Tendrá en sus manos el desafío más complejo del gobierno de Bachelet. Deberá decidir sobre el futuro de HidroAysén y asumir el costo político de dar la venia a una matriz energética que incluya carbón, gas y grandes hidroeléctricas.
Alberto Arenas tiene en sus manos el proyecto económico clave desde 1990 –y el que más polémica ha generado: una reforma tributaria que romperá con tres décadas de incentivos tributarios a la inversión y que elevará los impuestos a las empresas–.
Pero no es la única reforma clave que deberá llevar a cabo Michelle Bachelet a partir del 11 de marzo próximo.
El gobierno actual de Sebastián Piñera, que ha sido alabado por el crecimiento económico de su período (aunque el indicador ya inició un franco enfriamiento en el último año), dejará cosas pendientes. Una de ellas, fundamental para el desarrollo económico: la solución a la crisis energética que vive el país.
En su período, ha sido escuálido el número de proyectos de generación eléctrica aprobados. Los tribunales han tenido un rol controversial en la crisis, lo que ha generado preocupantes señales en materia de inversión en ese sector. Tanto, que incluso el gran empresariado y dirigentes políticos de su sector reconocen que es uno de los grandes talones de Aquiles de Piñera.
A fines del año pasado, se estimaba que los proyectos mineros y de energía paralizados superaban los US$40 mil millones… por judicialización o alza en los costos.
A Bachelet le tocará hacerse cargo del tema, pues –de no acelerarse los proyectos en el paradigma de crecimiento actual– la falta de energía se hace inevitable en un par de años más.
Por eso, tal vez, no sorprendió la designación del que será el ministro de Energía a partir de marzo próximo: Máximo Pacheco Matte. El militante PS, de 60 años, es por lejos uno de los mejores puentes de la Nueva Mayoría con los grandes empresarios. Tiene fuertes vínculos tanto en la izquierda como en el gran empresariado. Colaboró en las campañas presidenciales de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Dos de sus hijas están casadas con hijos del senador DC Jorge Pizarro.
Su carrera empresarial lo vincula con diversos grupos económicos, entre ellos Angelini, Luksic y, en los últimos años, el sector forestal, por su destacada participación en el gigante International Paper, donde alcanzó a ser uno de los mayores ejecutivos a nivel mundial. Incluso en sus inicios profesionales fue subordinado del actual Presidente Piñera en el desaparecido Banco de Talca. Luego, asesoró al Banco de Chile antes de la intervención del Estado en 1983 y, después de ello, fue su gerente general.
Manuel Agosin, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, dice que Pacheco es una muy buena elección para el ministerio: «Máximo Pacheco es un gran empresario. No debe haber muchos chilenos que han llegado a desempeñarse en altos cargos en empresas multinacionales y él es uno de esos pocos».
Pacheco, cuya familia por el lado materno se vincula con el ex presidente Arturo Alessandri Palma, fue ejecutivo de Codelco en el gobierno de Patricio Aylwin, tras lo cual se dedicó por completo a la actividad privada.
A mediados de esa década asumió como vicepresidente ejecutivo para la región de la neozelandesa Carter Holt Harvey, que era socia de los Angelini en Copec. Más tarde, representaría a los Luksic en el directorio de algunas de sus empresas, como Lucchetti y Banco de Chile. También estuvo en la mesa de AFP Provida y Falabella. La última estación de su carrera fue la papelera Internacional Paper.
Pachecho tendrá un fierro caliente en sus manos. Todo el país sabe que se requiere más energía eléctrica para el futuro del país, pero nadie acepta que se construya una planta cerca de sus hogares.
Los reclamos medioambientales crecen sin parar y los tribunales han detenido megaproyectos como Central Castilla, en el norte.
No existe estrategia energética en el país, la posibilidad de desarrollar energía nuclear no es una posibilidad tampoco y tanto termoeléctricas como hidroeléctricas enfrentan el rechazo de comunidades y agrupaciones ambientalistas en cada rincón de Chile. El propio Mandatario frenó otra termoeléctrica, Barrancones, en la III Región.
Junto con ello, además, Chile no produce petróleo y, por ende, importa casi todo su combustible, lo que ha derivado en que se disparara el costo de generación eléctrica, afectando a hogares y empresas, con particular impacto en el sector minero.
Pero, sin duda, el más complejo de los desafíos será el proyecto de Endesa y Colbún en la XI Región, HidroAysén, iniciativa que considera casi US$ 5.000 millones de inversión y que aspira a generar 2.750 MW.
HidroAysén se encuentra prácticamente paralizado a la espera de la decisión que tomé el Consejo de Ministros, el cual debe resolver una treintena de reclamaciones hechas tras la aprobación ambiental del proyecto, ocurrida en mayo de 2011.
