¡Hola! Hasta el año pasado recuerdo que aún me preguntaba con escepticismo si verdaderamente los incendios forestales intencionales eran eso, deliberados, o si, por el contrario, eran fruto de un descuido criminal. El megaincendio en la Región de Valparaíso, en el verano de este año –con pérdidas de vidas humanas y poblaciones enteras arrasadas por el fuego–, disipó las dudas hasta de los más escépticos como yo. No solo era posible, sino que además había dedicación en la construcción de bombas caseras para provocar incendios forestales. ¡Bombas caseras!
Junto con esto, lo que más indignación y sorpresa me causó fue que los involucrados pusieron, además, sus conocimientos sobre la prevención y el combate al fuego al servicio de sus actos criminales.
¿Por qué esto es importante? Porque las condiciones ambientales para los incendios forestales, de acuerdo con recientes estudios, se han multiplicado tres veces en los últimos 20 años. Quedan poco más de 2 meses para que llegue el verano en esta parte del continente, pero ya en el resto de América del Sur la situación parece incontrolable. Literalmente Sudamérica está en llamas. Y se debe hacer todo lo posible por evitar que en Chile se repita la historia.
En esta edición de Juego Limpio, además, te presentamos un estudio sin precedentes realizado por investigadores chilenos sobre la «alarmante» pérdida de al menos dos colonias de abejas en esta parte del continente. Las disminución alcanza la cifra récord de hasta un 40%. Siendo estos insectos indispensables para la conservación de la biodiversidad, el asunto es un gran problema aún no dimensionado cabalmente, que amenaza la seguridad alimentaria.
Aunque 2024 en la zona central fue más lluvioso que años anteriores, la crisis hídrica que vive el país no ha retrocedido ni un centímetro. Por esta razón, valoramos en Juego Limpio el diálogo para aunar voluntades y hacer frente al problema, que se verá intensificado con la llegada del fenómeno de la Niña. Dentro de las principales conclusiones del reciente «Acuerdo para el Agua», se advirtió que «mientras no se logre un acuerdo nacional para el agua, ponemos en riesgo la calidad de vida de las personas, del medio ambiente y el desarrollo del país. Por tanto, debemos avanzar hacia una gestión hídrica que entregue certezas a las distintas funciones del agua en sus usos productivos, ambientales y para consumo humano».
Dentro de este número de Juego Limpio y en la antesala de la COP16, encontrarás también la entrevista a Álvaro Gutiérrez, experto en bosques del IEB, y las conclusiones sobre conflictividad social y proyectos energéticos de Felipe Irarrázabal, entre otros investigadores.
Pues bien, la mesa está servida. ¡Arrancamos a jugar limpio!
Cuando hablamos de abejas, ya no se piensa solo en miel sino también en seguridad alimentaria. Desde hace ya unos años que se tiene conocimiento pleno de que la función polinizadora de estos insectos es indispensable para la agricultura, por lo cual la disminución de sus colonias pone en riesgo la producción de alimentos para consumo humano, en una condición equivalente. Entre más acelerada sea la pérdida de colonias de abejas, mayor es el problema.
Además de la producción agrícola, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que las abejas desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la biodiversidad; garantizan la supervivencia y reproducción de muchas plantas y la regeneración de los bosques; y aumentan la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático.
Hace unos tres años, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Radboud, en Países Bajos, y por la Sociedad Entomológica Krefeld, en Alemania, hizo que en Chile se aumentara la conciencia sobre la crisis de la biodiversidad, tras asegurar que solo en tres décadas la población de insectos en nuestro país se redujo en un 75%.
Este estudio, el primero a gran escala en América Latina, documenta una realidad hasta ahora poco explorada: cada año se pierde un 30,4% de colonias de abejas melíferas y un 39,6% de colonias de abejas sin aguijón. Vargas subraya que, sin datos concretos, los gobiernos no han podido implementar políticas públicas eficaces para enfrentar este problema.
Como dije, la desaparición de colonias de abejas tiene un impacto directo en la producción agrícola y la biodiversidad. Sin exagerar, la apicultura funciona como barómetro de la situación que vive el planeta, como un indicador del estado del medio ambiente.
