australes, entre ellas Defendamos Chiloé, estos anuncios “sólo podrán ser efectivos si son acompañados de acciones concretas que resuelvan la paradójica situación de los evidentes impactos salmoneros dentro de áreas de conservación”, señalaron.
También desde el encuentro de la ONU en Lisboa, el experto en políticas públicas oceánicas de Mission Blue, Maximiliano Bello, quien lleva años acompañando a organizaciones públicas y de la sociedad civil en este tema dentro y fuera de Chile, señaló que se está viendo como “el océano toma cada vez mayor importancia en la política internacional, en la diplomacia” y “esto no es casualidad”, remarcó.
“Sin los océanos no podemos pensar siquiera en solucionar el cambio climático. Cuidarlo debería ser nuestra principal prioridad y en esto Chile ha demostrado gran liderazgo con cerca del 43% de protección, pero hay cosas pendientes, siendo lo más básico que la salmonicultura tiene que salir de las áreas protegidas de la Patagonia”, sostuvo Bello.
“Chile tiene un potencial tremendo en temas oceánicos, que si no lo cuidamos ponemos en peligro al planeta entero. Creo que este gobierno lo tiene claro y esperamos que sus anuncios y acciones se vayan cumpliendo pronto”, señaló Bello, quien además es asesor en la idea del corredor marino.
La segunda conferencia sobre los océanos (ONU) se desarrolla durante esta semana en Lisboa y cuenta con la asistencia de una delegación gubernamental chilena encabezada por la ministra de medioambiente, Maisa Rojas, además de algunas organizaciones de la sociedad civil.
“Es de esperar que el slogan del encuentro global -Salvemos nuestros océanos, protejamos nuestro futuro– se convierta en una real solución a la problemática salmonera en los ecosistemas marinos australes, de lo contrario, todo quedará nuevamente en puras palabras”, afirmaron desde la campaña ciudadana Áreas Protegidas Sin Salmoneras.
Por otro lado, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió disculpas en nombre de su generación a los más jóvenes por el “estado de los océanos, de la biodiversidad y del cambio climático” que heredarán.
“Tendremos que hacer todo para revertirlo todo: revertir las decisiones políticas, revertir las decisiones económicas y revertir los comportamientos individuales”, sostuvo el diplomático portugués en un encuentro que, desde organizaciones civiles medioambientalistas y comunidades indígenas, esperan se tracen soluciones concretas a problemáticas históricas de los territorios.