El gobierno actual lleva dos años sin abordar este punto, a tal extremo que Colbún decidió, en mayo de 2012, suspender los estudios para la construcción de las líneas de transmisión que traerán la energía del proyecto a la zona central de Chile, obras que agregan otros US$ 5.000 millones, sumando el proyecto completo casi US$ 10.000 millones.
La desaprobación pública a HidroAysén caló tan hondo que fue el propio precandidato presidencial de la Alianza Andrés Allamand el que, en noviembre de 2012, afirmó que “HidroAysén está muerto”.
Un alto ejecutivo del sector financiero, pero con buenas redes políticas, dice que Pacheco «tiene bastante de qué preocuparse, la crisis energética va a ser uno de los temas más complejos de estos próximos cuatro años».
Es justamente por este tema que la llegada del único empresario del futuro gabinete de Bachelet concentra las miradas.
Pacheco tiene lazos familiares (aunque lejanos) con la familia Matte, controladora de Colbún, y es considerado muy cercano a Andrónico Luksic. El grupo Luksic controla la propiedad de la minera Los Pelambres y otros activos de ese sector agrupados bajo Antofagasta Minerals. La minería, por cierto, es el sector más interesado en que se aprueben proyectos eléctricos para controlar el aumento de costos derivados de ese insumo.
Y aunque tras ser presentado como ministro Pacheco fue dubitativo respecto de su posición ante HidroAysén, el pasado lo compromete.
En enero de 2013 dio una entrevista a la revista Qué Pasa, en la cual refutó a Allamand, asegurando que “HidroAysén no está muerto”. En ese momento, dijo que debía buscarse una solución de consenso para conjugar desarrollo económico con cuidado al medioambiente.
En dicha entrevista, además, fue posible conocer otros aspectos de la formación de Pacheco, ex Mapu en tiempos de Allende, amigo de Ricardo Lagos y financista de los últimos dos Presidentes militantes del Partido Socialista en Chile.
Pacheco, que vive hace diez años fuera del país, dijo en esa entrevista –tras dos años de dura movilización estudiantil en Chile– que no entendía por qué había tanta disconformidad entre los chilenos, que veía rabia en las personas cuando tomaba un vehículo desde el aeropuerto, pasando por la autopista Costanera Norte y hasta llegar a su departamento en Las Condes.
Aseguró que Chile corría a pasos agigantados al desarrollo, que existe una enorme masa de clase media y que, si bien considera prioritaria una reforma tributaria “progresivista” (emulando dichos de The Economist, un referente a su juicio), ésta debía realizarse “en una ambiente de máxima seriedad, responsabilidad y moderación”. Es decir, todo lo que numerosos empresarios, economistas y el gobierno actual dicen que no tiene la propuesta tributaria de Bachelet y Alberto Arenas, futuro ministro de Hacienda.
Pacheco, además, reveló cuáles son sus referentes informativos para saber lo que ocurría en Chile en ese momento: los diarios La Tercera, de Álvaro Saieh; El Mercurio, de Agustín Edwards; y The Clinic.
Para concretar su rol en el ministerio de Energía, tendrá donde afirmarse. El ministerio de Minería, cartera clave por las necesidades de Energía que tiene ese sector, será dirigido por una ejecutiva íntimamente ligada al sector privado: Aurora Williams.
Williams fue alta ejecutiva en la sanitaria de Antofagasta cuando era estatal y siguió ligada a la empresa cuando tomó su concesión hace diez años el grupo Luksic, el mismo con que Pacheco tiene fuertes vínculos y que posee negocios con la minería en el norte.
Pero, además, Williams dejará su cargo de gerenta de finanzas de la concesionaria del puerto nortino Antofagasta Terminal Internacional, actualmente en manos de la familia Urenda –históricamente ligada a la UDI– y SAAM Puerto, el holding portuario que también controlan los Luksic.
El “empresario” Pachecho Matte no quiso especificar su posición frente a HidroAysén y sólo se remitió al programa de Bachelet. Así, dejó entreabierta la puerta a la incertidumbre acerca de lo que hará sobre este tema, pues la propia Presidenta electa expresó en campaña que HidroAysén, en las condiciones actuales, era inviable.
“No lo apoyaremos”, dijo Bachelet en uno de los últimos debates con Evelyn Matthei, en diciembre pasado. Respuesta distinta a la menos tajante que aportó Pacheco el viernes último: “El proyecto HidroAysen genera muchas dudas, es un tema muy complejo, porque tiene bastantes problemáticas. Lo importante es que todas las decisiones que se tomen sean pensadas para que el país continúe con su crecimiento. Por eso, lo primero es trabajar y luego resolver los problemas en esta materia tan importante”.