La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) reveló que la tasa de pobreza pasó del 48,4 % en 1990 al 31,4 % en 2010, mientras que la de la indigencia bajó 10,3 puntos, del 22,6 al 12,3 %.
Tras la crisis económica de 2009, los países de América Latina lograron el año pasado reducir el número de personas pobres en la región hasta 177 millones, el más bajo desde 1990, anunció hoy la Cepal, que proyecta para este año un nuevo descenso hasta los 174 millones.
En su Panorama Social presentado en Santiago de Chile, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) reveló que la tasa de pobreza pasó del 48,4 % en 1990 al 31,4 % en 2010, mientras que la de la indigencia bajó 10,3 puntos, del 22,6 al 12,3 %.
Tras la crisis económica de 2009, el número de pobres se redujo el año pasado en 7 millones, acompañado de un crecimiento del 4,8 % en el PIB per cápita en la región, un alza del 0,6 % en la tasa de ocupación y un descenso del desempleo urbano del 8,1 % en 2009 al 7,3 % en 2010.
«La reducción de la pobreza ha venido fundamentalmente de una mejoría en los ingresos laborales y un poco menos de las transferencias públicas monetarias», explicó durante la presentación del estudio la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay y Colombia registraron disminuciones significativas en sus tasas de pobreza en 2009 y 2010, mientras que Honduras y México fueron los únicos países con alzas relevantes, de 1,7 y 1,5 puntos porcentuales, respectivamente.
El organismo regional de Naciones Unidas prevé además que estos descensos seguirán este año, para cuando estima que el número de personas pobres se reducirá en tres millones con respecto a 2010, al pasar de 177 a 174 millones, con una tasa del 30,4 %.
Esa reducción en la pobreza total contrasta con un alza en el número de personas en extrema pobreza o indigencia, que aumentará en tres millones, de 70 a 73 millones en 2011, con lo que la tasa se elevará hasta el 12,8 %.
Esto se debe, según la mexicana Bárcena, a que el alza de los precios de los alimentos, que tienen un mayor peso en la canasta de los hogares más pobres, puede contrarrestar el incremento previsto en sus ingresos.
En cuanto a la desigualdad, la crisis económica tampoco alteró la tendencia hacia la reforma distributiva en la región, que se observa desde 2002.
En el período 2008-2010, en México, Venezuela y Uruguay el índice Gini, que mide la inequidad, cayó a un ritmo superior al 2 % anual, y en El Salvador y Perú se redujo por encima del 1 % al año.
Estos progresos, según la Cepal, han ido de la mano de un aumento muy significativo del gasto social en las últimas dos décadas hasta situarse en el 62,2% del gasto público total en 2008-2009.
La Cepal advierte, sin embargo, que la reducción de la pobreza y la desigualdad están limitadas por una estructura productiva con mercados laborales segmentados, con mucho empleo de baja productividad, baja remuneración y escasa protección social.
Como reflejo de la heterogeneidad de esa estructura, en 2009 los estratos sociales bajos en América Latina representaron el 50,2 % de la fuerza laboral, pero solo el 10,6 % del PIB, mientras que el estrato alto supuso el 19,6 % del empleo, pero el 66,9 % del PIB.
Por otra parte, solo 4 de cada 10 trabajadores contribuyen a la seguridad social, asociada al empleo formal.
Son los hogares con mayor cantidad de miembros, con jefatura femenina y de sectores rurales los que tienen menor acceso a la protección contributiva en la región.
Asimismo, en 12 de los 17 países analizados las prestaciones de seguridad social y pensiones benefician a menos de la mitad de las personas mayores.
Para la responsable de la Cepal, el mensaje que se extrae es que, «si bien los gobiernos han hecho un esfuerzo con el gasto público que tienen disponibles, la gran jugada tiene que ir hacia transformar la estructura productiva».
Además, apunta Bárcena, hay margen de gasto social para lograr un buen pacto fiscal que permita reducir la segmentación laboral, mejorar la institucionalidad laboral y ampliar la protección social, que a su juicio es «insuficiente».
El Panorama Social de 2011 analiza también la fecundidad en la región, que ha caído de 6 hijos por mujer en 1950 a 2,1 en 2010, casi al borde de las tasas de reemplazo poblacional.
Sin embargo, esta fuerte caída en la tasa de fecundidad general contrasta con la caída moderada en la tasa de fecundidad adolescente, vinculada a jóvenes con menores estudios y con un menor nivel socioeconómico.
«La reproducción de la sociedad se está dando más en los hogares pobres, lo cual es una noticia alarmante», advirtió Bárcena, por cuanto estos grupos tienen un menor acceso a la educación, al empleo y a la protección social.