Uno de los hallazgos más preocupantes del citado estudio es el aumento de las pérdidas de colonias durante el verano. Durante esta época, los apicultores no pueden usar productos químicos para controlar plagas como el parásito Varroa destructor, ya que están produciendo miel. Esto deja a las colmenas vulnerables y las debilita para enfrentar el invierno, momento en que ocurre la mayor mortalidad.
El cambio climático también ha añadido una capa de complejidad al problema, forzando a los apicultores a desplazarse hacia el sur en busca de mejores condiciones, pues en muchas zonas ya no hay suficientes flores para sostener a las colmenas.
Un grupo transversal de académicos y expertos en recursos hídricos, junto a cerca de 20 instituciones vinculadas a la gestión del agua, debatieron por cerca de cinco meses sobre los pilares que deben establecerse en Chile para una adecuada gestión de este recurso. El resultado fue un documento llamado Acuerdo para el Agua, que busca impulsar acciones concretas para enfrentar la crisis hídrica en el país y que sirva de insumo para las decisiones políticas que se tomen a futuro.
¿Qué es lo que demanda el acuerdo? Lo primero es que llama a superar el inmovilismo, demandando un sentido de urgencia y enfoque de largo plazo. «No será tarea de un solo Gobierno o sector. Mientras no se logre un acuerdo nacional para el agua, ponemos en riesgo la calidad de vida de las personas, del medio ambiente y el desarrollo del país. Por tanto, debemos avanzar hacia una gestión hídrica que entregue certezas a las distintas funciones del agua en sus usos productivos, ambientales y para consumo humano».
El Acuerdo para el Agua define seis puntos de consenso que buscan impulsar la gestión eficiente y sustentable del recurso. Entre los principales aspectos, destaca la necesidad de que la política nacional para el agua se sustente en una visión compartida y de largo plazo, superando los ciclos políticos. Además, se plantea la mejora de la institucionalidad para el agua, promoviendo una gobernanza descentralizada que responda a las necesidades del país y del entorno climático cambiante.
El acuerdo también promueve la innovación en el uso del agua, incorporando nuevas fuentes, tecnologías y prácticas de eficiencia, en línea con las necesidades del ciclo hidrológico y las soluciones basadas en la naturaleza.
Las instituciones firmantes del acuerdo, como la Asociación de Municipalidades de Chile (Amuch), la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess AG) y la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), hicieron un llamado a las autoridades para sumarse a esta propuesta y tomarla como un punto de partida para mejorar la gestión hídrica en el país.
El equipo coordinador, compuesto por expertos como Federico Errázuriz, Mónica Ramírez y José Luis Arumí, expresó su satisfacción con el resultado del trabajo conjunto y su esperanza de que este acuerdo marque el inicio de un cambio significativo en la gestión del agua en Chile. Con esta declaración, se espera generar beneficios duraderos para los recursos hídricos del país y mejorar el bienestar de sus habitantes.
Un reciente estudio internacional en el que participan investigadores chilenos, reveló un peligroso aumento en el número de días con condiciones extremas de calor, sequía y alto riesgo de incendios en América del Sur. La investigación, titulada «Sudamérica se está volviendo más cálida, más seca y más inflamable», fue liderada por un grupo de científicos que empleó datos de reanálisis para identificar esta preocupante tendencia, particularmente en áreas clave como el norte de la Amazonía, Maracaibo y el Gran Chaco.
Raúl Valenzuela, académico del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH), es uno de los expertos involucrados en el análisis de estos eventos. «Existe evidencia de que Sudamérica está enfrentando condiciones cálidas y secas con mayor frecuencia, lo que está estrechamente relacionado con un incremento en los incendios forestales», señala Valenzuela.
Si bien Chile se beneficia de la protección natural que ofrece la corriente de Humboldt –una corriente marina fría que mitiga las temperaturas en gran parte del territorio–, el estudio enfatiza que el país no es inmune a la variabilidad interanual de olas de calor e incendios forestales.
