La medida, titulada «Acta para la Reforma de Wall Street y la Protección del Consumidor de 2009», responde en parte a la mayor crisis financiera del país desde la Gran Depresión en la década de 1930, e incorpora mayores protecciones tanto para inversionistas como para consumidores.
La Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó este viernes, aunque por estrecho margen, la mayor reforma financiera del país desde la Gran Depresión, con el propósito de consolidar la confianza de los consumidores y combatir los abusos de Wall Street.
Con 223 votos a favor y 202 en contra, incluyendo el «no» de 27 demócratas que rompieron filas con su partido, los legisladores aprobaron una iniciativa para modernizar el sistema financiero de Estados Unidos.
La medida, titulada «Acta para la Reforma de Wall Street y la Protección del Consumidor de 2009», responde en parte a la mayor crisis financiera del país desde la Gran Depresión en la década de 1930, e incorpora mayores protecciones tanto para inversionistas como para consumidores.
El Congreso estadounidense aprobó a principios de año un extenso paquete de rescate financiero que, al igual que con la medida de hoy, causó grandes divisiones partidistas.
El voto a favor de inmediato se ganó elogios de los demócratas y del propio presidente Barack Obama, y críticas de los republicanos que votaron en contra y que, por lo general, consideran que la iniciativa sólo alentará más rescates financieros en el futuro.
La reforma financiera, que será sometida a votación en el Senado el próximo año, es otra de las prioridades de Obama.
«Esta legislación nos acerca cada vez más a una necesaria reforma financiera integral, que creará reglas claras, el cumplimiento constante y sistemático de esas reglas, y un sistema financiero más fuerte y más estable, con mejores protecciones para consumidores e inversionistas», dijo Obama en un comunicado emitido por la Casa Blanca.
«El Senado trabaja en una legislación similar, e insto a ambas cámaras del Congreso a que aprueben esta necesaria reforma en cuanto sea posible en nombre del pueblo estadounidense», agregó el mandatario.
Obama se mostró dispuesto a promulgar una ley que exija la rendición de cuentas de firmas de Wall Street y otras entidades de crédito y proteja a los consumidores e inversionistas de «préstamos usureros» y prácticas financieras engañosas.
Además, que impida que ninguna institución pueda presentar un riesgo para todo el sistema o que convierta al contribuyente «en daño colateral en caso de futuras turbulencias».
Según el Comité de Servicios Financieros de la cámara baja, la iniciativa crea una nueva agencia de protección financiera de los consumidores, impone restricciones al mercado de derivados y «acabará con los rescates financiados de los contribuyentes».
También crea el llamado Consejo de Estabilidad Financiera, cuyo objetivo será identificar a aquellas corporaciones que, por su tamaño e influencia, podrían poner en riesgo a todo el sistema si fracasaran.
Esas empresas de alto riesgo estarían sujetas a un mayor escrutinio y regulación del Gobierno federal.
Además, permite que los accionistas tengan voz y voto en lo que se refiere a las compensaciones y «paracaídas dorados» para ejecutivos, y exige que las empresas financieras divulguen los incentivos en sus paquetes de compensaciones.
El rescate financiero para Wall Street, si bien salvó al sistema de un colapso total, también suscitó el repudio de la opinión pública en EE.UU., que consideró indebido que los contribuyentes sirvieran de salvavidas a las empresas mientras el estadounidense de a pie no tiene socorro en esta recesión.