El 30 de noviembre de 2006 se licitaron tres obras del Transantiago. Se adjudicaron primero las dos más pequeñas a Brotec y Dragados. El corredor de Pedro Aguirre fue la tercera y, en la práctica, Kodama corrió sola. El proceso, liderado por el ex director del Serviu, el socialista Ricardo Trincado, y con el visto bueno del actual titular de Vialidad del MOP, Mario Fernández, terminaría por convertir a Kodama en el peor dolor de cabeza del gobierno actual.
La licitación del corredor Pedro Aguirre Cerda que ganó Kodama fue un pésimo negocio para el Fisco. De principio a fin.
La empresa, cuyo principal cliente es el Estado, presentó la oferta más cara: $25.567 millones, un 41% superior al presupuesto oficial del Serviu ($18.112 millones). Si sus competidoras –Dragados y Brotec- quedaron fuera no fue, simplemente, porque no tuviesen capacidad económica.
Kodama sería la que cuatro años después exigiría $17 mil millones al Serviu por mayores costos en la construcción. Un decreto firmado por la renunciada ministra de Vivienda, Magdalena Matte, autorizando el pago, que luego paralizó, dio origen al escándalo que puso el juego la probidad funcionaria del gobierno de Sebastián Piñera. La Contraloría, en su informe, estableció la existencia un «ardid» entre el Serviu y Kodama, a espaldas suyas, y criticó la falta de aplicación de la ministra por aprobar el acuerdo sin antecedentes, apoyada en la opinión de su abogado de confianza y asesor, Alvaro Baeza, y de cuatro funcionarios de la plana mayor del Serviu que dieron visto bueno al acuerdo y que salieron del organismo así como Matte del Minvu. En paralelo, la Fiscalía Centro Oriente investiga las responsabilidades penales en un proceso al que han concurrido a declarar la mayor parte de sus protagonistas. Mientras, la comisión investigadora de la Cámara no ha logrado que ninguno de los tres citados -todos ex directores del Serviu- hayan prestado testimonio.
Los antecedentes recogidos por El Mostrador permiten conocer las razones que explican una licitación inexplicable si de velar los intereses del Estado se trata.
El 30 de noviembre de 2006, el entonces director del Serviu, Ricardo Trincado Cvjetkovic, adjudicó tres obras del Transantiago a las cuales se presentaron muchos postulantes.
Según antecedentes obtenidos por El Mostrador, primero fue el corredor de Vicuña Mackenna. Hubo siete interesadas, entre ellas, Icafal, Besalco y Brotec, que ganó con la segunda mejor oferta ($10.451 millones, un 8,8% inferior al presupuesto oficial del Serviu). Dragados ofrecía $333 millones menos. Kodama no compitió.
[cita]La licitación pudo haberse declarado desierta pero el Serviu desechó la alternativa. En tanto el Ministerio de Obras Públicas dio el visto bueno a las adjudicaciones. El responsable de la decisión: el entonces director subrogante de Vialidad, Mario Fernández, y su actual titular.[/cita]
Luego fue el turno del anillo interior de Américo Vespucio. Seis empresas fueron a la pelea y se la adjudicó Dragados –la mayor constructora española de Florentino Pérez, el presidente y socio del Real Madrid- con la oferta más baja: $10.322 millones, un 9,5% inferior al precio de referencia del Serviu. Kodama, esta vez, sí se presentó con $11.742 millones.
La última era la licitación de mayor costo: el corredor Pedro Aguirre Cerda. Con una oferta que superaba en un 41% el presupuesto del Serviu, Kodama ganó. Su oferta fue por $25.567 millones versus $21.422 millones de Dragados y $21.629 millones de Brotec.
El Serviu explicó, en su oportunidad, que las ofertas de Dragados y Brotec fueron rechazadas por “no poseer capacidad económica”, o sea, recursos disponibles en el corto plazo para las boletas de garantía. Nada extraño, porque siendo empresas grandes, a veces, tienen tantos proyectos que no cuentan con dinero en caja.
Pero hay otra explicación que ha omitido, hasta ahora, el Serviu. Y es la clave para entender cómo el Estado hizo un tan mal negocio.
A Dragados y a Brotec se les habían adjudicado dos obras antes de la adjudicación del corredor de Pedro Aguirre Cerda. Y por eso, no contaban con la capacidad económica. Kodama corrió sola y se llevó el proyecto más famoso del Transantiago.
La licitación pudo haberse declarado desierta pero el Serviu desechó la alternativa. En tanto el Ministerio de Obras Públicas dio el visto bueno a las adjudicaciones. El responsable de la decisión: el entonces director subrogante de Vialidad, Mario Fernández, y su actual titular.
El 11 de mayo pasado Ricardo Trincado, el ex director del Serviu, estaba citado a la comisión investigadora del caso Kodama. Se excusó de asistir porque vive en Puerto Montt pero irá el 1 de junio. Miembro del Partido Socialista, de 48 años, ocupó varios cargos en el Estado. El último fue coordinador de concesiones del MOP, al que renunció con la llegada del nuevo gobierno. Actualmente es gerente general de Rutas del Canal, una de las filiales de Dragados en Chile, a cargo de la ruta Puerto Montt-Pargua.
Cercano al senador por la Sexta Región, Juan Pablo Letelier, de quien fue jefe de gabinete en su primer período como diputado, Trincado además fue seremi de Obras Públicas e intendente de la Sexta Región. En 2005 asumió como director del Serviu y renunció en febrero de 2007 para trabajar en el MOP, en una unidad para crear una superintendencia de la cartera, lo que no se concretó. Dos años después pasó al área de concesiones del MOP.
Cuando entró a trabajar a Dragados, en junio de 2010, declaró que no existía incompatibilidad ni impedimento legal. «Sin falsa modestia debo ser de las personas más experimentadas en gestión de infraestructura y esa experiencia vale. Suponer cualquier otra cuestión negativa -como capacidad de influir en la administración pública- es sencillamente no conocer la rectitud con que actúan los funcionarios públicos en su relación con empresas privadas», sostuvo en El Mercurio.
Marcelo Díaz, diputado del PS, cuya pareja Silvana Airola, fue subdirectora jurídica del Serviu desde 2008 hasta el cambio de gobierno, explicó -ante una consulta de El Mostrador– que se abstuvo de votar para crear la primera comisión, porque el PS no definió el asunto y él había patrocinado, con anterioridad, una querella por fraude al Fisco ante la Fiscalía Centro Norte. “La segunda vez voté a favor de la comisión investigadora, porque se dijo que queríamos defender a Trincado y Andrés Silva (posterior director del Serviu, PS) y no queríamos que se abriera ningún flanco respecto de que estábamos escondiendo algo”.