Aunque los factores climáticos juegan un papel importante en el aumento de incendios, el factor humano es determinante para que se produzcan incendios masivos, ya sea por causas intencionales o por la falta de regulación, como pudimos observar a comienzos del verano este año, con el megaincendio en la Región de Valparaíso y que contó con la participación criminal de dos miembros de instituciones que se dedicaban, precisamente, a combatir los incendios forestales.
Respecto a las medidas que debieran tomarse en Sudamérica –y especialmente en Chile– frente a esta realidad, Raúl Valenzuela aclara que “falta una fuerte inversión en sistemas de monitoreo y predicción. Es necesario que los Estados continúen y aumenten las inversiones en sistemas de pronósticos y alertas tempranas para que la ciudadanía esté adecuadamente informada y pueda tomar los resguardos correspondientes ante este tipo de desastre socionatural. De igual forma, el marco legislativo debe considerar los resultados de este tipo de estudios para nuevas normas asociadas a los incendios forestales”, sostiene.
El estudio mostró que, entre 1971 y 2022, el número de días con condiciones propicias para incendios ha crecido de 2 a 3 veces. Este aumento está directamente vinculado a la variabilidad climática asociada al fenómeno ENSO (el Niño y la Niña), que modula la frecuencia de eventos extremos de sequía y calor. El Niño tiende a exacerbar estos eventos en el norte de Sudamérica, mientras que la Niña afecta principalmente la zona central del continente.
Aunque el análisis no profundiza en las consecuencias específicas, los autores advierten sobre posibles efectos devastadores para la biodiversidad, particularmente en la Amazonía, así como en la salud humana, a raíz al aumento de olas de calor y contaminación. Además, la creciente frecuencia de incendios contribuye a un círculo vicioso, debido a la emisión de aerosoles que agravan el efecto invernadero, exacerbando todavía más el cambio climático.
Ante esta realidad, Valenzuela enfatiza la necesidad de invertir en sistemas de monitoreo y predicción climática para prevenir futuros desastres. «Es crucial que los Estados fortalezcan las herramientas de pronósticos y alerta temprana para que las comunidades estén preparadas y puedan protegerse ante estos fenómenos», afirma. Además, hace un llamado a los gobiernos de la región a actualizar la legislación sobre incendios forestales, integrando los hallazgos científicos en la toma de decisiones.
El equipo de investigadores, que incluyó a expertos de diversas disciplinas, espera que este estudio impulse a las autoridades a tomar medidas concretas para abordar el creciente riesgo de incendios forestales en Sudamérica, una amenaza que pone en peligro la biodiversidad, la salud pública y el equilibrio climático en la región.
El 27 de noviembre de 2023, el Centro de Políticas Públicas de la UC presentó el estudio «¿Cómo mejorar los procesos de calificación ambiental? Evaluación ambiental, conflictos y participación ciudadana en proyectos energéticos». Y fue hace un par de números de Juego Limpio que Felipe Irarrázabal –uno de sus investigadores– se puso en contacto conmigo para enfatizar la incidencia de la conflictividad en variables administrativas y de participación ciudadana.
En el estudio se describe que las metas de descarbonización del país requieren la implementación de nuevos proyectos de generación de energía renovable no convencional, pero es común que estas iniciativas enfrenten resistencia por parte de las comunidades locales, lo que impacta en la tramitación ambiental.
Por ello es que este capítulo se enfocó en la relación entre los procesos de evaluación ambiental, la conflictividad y las instancias de participación ciudadana. Específicamente, en proyectos de generación de energía que ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) mediante Estudios (EIA) o Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA) y que han experimentado instancias de participación ciudadana.
El Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) en Chile ha sido objeto de debates y críticas desde su creación, hace 27 años. A pesar de su última reforma significativa en 2010, el proceso de calificación de proyectos continúa generando controversias, debido a la demora en la tramitación y los problemas de legitimidad. En un país donde el desarrollo económico, el medio ambiente y las comunidades locales están estrechamente interrelacionados, la mejora del SEIA es una necesidad urgente, en especial en el contexto de proyectos energéticos.
