¡Hola! Ya entramos en la segunda semana de enero, y aunque esta edición es acotada, tal como las dos versiones que restan de este mes, en ningún caso sus contenidos son rellenos. Así, no se juega limpio.
¿Estamos listos? Como ya es costumbre, asegúrense los cinturones, que arrancamos con Juego Limpio.
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Cuando se combinan los conceptos de medioambiente y economía, es mejor escuchar a los expertos. Stephany Griffith-Jones, vicepresidenta del Banco Central, durante un seminario sobre transición energética en Chile no pudo ser más clara. Recordó que a los países que antes les iba bien, eran aquellos que tenían petróleo y gas natural, pero que ahora ese puesto lo ocupaban (y ocuparían) los países con energías renovables, como Chile.
La fórmula del éxito descansaba -de acuerdo a sus palabras- en que el cambio climático presenta serios riesgos y la transición energética enormes oportunidades.
«La transición verde no sólo es una obligación climática, sino una oportunidad para redefinir nuestra economía hacia un modelo más competitivo y sostenible”, afirmó.
La claridad de Griffith-Jones tiene respaldo en múltiples datos. Algunos de ellos, sin ir muy lejos, bastante frescos. El centro internacional de expertos en energía Ember calificó hace pocos días a Chile como el líder indiscutible de la transición energética en América Latina.
Veamos algunos datos:
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Aun cuando persiste la incertidumbre sobre cómo resolverá la Corte Suprema los recursos de casación presentados por el Servicio de Evaluación Ambiental contra el fallo del Primer Tribunal Ambiental que obligó al Comité de Ministros a pronunciarse por tercera vez sobre Dominga, algunas de las consecuencias inmediatas de este último capítulo son perfectamente previsibles.
Si bien se preveía que era difícil que el Gobierno votara de una manera distinta a la vez anterior, cuando rechazó Dominga -decisión que efectivamente volvió a repetirse-, la presión para que se resolviera a favor del proyecto, según diversas fuentes, fue tan abrumadora como ocurrió en Bachelet 2, cuando en votación dividida el Comité de Ministros rechazó la RCA, desatando una crisis política de proporciones. Tal como entonces, el tema del empleo, las cifras macroeconómicas y la inversión fueron los argumentos que se enfrentaron a la economía local y a la protección de los ecosistemas terrestres y marinos.
Tras el escueto comunicado del Gobierno, la empresa calificó la decisión de inconstitucional y anunció que «ejercerán todas las acciones legales» para revertir la situación, así sea en el Tribunal Ambiental de Antofagasta como en la Corte Suprema. Si las cosas se dan como en años anteriores, Dominga será un fierro caliente para un nuevo período presidencial. Las fichas están puestas en un nuevo gobierno de derecha, así como en el pasado estuvieron puestas en el gobierno de Piñera 2. Cabe recordar que Piñera no la tuvo fácil. Con estallido y pandemia como invitados de plomo, la administración del fallecido expresidente optó por dejar el fierro caliente para el turno siguiente.
¿Y qué pasará con los movimientos ambientales? Como dije, la votación de Dominga ha servido para aprovechar el viento de cola y pedir que el Gobierno deje de lado la agenda contra la burocracia, que a juicio de ecologistas ha significado un retroceso en la institucionalidad ambiental.
Dentro de las principales quejas que fueron expresadas en una carta por más de 16 organizaciones, se cuentan:
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Los proyectos de desarrollo de energías limpias, principalmente solares, en el desierto de Atacama, ha propiciado la aparición de nuevos actores en conflicto hasta ahora silentes: el Observatorio Europeo Austral (ESO), que opera el observatorio Paranal.
Desde su inauguración en 1999, el Observatorio Paranal ha sido fundamental en importantes descubrimientos astronómicos, como la confirmación de la expansión acelerada del universo y la primera imagen de un exoplaneta. Sus telescopios también jugaron un papel clave en investigaciones que realizaron los ganadores del Nobel de Física en 2020 por una investigación sobre el agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea, en la que los telescopios de Paranal fueron fundamentales. Cerca de Paranal, se construye, además, el Extremely Large Telescope (ELT), el telescopio más grande del mundo, destinado a revolucionar nuestro entendimiento del cosmos.
Los astrónomos literalmente han puesto el grito en el cielo, dado que a juicio de estos, el proyecto de generación de energía de Andes amenaza la estabilidad atmosférica, ya que precisamente la ausencia de contaminación lumínica ha hecho que el desierto de Atacama sea un lugar único para la investigación astronómica global, orientado a responder preguntas esenciales sobre el universo.
Xavier Barcons, director general de ESO, ha dicho que el proyecto representa un riesgo crítico, destacando los impactos negativos de la construcción, como el polvo, el aumento de la turbulencia atmosférica y la contaminación lumínica. Estos daños serán irreparables para una infraestructura astronómica que ha atraído inversiones multimillonarias de los Estados miembros de ESO y la comunidad científica internacional.
Según los científicos de la ESO, proteger el patrimonio natural de los cielos de Atacama no sólo asegura el futuro de la astronomía, sino que también preserva un legado que beneficia a toda la humanidad.
El vicepresidente de Hidrógeno Verde Internacional de AES, Luis Sarras, señaló que “el proyecto INNA estará emplazado en una zona que el Estado de Chile ha definido para el desarrollo de energías renovables, conocida como la ‘Reserva Eólica de Taltal’, e incorpora, específicamente en su diseño, los más altos estándares en materia lumínica, ajustándose a las exigencias de la nueva norma del Ministerio de Medio Ambiente”.
Además, Sarras aseguró que desde AES entienden “lo planteado por la ESO en relación con el desarrollo de iniciativas de energías renovables en la zona y valoramos profundamente la importancia de compatibilizar el proyecto con el entorno. Por ello, estamos comprometidos a colaborar con todas las partes interesadas en el proceso de tramitación ambiental”, afirmó.
Esta batalla está recién comenzando.
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Para nuestra sección de Todo Suma de Juego Limpio, quiero aportarte el siguiente dato. En Chile se consumen cerca de 990 mil toneladas de plástico al año, pero menos del 10 % se recicla, un porcentaje alarmante en términos ambientales. Sin embargo, la apertura de una nueva planta de reciclaje de alta capacidad promete incrementar significativamente las cifras de reciclaje en Chile. ¡Esto sí que suma!
La planta, que ocupa 12 mil metros cuadrados, representa una inversión de $ 6.000 millones y responde a la necesidad de autoabastecerse de materia prima reciclada y certificada para la fabricación de nuevos envases de PET reciclado y reciclable. Esto elimina la dependencia de importaciones, el modelo que había predominado hasta ahora.
Un punto destacado de la nueva planta es su capacidad para procesar una amplia variedad de envases, incluyendo los utilizados para alimentos, productos de limpieza, belleza y más, en lugar de limitarse exclusivamente a botellas, como suele ser habitual.
Así, el objetivo no sólo es obtener más material para la fabricación de sus propios envases de plástico PET, sino también comercializar la resina reciclada. Esto busca fomentar que más fabricantes de envases y botellas adopten esta práctica, reduciendo el uso de plástico virgen, cuyo impacto ambiental es significativamente perjudicial.
PRESENTADO POR:
Hemos llegado al final de la segunda versión acotada del mes de enero. Recuerden que en febrero retomamos la marcha de Juego Limpio y nos vamos con todo.
Si tienes algún comentario, duda o información que quieras compartir, puedes escribirme a juegolimpio@elmostrador.cl. Respondo siempre todo.
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