El estudio apunta que uno de los principales desafíos que enfrenta el SEIA es la conflictividad social . Según investigaciones recientes, un 25% de los proyectos sometidos a Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) ha enfrentado conflictos, lo que ha provocado un retraso promedio de 180 días en su tramitación. En el caso de los proyectos energéticos, esta demora es incluso mayor, exacerbada por las protestas y la falta de participación efectiva de las comunidades.
Pese a que los conflictos se manifiestan en instancias no formales, como protestas, estos tienen un impacto significativo en el proceso de calificación, a menudo extendiendo los plazos y agregando incertidumbre a la inversión. En este sentido, la ratificación del Acuerdo de Escazú ha dado un nuevo impulso a la necesidad de mejorar los mecanismos de participación ciudadana en los proyectos de infraestructura y energía.
Dentro de sus conclusiones, el estudio de la UC propone dos líneas de acción clave para mejorar el SEIA: reforzar el esquema de participación ciudadana y crear instancias de mediación de conflictos. La primera medida busca fortalecer la capacidad de las comunidades para participar de manera efectiva en el proceso de evaluación, proporcionando más información y facilitando el acceso a expertos que puedan reducir las asimetrías existentes entre los titulares de proyectos y la sociedad civil.
En segundo lugar, la mediación se presenta como una herramienta esencial para resolver conflictos de manera más rápida y eficiente, evitando que se prolonguen los procesos a través de recursos administrativos. Esta instancia permitiría que las diferencias entre los desarrolladores de proyectos y las comunidades se aborden de manera más directa y consensuada.
El foco en los proyectos energéticos es clave, ya que este sector está en el centro de la transición hacia una matriz energética más limpia, como parte de los compromisos de descarbonización de Chile. Sin embargo, el retraso en la evaluación de estos proyectos, sumado a la creciente conflictividad social, ha sido un obstáculo importante para el avance de las iniciativas.
La reforma del SEIA es una prioridad para avanzar hacia un sistema de evaluación ambiental más eficiente y equitativo. En un contexto de creciente conflictividad y participación ciudadana, es esencial que el sistema de calificación ambiental considere tanto las demandas de los inversores como las de las comunidades locales.
«Solo a través de un proceso de evaluación más inclusivo y transparente, con mecanismos claros de participación y mediación, se podrá lograr un equilibrio que permita el desarrollo sostenible del país, sin comprometer la calidad de vida de las personas ni la protección del medio ambiente», concluye el estudio.
Álvaro Gutiérrez, profesor de ciencias ambientales y recursos naturales renovables e investigador del IEB (Instituto de Ecología y Biodiversidad), desarrolla su campo de investigación principalmente en los procesos que influencian la dinámica de ecosistemas, con énfasis en documentar y anticipar los impactos del cambio global en los bosques.
A semanas de que comience la COP16 en Cali, Gutiérrez se pregunta cómo podemos alcanzar la meta de proteger al menos el 30% de las áreas terrestres antes de 2030. ¿Debemos priorizar algunos ecosistemas? ¿Dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos de conservación? En este contexto, conversamos en Juego Limpio con el experto del IEB sobre el papel que juegan los bosques para cumplir estas metas, y avanzar en soluciones tanto para evitar la pérdida de biodiversidad como para mitigar el cambio climático.
–¿Por qué son importantes los bosques en la COP16 y la crisis de biodiversidad?
-Los bosques son esenciales para la vida en la Tierra. Albergan el 80% de la biodiversidad terrestre, regulan el ciclo del agua, proporcionan oxígeno y mantienen los nutrientes del suelo. También absorben grandes cantidades de CO₂, lo que los convierte en una de las soluciones naturales más eficientes para reducir el cambio climático. Además, una cuarta parte de la población mundial depende de los bosques para sobrevivir. Proteger nuestros bosques, por lo tanto, es de especial importancia para enfrentar la crisis de biodiversidad y el cambio climático.
Los bosques de Chile representan un tercio de la superficie de bosques templados del hemisferio sur. Las especies que persisten en estos bosques son principalmente únicas, ya que solo se encuentran acá y algunas especies son milenarias, como el alerce. Dentro de los bosques templados del mundo, los bosques de Chile se caracterizan por, principalmente, estar compuestos por especies de hojas anchas, mientras que en el hemisferio norte predominan coníferas, como los pinos y abetos. Una parte muy importante de la biodiversidad son los bosques del centro-sur de Chile (entre los 35° y 39°S), que son reconocidos a nivel mundial como un punto caliente (hotspot) de biodiversidad.
-¿Cuáles son las amenazas que se ciernen sobre los bosques de Chile?
-La deforestación y el mal manejo de los bosques amenazan tanto la biodiversidad como su capacidad para mitigar el cambio climático. Los bosques de Chile se enfrentan a graves presiones humanas, principalmente evidenciado esto por sustitución de bosques por otros tipos de usos. Los cultivos agrícolas, la expansión de plantaciones de especies de árboles no nativos, la parcelación de tierras para segundas viviendas, expansión urbana y los incendios forestales son las principales presiones que tienen nuestros bosques. En la última década, la emergencia de megaincendios ha empeorado esta situación, y su ocurrencia esta exacerbada por el cambio climático. La expansión de monocultivos forestales y agrícolas ha hecho que los paisajes se vuelvan más simples y menos diversos, afectando la biodiversidad y la salud de los ecosistemas, lo cual se transfiere a una disminución del bienestar de las personas que habitan en sus cercanías. Además, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) tiene una capacidad limitada para proteger y asegurar un buen manejo de los bosques.
–¿Qué acciones y estrategias son necesarias para proteger los bosques?
-Chile debe manejar sus bosques de manera sostenible, lo que significa que puedan seguir proporcionando muchos bienes y servicios beneficiosos. Las plantaciones industriales y cultivos agrícolas deben coexistir con áreas protegidas. Se necesita con urgencia aumentar las áreas de bosques nativos protegidos con alta biodiversidad y con especies en peligro de extinción, como son los bosques de la costa del Maule y Ñuble. Es necesario fortalecer la protección legal de los bosques, mejorar el manejo forestal, prevenir y controlar los incendios, y resolver conflictos con los pueblos originarios.
–¿Y la restauración del bosque nativo?
-Restaurar los bosques nativos también es muy importante, ya que muchos de los bosques de Chile han sido degradados. Se estima, basado en cifras oficiales de Conaf, que la superficie de bosques intactos en Chile no supera el 10% de la superficie total. Los esfuerzos de restauración son cruciales, porque la tala ilegal ha degradado entre el 50% y el 60% de los bosques nativos de Chile. El pastoreo y el ramoneo del ganado dificultan la regeneración de los árboles nativos, empeorando la situación de los bosques intervenidos. Se estima que 5 millones de hectáreas de bosques maduros degradados podrían ser restaurados, lo cual es una estrategia rentable para conservar la biodiversidad, reducir el cambio climático y mantener los servicios de los ecosistemas.
Sin embargo, el progreso para detener la degradación de bosque ha sido lento, debido a políticas e incentivos ineficaces y la falta de suficiente financiamiento. Chile se propuso la meta de restaurar 500 mil hectáreas de bosque para 2035, pero aún carecemos de un plan estratégico nacional robusto que apoye las políticas, asigne recursos de manera eficiente, aumente la capacidad de los viveros, mejore los métodos de restauración y adopte nuevas tecnologías.
En resumen, para alcanzar las metas de conservación y restauración de biodiversidad, Chile necesita un plan nacional que integre políticas de apoyo, incentivos y el uso de tecnologías para mejorar la gestión de los bosques y cumplir con los compromisos internacionales.
Los desafíos para cumplir las metas de la COP16 incluyen generar políticas eficientes para restaurar y proteger áreas de biodiversidad crítica. Aunque ha habido avances nominales en la conservación, persisten problemas como la pérdida de bosques intactos, la falta de conectividad de ecosistemas y la escasa implementación de leyes ambientales. Asegurar la restauración y protección de ecosistemas, junto con el fortalecimiento de áreas protegidas, es fundamental para cumplir con las metas de biodiversidad para el 2030.
En un contexto donde la industria busca equilibrar potencia y bajas emisiones, Japón ha dado un paso con la presentación de su primer motor atmosférico que no requiere hidrógeno. Mazda, uno de los principales fabricantes de automóviles del país, ha desvelado el 2.5 e-Skyactiv G, un motor que, a pesar de utilizar gasolina como combustible, es altamente eficiente y sostenible. Esta nueva tecnología será parte de la actualización del popular SUV Mazda CX-30, ofreciendo una mayor potencia y menor consumo, lo que marca un hito en la ingeniería automotriz.
Este motor también estará disponible en el modelo Mazda 3, y destaca por su capacidad de funcionar con solo dos cilindros en momentos de baja carga, lo que optimiza su rendimiento. Equipado con el sistema M Hybrid de 24 voltios, el motor combina potencia con ahorro de combustible y emisiones reducidas, logrando un consumo de entre 6 y 6,5 litros cada 100 kilómetros. Con estas innovaciones, Mazda sigue posicionándose como líder en el desarrollo de tecnologías eficientes y de bajo impacto ambiental, sin necesidad de recurrir a hidrógeno.
El Ministerio del Medio Ambiente de Chile actualizó la norma primaria de calidad del aire para el dióxido de nitrógeno (NO2), alineándola con los niveles más exigentes recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La nueva normativa reduce la concentración permitida de NO2 en una hora de 400 a 200 microgramos por metro cúbico normal (µg/m3N) y fija, por primera vez en el país, un límite de 100 µg/m3N para exposiciones de 24 horas. Además, el valor anual permitido se reduce de 100 a 40 µg/m3N, igualando los estándares propuestos por la Unión Europea.
El NO2, un gas altamente irritante para el sistema respiratorio, se ha relacionado con un aumento en los síntomas de bronquitis en niños asmáticos y con la reducción de la función pulmonar en exposiciones prolongadas. La actualización de la norma también establece reducciones de hasta un 65% en los niveles de emergencia, buscando proteger a la población de concentraciones peligrosas del contaminante en el aire. Estos nuevos parámetros persiguen mitigar el impacto de la contaminación y reducir la formación de ozono y lluvia ácida, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida y la salud pública en Chile.
La Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) informó que durante el período de Gestión de Episodios Críticos (GEC) 2024, entre los meses de abril y septiembre, realizó un total de 241 fiscalizaciones en la zona centro-sur del país. Estas acciones se enfocaron en verificar el cumplimiento de los Planes de Descontaminación, los cuales buscan reducir la contaminación atmosférica en áreas donde el uso de leña para calefacción doméstica es una de las principales fuentes de emisiones. De las actividades de fiscalización, 83 estuvieron orientadas a verificar los límites de emisiones de fuentes fijas y otras 49 a controlar la calidad de la leña comercializada. Como resultado, se derivaron 16 informes a la División de Sanción y Cumplimiento por superar los límites establecidos.
Marie Claude Plumer, superintendenta del Medio Ambiente, destacó el impacto positivo de los Planes de Descontaminación, subrayando el avance en el uso de calderas menos contaminantes por parte de sectores industriales y comerciales. Plumer también hizo un llamado a la ciudadanía a contribuir mediante la compra de leña seca y el uso de sistemas de calefacción adecuados. En tanto, Jeanette Caroca , encargada de los Planes de Descontaminación en la SMA, explicó que estos planes contemplan medidas preventivas y de control, como la prohibición del uso de calefactores a leña en situaciones de Alerta, Preemergencia y Emergencia.
Por otro lado, la plataforma Sistema de Seguimiento Atmosférico (SISAT) ha permitido un aumento significativo en el número de establecimientos catastrados, pasando de 121 en 2021 a 1.070 en 2024 . Claudia Pastore, jefa de la División de Fiscalización de la SMA, señaló que este crecimiento se debe al trabajo sistemático de fiscalización y difusión de obligaciones, lo que ha facilitado un mayor control de las emisiones en fuentes fijas, incrementando también los informes de cumplimiento por parte de las empresas afectas a los Planes de Descontaminación.
Esto ha sido todo en esta edición. Ya nos reencontraremos en siete días más en Juego Limpio. ¡Nos vemos!
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